El Wendigo (en inglés The Wendigo) es una novela corta de Algernon Blackwood publicada por primera vez en The Lost Valley and Other Stories (Eveleigh Nash, 1910).
En la región de selvática espesura que se extiende al norte de Rat Portage, en el noroeste de Ontario, dos escoceses, el estudiante de teología Simpson y su tío, el Dr. Cathcart, autor de un libro sobre alucinación colectiva, están en un viaje de caza de alces con los guías Hank Davis y el amante de la naturaleza francés Joseph Défago.
Mientras su cocinero indio, Punk, se queda para atender el campamento principal, los otros se dividen en dos grupos de caza; el Dr. Cathcart va con Hank, mientras Défago guía a Simpson en una canoa río abajo para explorar el vasto territorio más allá.
Simpson y Défago acampan, y pronto queda claro que Défago siente, o al menos cree que siente, un olor extraño y aterrador en el viento. Esa noche, Simpson se despierta para encontrar a Défago encogido de terror por algo fuera de la tienda. Más tarde, Défago corre en la noche, obligando a Simpson a ir a buscarlo. Sigue sus huellas en la nieve durante muchos kilómetros, dándose cuenta de que Défago no es el único conjunto de pistas. El conjunto más grande de huellas no es humano, y gradualmente parece que las propias pistas de Défago se han transformado en versiones más pequeñas del conjunto más grande. Eventualmente, ambos conjuntos de pistas se desvanecen, y Simpson cree que escucha la voz distante de Défago gritando desde algún lugar en el cielo:
Simpson finalmente logra regresar al campamento principal, donde se reúne con los demás. El Dr. Cathcart y Hank regresan con él para buscar a Défago, y cuando acampan una vez más en la espesura, Défago, o alguna horrible parodia de Défago, aparece ante ellos antes de desaparecer nuevamente en la noche.
En conflicto y perturbados por lo que han presenciado, regresan al campamento principal y descubren que Défago, el verdadero Défago esta vez, ha regresado, sufriendo delírium, hipotermia y congelamiento. El pobre guía muere poco después, y los tres hombres quedan en un estado de desconcierto e incertidumbre sobre lo ocurrido. Solo Punk podría haberles explicado lo acontecido, pero huyó a su casa tan pronto como captó el terrible olor que Défago llevaba consigo. Como indio, entendió al instante que Défago había visto al Wendigo.
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