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Emperador Enrique III



Enrique III (28 de octubre de 1017 - 5 de octubre de 1056), apodado el Negro, miembro de la Dinastía salia. Se convirtió en rey alemán a la muerte de su padre el emperador Conrado II el 4 de junio de 1039.[1]​Fue coronado Emperador por el papa Clemente II en 1046. Fue un claro representante del cesaropapismo, al marcar la supremacía del Emperador sobre el papa. Durante su reinado el Sacro Imperio llegó a su apogeo, punto al cual no retornaría hasta los tiempos del emperador Carlos V

Se casó en 1036 con Guninda, una hija de Canuto el Grande, que falleció dos años después. Enrique III se volvió a casar en 1043 con Inés de Poitou (o Poitiers), hija del duque Guillermo V de Aquitania. Tuvieron varios hijos, entre los que se encontraban el emperador Enrique IV y Judit de Suabia, esposa de Salomón de Hungría.

Combatió a los ducados para conservar el poder del Imperio Romano Germánico. Apoyó la reforma en el seno de la Iglesia.

A la muerte de San Esteban I de Hungría, su sobrino veneciano, Pedro Orseolo, tomó el trono de Hungría y para conservarlo pidió asistencia a Enrique III, ofreciéndole a cambio el vasallaje del reino. Luego de que en 1041 fuese depuesto Orseolo, los nobles húngaros escogieron a Samuel Aba, quien gobernó hasta 1044, cuando Orseolo regresó a Hungría junto con el ejército de Enrique III. Se libró la Batalla de Ménfő, donde los ejércitos de Enrique III y Pedro Orseolo resultaron vencedores. Orseolo gobernó hasta 1046, cuando fue derrotado por Andrés I de Hungría y sus hermanos, todos descendientes de la Casa gobernante de Árpad.

En 1051 Enrique III invadió Hungría con su ejército para reclamarla como su vasallo, pero fue repelido por Andrés I durante la Batalla de Vértes, donde tuvo que escapar a Hainburg con sus tropas. Posteriormente, en 1052, Enrique III volvió a Hungría y decidió asediar Bratislava por via fluvial, lo cual desencadenó la Batalla de Bratislava. Su ofensiva resultó fallida debido a que los húngaros hundieron furtivamente sus barcos durante la noche, y nuevamente se vio forzado a retirarse al Sacro Imperio.

Las pretensiones de vasallaje solo desaparecieron tras la muerte de Enrique III, cuando en 1058 se firmó un tratado entre Andrés I y Enrique IV, hijo del fallecido emperador, por el que Judit, hermana de Enrique IV, sería comprometida en matrimonio con Salomón, hijo de Andrés I.

Murió en 1056 y le sucedió su hijo Enrique IV, que mantuvo su política religiosa.




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