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Educación vial



La educación vial (también conocida como educación para la seguridad vial) es el proceso de adquisición, desarrollo e integración de las capacidades o competencias destinadas a promover la seguridad en el tránsito, mejorar las relaciones y conductas viales, y prevenir los siniestros en las vías (evitando o minimizando los daños, cuidando el ambiente y salvando vidas).[1]​ Es un proceso permanente de instrucción y aprendizaje (desde la etapa del preescolar y durante toda la vida) en materia de seguridad vial y promoción de una «cultura vial» en la sociedad, que incluye a las estrategias de prevención, políticas de precaución y normas legales en la materia; a través de conocimientos, destrezas, habilidades, hábitos, valores y actitudes.[2][3]

La educación vial (considerada parte de la educación ciudadana[4]​) es de carácter multi e interdisciplinario, nutriéndose de estudios, investigaciones y aportes de varias disciplinas, como el derecho, la ética, la sociología, la psicología, la estadística, la mecánica, la economía, la ingeniería y las ciencias de la salud, entre otras.[3][1]

Se orientan a la formación acerca de lo que esté vinculado a los transeúntes, la conducta vial, los transportes y las vías de comunicación. Algunos de sus temas prioritarios son:[3]

Los temas del área tratan principalmente sobre el tránsito terrestre, pero también pueden incluir -aunque sea en menor proporción- al transporte fluvial, marítimo y aéreo.

Se denomina así a los tres factores del tránsito, cada uno de los cuales consta, a su vez, de una serie de elementos con sus particularidades específicas:[3][1]

Se denomina cultura vial a la manera en «cómo los seres humanos viven, sienten, piensan y actúan en, desde y para el cotidiano de los espacios de movilización y desplazamiento»,[6]​ lo que incluye a aceras, calzadas, paseos y pasos peatonales, ciclovías, parques públicos, plazas, etc. Es decir, es el modo de proceder interactuando en la vía pública, mismo que debería basarse en el respeto y la cortesía, entre otros valores ciudadanos. Toda comunidad o sociedad «posee su propia cultura vial», la cual no es buena ni mala de por sí, sino susceptible de ser perfeccionada.[6]​ La cultura vial tiene como propósito [7]​ ayudar a todas aquellas personas que transitan a conocer sus derechos y obligaciones para que la víctima no sea perjudicada por no saber las normas que lo protegen y obligan. Además, es necesario que se inculque desde los hogares mediante una educación responsable relacionada con la movilidad.[8]

El objetivo de la cultura vial es prevenir siniestros entre los mismos vehículos o personas que transitan en la calle. Esto se logra a través de la educación, la concienciación y las normas, principalmente enfocados en la vida de cada individuo en tránsito, ya sean conductores, pasajeros, peatones, ciclistas, trabajadores viales, agentes, etc.

Además de las medidas legales, mecánicas, técnicas y de infraestructura requeridas, la educación ha tenido tradicionalmente un papel preponderante en la seguridad vial.

La prevención y minimización de siniestros viales (incluyendo a los accidentes) se realiza a través de los cuatro niveles de seguridad vial:

Esta clasificación guarda relación con la matriz desarrollada por Haddon en los años de 1970, quien al estudiar a los siniestros propuso dividir en tres los momentos de actuación: antes, durante y después de su ocurrencia. Estos tiempos se combinan con los tres factores del tránsito (trilogía vial) para formar una matriz de nueve casillas, conocida con el nombre de su creador.[11]

Los siniestros viales suceden por diversos motivos, mas su denominación no toma en consideración la existencia o no de víctimas, ni tampoco su previsibilidad. El concepto se refiere a aquellos hechos susceptibles de ser evitados por el ser humano, lo que no ocurre con los accidentes, por ser estos últimos hechos fortuitos.

Cualquier incidente negativo en la vías de transporte es considerado un siniestro, mientras que los accidentes son solamente una pequeña parte de los mismos, aquellos que hayan tenido lugar por obra casual o sin mediar responsabilidad humana.[12]

A menudo, las conductas de transgresión de las normas de tránsito durante la circulación por el espacio público (en calidad de conductores, ciclistas, pasajeros o transeúntes) aparecen naturalizadas, sobre todo en cuanto al respeto de las señales y a los reglamentos más actuales. Esto se generalizó en algunos países a partir de hechos como el aumento del parque de rodados (motos, autos, camionetas, transporte público, etc.), la pavimentación masiva de las calles o la adopción de nuevos sentidos de circulación; a lo que debe sumarse la inadecuada o insuficiente educación vial de la ciudadanía.

Los siniestros viales se hallan entre las principales causas de muerte de seres humanos en el mundo, con aproximadamente 3700 víctimas por día.[13][14]

La educación vial formalmente se imparte desde las instituciones educativas y las autoescuelas; pero también tiene lugar de manera no formal e informal desde las familias, organismos estatales, instituciones privadas y medios de comunicación. Para su desarrollo tanto las instituciones públicas (ministerios, agencias viales, ayuntamientos, municipios, etc.) como las privadas y mixtas aportan recursos económicos, coordinan o promocionan proyectos, organizan campañas publicitarias, lanzan libros, y realizan conferencias, encuentros o talleres.[15][16][17]

En las escuelas promueve la transformación de los habitus culturales mal arraigados en «el juego de la calle» (término acuñado por el antropólogo argentino Pablo Wright)[18]​ mediante el trabajo de manera transversal en las asignaturas, a través de una educación del transeúnte que pone en el centro al sujeto, al ciudadano que transita, cualquiera sea el medio o la forma que utilice para desplazarse.[19]

Cada país, estado o provincia (según el sistema político correspondiente) determina si será incorporada la educación vial en los sistemas formales y cómo. La práctica varía bastante en cada país, así como dentro de cada uno, según los currículos y modalidades educativos:

Algunas ciudades poseen parques especialmente equipados, destinados a la formación o apoyo para la educación de niños y jóvenes, en la seguridad vial. Su característica distintiva es la de contar con circuitos espaciales que simulan situaciones de tráfico, los cuales son recorridos a pie, en bicicleta, en kart, etc.[32][33]​ Son conocidos también estos espacios como parques infantiles de tráfico, o de educación vial.[34]

Hechos como la existencia de diferentes elementos en circulación (humanos, vehiculares y ambientales), de distintas funciones desempeñadas por las personas (conductores, pasajeros, peatones, ciclistas, trabajadores viales y agentes),[3][35]​ y de que los trayectos de los transeúntes pueden coincidir; hacen importante la difusión de la educación vial y de su cultura propia.

La educación vial tiene impacto en cuestiones de salud pública, movilidad y derecho, pero no solo atañe a estas áreas. Las acciones de los seres humanos en las vías involucran o pueden involucrar a otras personas, por lo que representan también problemas éticos y de relaciones sociales (resolución de conflictos, actuación colectiva, convivencia armónica, espacios públicos, etc.).[36]

Para lograr los objetivos comunes, los distintos niveles de gobierno, los organismos no gubernamentales, las empresas y la sociedad civil desarrollan programas de educación continua en materia de seguridad vial y promoción de la cultura vial -en cada país y destinada a todas las edades- como elementos necesarios en educación para la vida y en educación permanente en la vida cotidiana




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Comentarios
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Steven:
A b c d e f g h i j k m n ñ q r s y u v x z
2022-09-02 10:03:41
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Steven:
Lo que no entiendo es porque hola siempre😎
2022-09-01 22:36:11
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