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Ejército napoleónico



La Grande Armée (en español, «Gran Ejército»), conocida también como Ejército Imperial Francés, llamada así por Napoleón mientras preparaba la invasión a Inglaterra, es el término militar que se adoptó en Francia para designar su fuerza principal en las campañas militares. En la práctica, el nombre se aplica en concreto al ejército napoleónico, el ejército multinacional congregado por el emperador Napoleón I de Francia en sus campañas de inicios del siglo XIX: las guerras napoleónicas.

La primera vez que Napoleón usó este término fue con ocasión de la reunión de tropas que se hizo en Boulogne-sur-Mer con el fin de invadir Inglaterra, objetivo que no pudo cumplirse al perder el apoyo de la flota hispano-francesa, derrotada en Trafalgar (1805), y hacerse imposible trasladar semejante cantidad de hombres y equipos hasta las islas británicas. En lugar de esto, hubo de dirigir este ejército hacia el Rin para contener los planes austriacos y rusos de invadir Francia.

Originalmente, la Grande Armée consistía en seis cuerpos bajo el mando de los mariscales de Napoleón. A medida que Napoleón conquistaba más y más territorios del continente, el ejército aumentaba de tamaño, hasta alcanzar un máximo de 600 000 soldados (más un millón en la reserva o movilizados) en 1812, justo antes de la invasión de Rusia en la guerra de la Sexta Coalición. En ese momento, la Armée se componía de:

Con excepción de los cuerpos polaco y austriaco, cada contingente era mandado por un general francés.

A pesar de haber tenido su formación y haber sido pionero en maniobras de artillería, Napoleón es muy recordado por la actuación de su caballería. Esta jugó un papel muy destacado durante el proceso de expansión del Imperio Francés, siendo crucial en muchas batallas. La derrota final de Napoleón en Waterloo es atribuible especialmente a errores en la comunicación que causaron que tropas de caballería atacaran demasiado pronto, siendo diezmada al no contar con el apoyo de infantería o artillería. Sin embargo, ya en esta época empieza a notarse la inferioridad de la caballería en combate ante una artillería cada vez más potente, precisa y maniobrable.

El ejército de Napoleón, al igual que la mayoría de otros ejércitos de la época que se dividían en tres ramas principales, estaba compuesto por uno o más cuerpos: Caballería pesada (coraceros y carabineros a caballo), caballería media o de línea (dragones y ulanos) y caballería ligera (húsares, cazadores a caballo y más adelante los mamelucos). Cada cuerpo de caballería estaba formado de manera que cubriera funciones específicas durante las campañas, por lo que los integrantes de cada uno debían tener ciertas características y cualidades requeridas en ese cuerpo. Esto no significa que en ocasiones un cuerpo de caballería ligera no pudiera servir para funciones que solían atribuirse a la caballería pesada.

Tal como se podría esperar de un emperador que fue anteriormente oficial de artillería, los cañones franceses fueron la espina dorsal de las tropas de tierra. Los cañones franceses se usaban de forma general en baterías masivas para debilitar las formaciones enemigas antes de ser objeto de cargas de infantería o caballería. El perfecto entrenamiento de las dotaciones al servicio de la artillería permitió a Bonaparte mover estas armas con gran velocidad tanto para impedir el debilitamiento de las posiciones defensivas como para machacar y abrir brecha en las líneas enemigas. En general, los cañones franceses eran de 4 libras, 8 libras o 12 libras, con los calibres menores siendo sustituidos por calibres de 6 libras al final de las guerras. Los cañones franceses tenían barriles de latón en sus carruajes, ruedas y sus avantrenes estaban pintados de verde oliva.

La Guardia Imperial francesa eran las unidades de élite de aquel tiempo, y habían evolucionado a partir de las Guardias de los Cónsules y de la Guardia Consular. Eran un ejército en sí mismo con divisiones de infantería, artillería y caballería. Napoleón les quería como un ejemplo a seguir para el ejército y también como una fuerza que lucharía con él en numerosas campañas, y que serían completamente leales a él. Aunque la infantería rara vez entraba en combate en masa, la caballería a menudo era arrojada a la batalla como golpe mortal y su artillería solía golpear a los enemigos antes de los asaltos. La Guardia Imperial se componía de tres secciones:

Mientras la gloria de la batalla se la llevaban la caballería y la infantería, los constructores de puentes del ejército de Napoleón (los pontoneros), eran una parte indispensable de la maquinaria militar. Sus principales contribuciones eran ayudar al emperador a desplazar sus fuerzas cruzando obstáculos acuáticos mediante la construcción de puentes de pontones. Las capacidades de sus pontoneros permitían a Bonaparte flanquear al enemigo cruzando ríos cuando el enemigo menos lo esperaba, y en el caso de la gran retirada desde Moscú, salvar al ejército de la completa aniquilación en la batalla del Berezina. Puede que no obtuvieran la gloria, pero Napoleón valoraba mucho a sus pontoneros, y llegó a tener hasta 14 compañías de estos dentro del ejército.

Granadero

Granaderos y cazadores

Cazador

Lancero

Granadero (izquierda) y voltigeur

Carabinero

Dragón

Húsares

Marino de la guardia imperial



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