El Diluvio (en polaco: Potop Szwedzki, «El diluvio sueco») fue un periodo conflictivo de la historia polaca que comenzó en 1655 y al cual se puso fin formalmente con la paz de Oliva en 1660. Coincidió con la Segunda Guerra del Norte (1655-1660).
En 1655 el ejército sueco invadió Polonia, que se encontraba debilitada por la guerra con los cosacos y Rusia, y ocupó casi todo el país. Mientras, rusos y cosacos invadieron los territorios orientales.
El punto de inflexión en la guerra se dio en la defensa del monasterio de Jasna Góra. Los suecos fueron derrotados, pero la guerra y la ocupación de casi todo el país por una inundación de tropas suecas causó grandes daños a la Mancomunidad, incluida la muerte de una parte significativa de la población debida a las hostilidades, al hambre y a las enfermedades; el saqueo de tesoros culturales polacos por el ejército sueco; y, finalmente, la pérdida de la soberanía polaca sobre Prusia.
El Tratado de Bromberg-Wehlau, firmado entre el rey polaco Juan II Casimiro Vasa y el elector Federico Guillermo I, en 1657 permitió el fortalecimiento del estado de Brandeburgo en la política europea. El final del Diluvio marcó asimismo el fin de la época dorada de la República de las Dos Naciones. Un cuarto de la población del país pereció a consecuencia de él y de las plagas que azotaron al país durante el conflicto; la economía del país también quedó muy maltrecha.
La conquista rusa de Bielorrusia alarmó al nuevo soberano sueco, Carlos X Gustavo, quien había obtenido el trono tras la abdicación de Cristina de Suecia en 1654 y temía que los rusos amenazasen sus posesiones en Livonia. Al principio, propuso una alianza al rey polaco Juan II Casimiro Vasa, pero las negociaciones resultaron infructuosas: Carlos Gustavo deseaba extender sus posesiones en el mar Báltico y Juan Casimiro seguía ambicionando la corona sueca.
El fracaso de las conversaciones sueco-polacas precipitó la invasión de la República de las Dos Naciones, mal preparada para afrontarla. La larga guerra con los cosacos y la nueva participación de Rusia en el conflicto habían puesto en un aprieto a Polonia-Lituania, y el país se hallaba en mala situación para combatir a un nuevo enemigo. Los nobles, hartos de los altos impuestos necesarios para sufragar la guerra con los cosacos, no estaban dispuestos a aumentarlos para pagar a las tropas reales necesarias para hacer frente al ejército sueco, veterano de la guerra de los Treinta Años. Los aristócratas creían que era la ambición de Juan Casimiro y sus deseos de hacerse con la corona sueca los que habían desbaratado las negociaciones con el país vecino y desencadenado la nueva contienda.
Con los escasos fondos que aprobó el Sejm en junio de 1655, el ejército polaco, mal mandado, dependía fundamentalmente de las levas de los nobles. A los siete mil soldados de caballería y seis mil quinientos de infantería reunidos con los fondos concedidos por el Parlamento se unieron treinta y tres mil jinetes aportados por los nobles.
Gracias a la connivencia de Brandeburgo que permitió a las veteranas tropas suecas desplegadas en Alemania cruzar su territorio, los suecos acometieron a los polaco-lituanos desde una dirección inesperada: el oeste. Los catorce mil veteranos del general Arvid Wittenberg desbarataron a los mil quinientos peones profesionales y trece mil jinetes de las levas de los nobles polaco-lituanos y obtuvieron su rendición en Ujście el 24 de julio de 1655.
A continuación, Carlos Gustavo desembarcó con refuerzos y condujo al ejército al interior de Polonia.Varsovia, que Juan Casimiro había abandonado. Tras batir a este nuevamente en el territorio de la Pequeña Polonia, Carlos Gustavo derrotó a los restos de los ejércitos polaco-lituanos y Esteban Czarniecki rindió Cracovia; Juan Casimiro se refugió en Silesia.
Tras vencer de nuevo al enemigo en Piątek, entró enMientras, en el este, las tropas lituanas continuaban sufriendo derrotas a manos de rusos y cosacos.Janusz Radziwiłł, gran hetman de Lituania que mantenía tensas relaciones con el rey ,y gran duque, de Lituania Juan Casimiro, decidió romper la Unión de Lublin y admitir la soberanía sueca. El Unión de Kėdainiai del 18 de agosto de 1655 reconocía a Carlos Gustavo rey de Lituania. Este se negó a aceptar una unión sueco-lituana en pie de igualdad, pero prometió respetar los privilegios de la nobleza y nombrar un virrey lituano para el territorio. Un primo de Janusz, Bogusław Radziwiłł, también firmó un acuerdo con los suecos. Otra parte de la nobleza lituana prefirió pactar con el zar ruso Alejo I, mientras que un tercero permaneció fiel al gran duque de Lituania Juan Casimiro.
Cuando los suecos se apoderaron de Malbork, Federico Guillermo I de Brandeburgo, preocupado por conservar Königsberg, se coligó con ellos. Para entonces, la conquista del territorio parecía completa, pues apenas quedaban algunos puntos aislados que todavía resistían a los suecos, entre ellos Gdansk y el monasterio de Jasna Góra, cercano a Częstochowa.
La administración sueca, que impuso confiscaciones y requisas y permitió en ocasiones la profanación y el saqueo de iglesias católicas, atizó la resistencia de polacos y lituanos.hetman Stanisław Potocki que, disgustado porque estos no pagaron a sus soldados, se rebeló el 29 de diciembre y formó una liga de nobles contraria a la ocupación, la llamada Confederación de Tyszowce.
Ya en el otoño de 1655, las bandas formadas por nobles, burgueses y campesinos expulsaron a los suecos de algunas zonas remotas del país. El siguiente revés para los suecos fue la sublevación delEn Jasna Góra, los suecos tuvieron que retirarse, mientras Juan Casimiro atizaba el descontento con los ocupantes y se concertaba con los tártaros de Crimea contra sus enemigos. La explotación sueca y rusa de Lituania suscitó levantamientos campesinos, que facilitaron que el hetman de campo lituano Wincenty Gosiewski expulsase a los suecos del territorio entre 1659 y 1660.
Juan Casimiro volvió a tomar el mando de los nuevos ejércitos, nutridos por una nueva gran leva.Esteban Czarniecki se dedicaban a desbaratar las líneas de comunicación suecas, evitando en todo momento las batallas campales con las principales fuerzas enemigas. Los polaco-lituanos hostigaban a estas con tácticas de guerrilla que las obligaron a encerrarse en las plazas fortificadas. Las victorias polacas hicieron crecer el ejército, que alcanzó los sesenta mil hombres, la mitad de ellos soldados regulares.
Los restos de las tropas regulares al mando deEl 30 de junio de 1656, Juan Casimiro recuperó Varsovia tras un corto asedio, aunque un mes más tarde perdió una batalla librada en los alrededores de la ciudad.transilvanos, cosacos y brandenburgueses no bastaron para desbaratar por completo la recuperación polaco-lituana. En enero de 1657, sin embargo, el príncipe transilvano Jorge Rákóczi II, a quien Carlos Gustavo le había prometido el trono polaco-lituano, invadió el sur de Polonia con cuarenta mil soldados y levantó el cerco de Cracovia, donde los suecos estaban asediados por las fuerzas de Juan Casimiro. No obstante, abandonado por los suecos y derrotado en Medzhybizh el 24 de julio, Jorge Rákóczi renunció al trono polaco-lituano y se retiró a su territorio. Mientras se retiraba su ejército fue aniquilado por los tártaros de Crimea, lo que permitió a los polacos talar Transilvania.
La victoria sueca no detuvo, empero, su retirada. Las alianzas de Carlos Gustavo con losPor su parte, también los polaco-lituanos forjaron alianzas con los enemigos de Suecia.Escania, lo que obligó a Carlos Gustavo a trasladar tropas a Suecia para repeler la acometida. Para remate, el elector de Brandeburgo cambió de bando y se coligó con Juan Casimiro, a cambio de obtener para sí el Ducado de Prusia (Tratado de Wehlau del 19 de septiembre de 1657).
Los austriacos enviaron tropas para combatir junto a Juan Casimiro, si bien este tuvo que pagarlas. Los daneses invadieron el sur de Suecia para tratar de recuperarLos rusos habían firmado la paz en Vilna el 3 de noviembre de 1656.
Con nuevos fondos aprobados por el Sejm, el ejército pudo reconquistar las ciudades pomeranas aún en poder de los suecos en 1658 y 1659. En noviembre de 1658, cayó Toruń tras un largo asedio.
Los suecos entablaron negociaciones con los polaco-lituanos con mediación de Francia. La paz que puso fin al conflicto se firmó el 3 de mayo de 1660 (Tratado de Oliva) y devolvió las fronteras al trazado anterior al conflicto. Las concesiones polaco-lituanas incluyeron la renuncia a reclamar Livonia y la corona sueca y la confirmación de la independencia del Ducado de Prusia.
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