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Enrique de Francia, Conde de Chambord



Enrique de Artois[1]​ (en francés, Henri d’Artois, duque de Bordeaux; Palacio de las Tullerías, París, 29 de septiembre de 1820 – Frohsdorf, Austria-Hungría, 24 de agosto de 1883) fue un príncipe real francés, nieto de Carlos X de Francia, y considerado el rey Enrique V de Francia[2]​ por sus partidarios (1830-1883) tras la abdicación de aquel. En su niñez llevó el título de duque de Burdeos, que le fue concedido a su nacimiento por su tío-abuelo Luis XVIII de Francia.

Hijo póstumo del príncipe Carlos (Duque de Berry e hijo de Carlos X), y de la princesa María Carolina de Borbón-Dos Sicilias. En 1821, por suscripción popular, le es regalado el castillo de Chambord. Su educación hasta 1826 estuvo bajo la responsabilidad de la "Gouvernante de los Hijos de la Duquesa de Berry", vizcondesa de Gontaut (luego duquesa de Gontaut), ejercida con la educación de su hermana Luisa (Mademoiselle). En 1826 se produjo el tradicional traspaso de su educación a manos de los hombres, como era costumbre para los príncipes varones de la Casa de Francia. La educación de los príncipes varones de la Casa de Francia presentaba una estructura bicéfala con un militar de alta graduación como gouverneur y un alto eclesiástico como precepteur, teniendo cada uno de ellos respectivamente dos sous-gouverneurs y dos Sous-precepteurs. Fue su primer gouverneur, el duque de Rivière y tras su muerte en abril de 1828, el barón de Damas, que le siguió al exilio con el mismo cargo. Su precepteur fue el obispo de Estrasurgo, Charles-Marie-Paul Tharin. El 2 de agosto de 1830, debido a los acontecimientos revolucionarios de París, su abuelo abdicó en él, mientras su tío, el duque de Angulema renunció a sus derechos a la corona en el mismo acto.[3][4]​ Las Cámaras hicieron caso omiso de estas renuncias, y el Lugarteniente del Reino, el duque de Orleans procedió a mandar a la familia de Carlos X al exilio. El 7 de agosto, las Cámaras eligieron rey al Lugarteniente del Reino, proclamándolo como tal dos días después. En el exilio, Carlos X designó a Barron Damas como tutor de Enrique de Artois. Casó con María Teresa, hija de Francisco IV, duque de Módena.

Durante casi toda su vida usó el título de conde de Chambord y se le consideró el jefe del partido legitimista. Una parte de esos monárquicos no reconocieron la validez de las abdicaciones de 1830, y siguieron reconociendo rey a Carlos X; mientras otra parte sí aceptó las abdicaciones y consideraron a Enrique como rey.[5]​Después de la muerte de su abuelo Carlos X (1836) la división entre el legitimismo continuó entre los partidarios del Duque de Angulema, designado como Luis XIX, y los suyos que le designaron como Enrique V.[6]

Con la muerte del Duque de Angulema en 1844, Enrique se convirtió en el último miembro de la rama primogénita de los Borbones, y único pretendiente legitimista a la corona francesa. Exiliado en Frohsdorf (Austria), hasta la caída del Segundo Imperio (1870), no intentó seriamente subir al trono, limitándose a redactar manifiestos políticos, pero sin pretender alguna acción política o militar en favor de la monarquía, más aún considerando que Napoleón III no había revocado los impedimentos para el retorno de los Borbones a Francia.

La derrota en la Guerra Franco-Prusiana puso fin abrupto al Segundo Imperio en septiembre de 1870, y no fue hasta 1871 que se firmó la paz con Prusia y Francia pudo dedicar sus energías a establecer cuál sería su forma de gobierno. Enrique trató de aprovechar la coyuntura para promover la restauración de la monarquía, regida por los Borbones; incluso al retornar a Francia tras cesar la proscripción contra la Casa de Borbón a inicios de 1871, Enrique halló que la Asamblea Nacional Francesa (elegida en 1871) tenía mayoría de diputados monárquicos, facilitando así una posible restauración.

Tanto Adolphe Thiers como el general Patrice de Mac Mahon estaban dispuestos a aceptar el retorno de la monarquía si así lo disponía la Asamblea Nacional, y en tal sentido se hicieron algunas negociaciones con Enrique. En 1873, anticipándose a la restauración de la monarquía a la mayoría monárquica de la Asamblea Nacional elegida tras la caída de Napoleón III, el Conde de París, Felipe de Orleans (el nieto de Luis Felipe I que también pretendía el trono francés) renunció a sus derechos al trono francés en favor del demandante legitimista, Enrique de Artois, Conde de Chambord. Ello se debió a que, al carecer de hijos el Conde de Chambord, los derechos sucesorios trono pasarían a Felipe, quien reuniría sobre sí las dos herencias monárquicas francesas: la legitimista (derivada de los Borbones) y la orleanista (derivada de los Orléans).

Parecía en Francia que la restauración iba a realizarse por obra del general-presidente Mac Mahon a inicios de 1873, pero el Conde de Chambord se mostró contrario a cualquier tipo de acuerdo con las instituciones heredadas de la Revolución Francesa, especialmente la aceptación de la bandera tricolor, pues Enrique consideraba que era imposible para él aceptar un trono para "solamente legitimar la Revolución de 1789".

Debido a este rechazo, Enrique exigía que se usara de nuevo como enseña nacional la antigua bandera real de los reinados de Luis XVIII y Carlos X (los últimos borbones en el trono francés), que era de color blanco con flores de lis doradas (llamada le drapeau blanc, en francés). No obstante, para esas fechas el paño tricolor francés heredado de la Revolución había sido símbolo nacional desde 1830, es decir, durante casi 40 años ininterrumpidamente.

La opinión pública francesa rechazaba la idea de volver a emplear el drapeau blanc como bandera nacional, por todo su simbolismo que se identificaba con el Antiguo Régimen pre-revolucionario, y el propio Adolphe Thiers confesó que con esta condición "la monarquía es imposible". Mac Mahon se negó entonces a servir de intermediario entre Enrique y la Asamblea Nacional, la cual rehusó aceptar el restablecimiento de la drapeau blanc pero sin rechazar explícitamente una monarquía regida por Enrique.

Pese a esto, el Conde de Chambord estaba tranquilo al considerar que el gobierno republicano de Mac Mahon instaurado en 1873 era una situación "provisional", lo cual era un sentimiento reforzado porque el propio Mac Mahon era un monárquico que estaba dispuesto a esperar la muerte de Enrique para que el el Conde de París, Felipe de Orleans, un pretendiente más "tolerante y democrático", pudiera acceder al trono de Francia.

No obstante, a lo largo de ese periodo la intransigencia de Enrique le fue restando partidarios (más aún cuando su insistencia en el caso del drapeau blanc se hizo pública) y los diputados republicanos empezaron a alcanzar mayores escaños en la Asamblea Nacional. Finalmente en 1875 los republicanos lograron, con mayoría, la aprobación de la Enmienda Wallon que establecía normas para "la elección de un presidente al fin del periodo de Mac Mahon", lo cual significaba en la práctica instaurar la Tercera República Francesa mediante un pequeño acto legislativo. Aprobada la Enmienda Wallon sin oposición, Francia se convirtió en república de iure y las esperanzas de Enrique quedaron deshechas.

Murió en el exilio en 1883, en el castillo de Frohsdorf, sin haber tenido hijos, por lo que la línea carlista de los Borbones españoles heredó los derechos de la corona francesa sobre la base de que la renuncia de Felipe V de España en 1712 a la corona francesa para sí y para sus sucesores era nula.[7]​ Y por consiguiente su sucesor fue su primo Juan de Borbón y Braganza, descendiente de Luis XIV por línea agnada, a quien sus partidarios reconocieron como Juan III. Sin embargo, una parte de sus seguidores se mostraron partidarios de que llegase a reinar un descendiente de Luis Felipe de Orleans (Felipe VII).[8]​.

En cuanto a los derechos de la corona del reino de Navarra en la Baja Navarra[9]​ los mismos fueron transmitidos a su sobrino el duque Roberto I de Parma [10]​ sobre la base de que, a diferencia del reino de Francia[11]​ en el reino de Navarra no es de aplicación la Ley Sálica,[12]​.

Publicó entre otras obras, Cartas sobre los obreros, Mis ideas y Manifiestos y programas políticos.



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