El cholo que se vengó es un cuento del escritor ecuatoriano Demetrio Aguilera Malta, publicado en 1930 como parte del libro de relatos Los que se van. La trama sigue a un hombre llamado Melquíades que decide que la mejor forma de vengarse de Andrea, la mujer que amaba y que lo había engañado, era dejándola a merced del hombre por quien lo había dejado, con quien Andrea tiene una vida llena de miseria y maltratos.
El protagonista del relato, identificado con la etnia chola en el título, aparece así mismo en El cholo del tibrón, otro cuento de Aguilera Malta incluido en Los que se van.
Melquíades conversa con Andrea, a quien había amado desde joven, y le recuerda la época en que pensaban casarse. Estos planes quedaron truncados cuando viajó a Guayaquil para conseguir dinero para la boda, pues a su regreso un mes después se enteró que Andrea lo había dejado por otro hombre. Melquíades en un principio había pensado en matar a machetazos a Andrés, la nueva pareja de Andrea, pero luego se da cuenta de que Andrés no tenía la culpa y que la mejor forma de vengarse de Andrea era no actuando, pues conocía la personalidad de Andrés y sabía que a su lado Andrea tendría una vida miserable, como el tiempo ha comprobado.
Ahora, muchos años después, y luego de haber trabajado lo suficiente como para tener dinero y una buena vida, Melquíades había decidido que era el momento perfecto para volver y contemplar el resultado de su venganza. En medio de las recriminaciones le señala lo fea y envejecida que se ha puesto con los años y las marcas de maltrato en su cuerpo, producto de una vida mucho peor a la que él afirma que habría tenido a su lado. Finalmente la manda a su casa, aseverando que de seguro Andrés ya la esperaba listo para propinarle una nueva paliza. Melquíades se queda solo en la playa, sonriendo ante la satisfacción que le ha producido su obra.
A lo largo del monólogo que conforma el relato, el autor intercala descripciones poéticas del mar frente al que se desarrolla la escena, cuyo furor actúa como reflejo de las emociones de Melquíades. Esta concordancia se mantiene hasta el final del cuento, cuando el protagonista le pide a Andrea que se marche y el mar se muestra finalmente tranquilo. Aguilera Malta utiliza además la imagen del mar para darle universalidad a la historia del relato.
Al igual que el resto de cuentos de Los que se van, El cholo que se vengó utiliza varias técnicas del realismo social para construir una estética en común, entre ellas una ambientación rural, personajes de clase social baja e influencias de la oralidad montuvia en los diálogos. Entre las técnicas utilizadas para crear el discurso rural empleado en el cuento se encuentran la paragoge, por ejemplo al cambiar palabras como "he" por "hei"; la síncopa, particularmente al eliminar la letra "d" en participios como "amado" (que torna en "amao") o "abandonado" (que pasa a ser "abandonao"); el reemplazo de la letra "l" por la "r", como en "culpa" por "curpa"; y la utilización de vocablos arcaicos.
Es notorio el carácter machista del protagonista,
quien ve a Andrea como a un objeto que ha perdido y que se ve reforzado en las descripciones que hace de ella, enfocadas solo en su aspecto físico. Como es común en otros relatos de Aguilera Malta, el personaje femenino responde con pasividad y resignación ante los ataques y ultrajes que recibe. En el caso de este cuento, Andrea no dice ni una sola palabra durante el discurso virulento de Melquíades. Escribe un comentario o lo que quieras sobre El cholo que se vengó (directo, no tienes que registrarte)
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