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Empresa Nacional Calvo Sotelo de Combustibles Líquidos y Lubricantes



La Empresa Nacional Calvo Sotelo de Combustibles Líquidos y Lubricantes (ENCASO) fue una empresa española, de carácter estatal, encargada de la elaboración y comercialización de hidrocarburos. Considerada como una de las principales empresas integrantes del Instituto Nacional de Industria (INI), entre los principales logros de ENCASO estuvo la creación de la refinería de Puertollano, que se inauguró en 1966. A lo largo de su historia también llegó a operar varias centrales térmicas y dos ferrocarriles industriales. En 1974 se fusionó con otras empresas del sector para dar lugar a ENPETROL.

La empresa fue constituida el 24 de noviembre de 1942 por iniciativa del Instituto Nacional de Industria (INI),[1]​ en los primeros años del franquismo. Definida como «el mejor exponente de la política autárquica» practicada por el INI,[2]​ ENCASO nació para acometer la fabricación de hidrocarburos en la época de la autarquía y la posguerra. Durante esos años España se encontraba virtualmente aislada del exterior y el país todavía arrastraba las consecuencias económicas de la contienda, con graves carencias en el campo energético. En 1944 el régimen aprobó el Plan Nacional de Combustibles Líquidos, cuya implementación y desarrollo se encomendó al INI. El plan contemplaba la construcción de cuatro grandes complejos industriales —situados en las áreas de Puertollano, Ebro, Puentes de García Rodríguez y Levante—, los cuales dispondrían de centrales térmicas para la generación de electricidad, industrias de fabricación de combustibles líquidos y lubricantes, industrias auxiliares, etc.[2]

Siguiendo las directrices del Plan Nacional, en el municipio coruñés de Puentes de García Rodríguez la empresa «Calvo Sotelo» construyó una central térmica que aprovecharía el lignito de la zona como combustible fósil.[3]​ En el Bajo Aragón llegó a levantar una planta de energía en Escatrón, junto al río Ebro, estableciendo también una nueva línea férrea para mover el carbón de las minas de Andorra hasta la central térmica. Las instalaciones entrarían en servicio en 1949[4]​ y 1952, respectivamente. No obstante, en estos casos las actividades de ENCASO terminaron centrándose más en la generación de energía para el autoconsumo que en la producción de combustibles líquidos. En la zona de Levante, concretamente en Cartagena, se había previsto la construcción de un complejo que incluía una refinería de petróleo. Sin embargo, a finales de la década de 1940 los retrasos en las obras de la instalación eran tales que llevaron al INI a plantearse la necesidad de crear una nueva empresa que se hiciera cargo del proyecto.[5]​ En 1949 se constituyó la empresa estatal Refinería de Petróleos de Escombreras (REPESA), que contaría a su vez con la asistencia técnica y logística de ENCASO.[6]

Más éxito tuvieron sus actividades en Puertollano, en provincia de Ciudad Real. Desde finales del siglo XIX la cuenca carbonífera de Puertollano se había articulado como un importante núcleo de carácter minero-industrial en torno a la extracción de la hulla. En este municipio la empresa estableció en 1956 una factoría para la producción de aceites lubricantes a partir del destilado de pizarras bituminosas,[7]​ material que tenía una gran presencia en la zona.[n. 1]​ ENCASO también dispuso en la zona de una fábrica de ácido sulfúrico que había sido construida en colaboración con firmas estadounidenses del sector.[9]​ Con el tiempo las actividades de la empresa se ampliaron y acabaron abarcando la elaboración de productos como nitrógeno, abonos, carburantes, lubricantes, parafina o disolventes.[10][11]​ Todo ello daría lugar al surgimiento de un importante núcleo industrial. En 1963 el Estado concedió a ENCASO los derechos para construir una refinería petrolífera, que se instalaría en Puertollano.[12]​ Las nuevas instalaciones se inauguraron en 1966[13]​ y contaban con un oleoducto de 267 kilómetros que traía el petróleo desde Málaga.

Para 1970 la empresa «Calvo Sotelo» era de una de las principales sociedades españolas del sector químico. Contaba con un capital invertido 71,5 millones de dólares y con una plantilla de 6.873 trabajadores,[14]​ así como una importante red de instalaciones repartida por toda la geografía española. Su volumen de ventas en aquellas fechas era de unos 93 millones de dólares.[14]​ ENCASO llegó a constituir en su momento la mayor empresa de todas las que poseía el Instituto Nacional de Industria.[15]

En 1972, por acuerdo del Consejo de Ministros, la empresa estatal ENDESA pasó a explotar los yacimientos carboníferos que ENCASO poseía en Puentes de García Rodríguez y Andorra,[16]​ así como las centrales térmicas de Puentes de García Rodríguez y Escatrón. También se transfirió a ENDESA la línea Andorra-Escatrón y el material ferroviario.[17]​ Tras el inicio de la crisis del petróleo de 1973 el régimen franquista apostó por una política de concentración empresarial en el sector petrolífero, que en aquel momento se encontraba en manos de diversas sociedades públicas y privadas. En 1974 se decretó la fusión de las sociedades ENCASO, ENTASA y REPESA —estas últimas también bajo control estatal— para dar lugar a la nueva Empresa Nacional de Petróleos (ENPETROL),[18]​ bajo la égida del INI. Como parte de esta reorganización, la unidad de fabricación de fertilizantes que tenía ENCASO le fue transferida a la recién creada Empresa Nacional de Fertilizantes (ENFERSA).[19]

ENCASO llegó a operar la línea Andorra-Escatrón, con un trazado de ancho ibérico y una longitud de 45,761 kilómetros.[20]​ Este ferrocarril fue construido para transportar el lignito de las minas de Andorra que era empleado como combustible en la central térmica de Escatrón, junto al río Ebro. Para ello, la empresa estatal dispuso de un parque motor propio para operar los trenes de mineral, así como vagones tolvas, etc. La empresa estatal contó entre otras con dos locomotoras-ténder del tipo 2-4-2T construidas por la casa Arnold Jung, denominadas «Andorra» y «Escatrón», así como otra de modelo similar construida por MTM en Barcelona y denominada «Samper de Calanda».[21]​ Otro ferrocarril operado por ENCASO fue el de Puentes de García Rodríguez, de vía estrecha, que enlazaba las minas con la central térmica. Llegó a contar con varios tractores y locomotoras diésel construidas por la casa Krupp, para el arrastre de trenes carboneros.



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