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El progreso del libertino (William Hogarth)



El progreso del libertino (The Rake's Progress), también conocida como La vida de un libertino, es una serie de ocho cuadros obra del artista William Hogarth.[1]

Las pinturas fueron elaboradas entre 1732 y 1734, siendo grabadas en 1734 y publicadas mediante impresiones en 1735. La serie muestra el declive y la caída en desgracia de Tom Rakewell, el despilfarrador hijo y heredero de un rico mercader, quien tras llegar a Londres dilapida toda su fortuna en lujos, prostitución y juego, a causa de lo cual es encerrado en la prisión Fleet y finalmente internado en el Hospital Real de Bethlem.[2]​ Las pinturas originales se encuentran en la colección del Sir John Soane's Museum, en Londres, donde son expuestas diariamente durante un breve periodo de tiempo.

Por su parte, la suscripción para las impresiones empezó en 1733, si bien Hogarth retrasó la publicación de las mismas hasta el 25 de junio de 1735, día en que los derechos de autor en grabados se convirtieron en ley.[3]​ No obstante, ya habían amparecido numerosas falsificaciones para ese entonces. El juego completo de impresiones costaba 2 guineas, aunque Hogarth puso en circulación un set más pequeño y a un precio más económico, copiado por Thomas Bakewell y con un valor de 2 chelines y 6 peniques. Las placas de cobre originales fueron vendidas por Quaritch en 1921 y actualmente forman parte de una colección privada. Del mismo modo, se cree que Louis Gérard Scotin ayudó a Hogarth en la elaboración de los grabados.[3]

Esta obra inspiró la ópera de Ígor Stravinski El progreso del libertino (1951).

En la habitación del fondo espera otro grupo de comerciantes, entre los que destacan un sombrerero, un sastre, un fabricante de pelucas y un poeta, el cual trata de separarse de la multitud. Por último, sobre la pared, entre los cuadros de gallos (emblemas de las peleas de gallos), destaca una pintura del Juicio de Paris, una copia extranjera de poca calidad la cual se ha hecho pasar por una obra maestra.

En la mesa, una mujer enfadada arroja un chorro de ginebra a otra que la amenaza con un cuchillo, mientras que a la izquierda de la obra aparece una prostituta, que al igual que las otras oculta con lunares postizos las marcas sifilíticas en su rostro, desvistiéndose con el fin de bailar completamente desnuda en el centro de la mesa, sobre una bandeja de hojalata que un sirviente trae junto con una vela, la cual servirá de apoyo a la danza.[5][6]​ En una de las paredes figura un mapa del mundo, el cual está a punto de ser quemado por una de las meretrices, así como retratos de, entre otros, los emperadores romanos Augusto, Tito, Otón, Vitelio y Vespasiano.[6][7]

A diferencia de la pintura, en el grabado, cerca de la escena principal, una especie de casa de juego callejera funciona junto a un poste con la denominación «Black». Aquí, simples niños, corrompidos por la vida de la ciudad, imitan los vicios de los adultos. Uno roba el pañuelo de Tom; otro, de aspecto harapiento, fuma una pipa y se inclina como si fuese un anciano sobre un periódico (The Farthing Post); dos de ellos, en primer plano, lanzan sus dados tras apostar sus medios de subsistencia. El muchacho con la estrella tatuada al costado ha perdido toda su ropa ante su compañero, excepto su gorra y pantalón. El perdedor tiene un vaso de licor, mientras que el ganador posee tres dedales y un guisante (usados como medios de juego). Detrás de ellos, un vendedor de noticias (identificable por la trompeta a su lado) y un escrutador electoral, el cual porta un letrero en su gorra que reza «Tu Voto & Interés - Libertades» («Your Vote & Interest - Libertys»), juegan a las cartas con un aspecto simiesco. Detrás del segundo, un niño hace trampas al revelar el contenido de las cartas a su compañero. En el grabado, además, destacan varios rayos presentes en el cielo, a diferencia de la pintura, en la que no se está desarrollando ninguna tormenta (probable alusión a la leyenda del santo), además de que a Tom le roban su bastón en vez de su pañuelo.

Tom, de apariencia atractiva y majestuosa, se está prostituyendo de la misma forma en que las meretrices lo hacían en la tercera escena. Al tiempo que el libertino desliza el anillo de boda sobre el dedo de su esposa, dirige su mirada a la joven doncella de esta. A los pies de los presentes, un muchacho harapiento cuyo zapato roto permite apreciar los dedos de su pie izquierdo coloca un reposapiés para que se pueda arrodillar la novia, de quien destacan su vestimenta extravagante y su joroba. En el grabado, la anciana guiña un ojo al cura, quien paradójicamente por edad y apariencia encaja mejor como marido de ella que el libertino. Del mismo modo, el diminuto crucifijo que la mujer luce en el pecho la muestra satíricamente como una santa. Por otro lado, el perro agresivo y la perra tuerta ubicados a la derecha reflejan la extravagante y pintoresca alianza que tiene lugar a la izquierda. Al fondo, un capillero trata de impedir que Sarah y su madre, quienes llevan consigo a la hija de Tom, irrumpan en la iglesia para detener el enlace.

Demasiado absortos como para advertir el fuego que comienza detrás, los presentes exhiben varios objetos destinados a apuestas. Uno de ellos, preocupado por sus cuantiosas pérdidas, busca consuelo en la ginebra, mientras que un hombre detrás de él se muerde las uñas. A la izquierda, dos figuras comparten los frutos de su buena suerte en el juego, advirtiendo el fuego únicamente el crupier y otro caballero. A la derecha, tres figuras discuten violentamente mientras un hombre vestido de luto llora posiblemente la pérdida de un recién adquirido legado. Por último, en el grabado, sobre la chimenea, cuelga un anuncio el cual sugiere que incluso los reyes son indulgentes con esta clase de vicios.

Los dos compañeros de celda pronostican su destino inminente: la locura. El hombre desaliñado con peluca harapienta y barba que aparece dando apoyo a Sarah es en realidad un protector. Por su parte, el hombre con gorro de dormir al fondo es un alquimista loco demasiado absorto en su proyecto de convertir metal en oro como para advertir lo que ocurre a su alrededor. Su telescopio sobresale por entre los barrotes, mientras que tres ollas empleadas en sus experimentos aparecen junto a sus libros, descansando un par de alas sobre su cama. Al igual que el libertino, sus maquiavélicos planes para prosperar solo le han traído encarcelamiento y locura.

Por último, en el grabado, en la pared del fondo, se halla la imagen de una moneda de medio penique mostrando a Britania con el cabello suelto. Añadida posteriormente, esta moneda sugiere que en 1763 Hogarth cuestionaba la cordura de la nación británica.


 



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