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Ermua



Extensión del municipio en la provincia

La villa de Ermua es un municipio de la provincia de Vizcaya en el País Vasco, España. Pertenece a la comarca del Duranguesado, aunque organizativamente está integrado en la comarca guipuzcoana del Bajo Deva (en euskera, Debabarrena). Tiene una población de 15.890 habitantes y una extensión de 6,49 km². Es la primera población de la provincia de Vizcaya, entrando por Éibar en Guipúzcoa por la parte occidental de esta. Tal situación de proximidad, y el hecho de pertenecer geográficamente a la cuenca del río Deva, hace que esta localidad se incluya, a muchos efectos, en la Comarca del Bajo Deva, junto a otros municipios guipuzcoanos. Con la vecina ciudad de Éibar forma una misma trama urbana. Ermua creció en los años 60 y 70 a la sombra de su vecina y funcionó como una ciudad dormitorio de esta.

Etimológicamente el nombre de Ermua, que hasta 1805 se escribía Hermua, puede provenir del término vasco Emuas que quiere decir zona o terreno fronterizo, er(ria) territorio o terreno y muga, límite, frontera. En referencia a su límite con Guipúzcoa. Otra teoría sugiere que proviene de eremua (del latín eremus) que significa "páramo o yermo".

Sus armas son un escudo partido: primero en campo de plata, una cruz de gules resaltada de un roble arrancado de sinople, con dos lobos de sable, pasantes, uno por delante y otro por detrás del tronco, cebados de sendos corderos, que es de Vizcaya, segundo en campo de azur, dos estrellas de ocho puntas de oro, puestas en palo, surmontadas de un creciente ranversado de plata y acompañadas a diestra, punta y siniestra de una cadena de doce eslabones de oro puesta en orla, y en jefe una venera de plata cargada de una Cruz de Santiago de gules. Bordura general de oro, cargada con cinco leones pasantes de gules. El todo embrazado por un león.

La bandera de la villa es de color carmesí, con las armas al centro.

Ermua está situada en el este de la provincia y de la comarca. Se ubica en un estrecho valle a orillas del río Ego, afluente del Deba. El relieve de su terreno (muy irregular con escarpadas laderas), junto con el reducido espacio del que dispone, han hecho de Ermua una de las poblaciones con mayor densidad poblacional de todo el País Vasco. Aunque políticamente se encuadra en el Duranguesado, geográficamente pertenece al Bajo Deba junto con Mallabia y Zaldibar (esta última en sus barrios de la vertiente del Ego), lo que hace que para algunos temas se encuadre en esa comarca (Mancomunidad de bajo Deba).

Las comunicaciones están centradas en la carretera nacional N-634, que se convierte en la BI-3344 a su paso por la localidad. Desde la variante de Eibar se puede acceder a la variante de Ermua para llegar al peaje de la AP-8 en Uretamendi. Estas dos infraestructuras, junto con el ferrocarril de vía estrecha de la línea Bilbao - San Sebastián de Euskotren, enlazan Ermua con San Sebastián y Bilbao , capitales de las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya respectivamente.

La carretera BI-2301 la une con la costa vizcaína y la BI-3302 con la vecina Mallabia de la que solamente la separan 3 km.

Ermua limita con los siguientes municipios: al noroeste con Mallabia, al sur y sureste con Zaldíbar y al este con Éibar (Guipúzcoa).

El municipio está compuesto por su núcleo urbano y algunos barrios como los de Ongarai, San Pelayo, Okin Zuri, Santa Ana y San Lorenzo. Estos barrios están muy próximos al centro y forman parte de un mismo núcleo urbano.

Ermua se sitúa en la parte alta de la cuenca del afluente principal del río Deva, el río Ego. Este río se forma muy cerca del municipio al juntarse varios arroyos provenientes del monte Oiz y del monte Urko en la parte norte de su territorio. En la sur los arroyos provienen de Elgueta y Zaldíbar y forman el río Aixola, el cual tiene una presa cuyo embalse suministra agua a la localidad y a Éibar.

La estrechez del valle ha hecho que el río quede cubierto por edificaciones en muchos tramos de su recorrido urbano, al igual que ha sucedido en Éibar.

La orografía de Ermua está marcada por su ubicación al final del valle del Ego. Está rodeada por Oiz con sus 1.026 m de altitud y por Urko con 793 m. Por el otro lado, hacia Zaldibar y Elgeta está Egoarbitza, también cercano a los 700 metros de altura.

Las pendientes de la laderas de estos montes son muy elevadas hundiendo al municipio bajo ellas. Las infraestructuras de comunicación tienen que cruzar la divisoria de aguas entre el río Deba y el río Ibaizabal, la autopista y el ferrocarril lo hacen mediante sendos túneles bajo el puerto de Areitio, mientras que es la carretera nacional N-634 la que lo cruza por el alto. La carretera que se dirige a la costa se une a la Durango-Markina en el alto de Trabakua, de 400 m de altitud.

La economía de la villa está basada en la industria de transformación metálica. Todas la ramas de la trasformación del metal tienen reflejo en sus fábricas. La industria auxiliar del automóvil es muy importante, pero hay fábricas de máquina herramienta, bicicletas, aparellaje... Su población se ocupa tanto en las empresas instaladas en el municipio, que tiene varias áreas industriales importantes, como en los municipios vecinos (los polígonos industriales de Mallabia son en realidad extensiones de los de Ermua) o en las comarcas cercanas del Bajo Deba, Duranguesado y Lea Artibai (esta última con menos incidencia).

El sector primario está muy poco desarrollado al carecer prácticamente de terrenos de uso agrícola, ganadero o forestal. Ha habido alguna explotación minera a cielo abierto pero ya ha sido clausurada.

El sector secundario, como ya se ha comentado, está ampliamente desarrollado en torno a la industria de transformación metálica.

El sector de servicios cubre la necesidades diarias de sus habitantes, centrándose el comercio en Ermua o en Bilbao.

Como en todas las tierras de estos territorios hay huellas de la presencia humana ya desde la prehistoria. Los enterramientos de la Edad de Bronce en pequeñas cuevas deshabitadas, como Kobagorri VI o en amplios abrigos naturales, como Gentilkoba así como en dólmenes cercanos a la villa lo atestiguan.

Los Caristios era la tribu que ocupaba este espacio a la llegada de los romanos la conquista romana y la posteriores guerra contra los visigodos han pasado por la historia de la actual Ermua sin dejar testimonios escritos. Los primeros documentos cercanos hacen referencia a la Merindad de Durango y datan del año 1053 cuando Munio Sánchez funda San Agustín de Echevarría estando estas tierras bajo la corona del reino de Nájera - Pamplona, que luego sería Navarra. Cuando el rey de Castilla Alfonso VIII conquista el Duranguesado y lo cede al Señor de Vizcaya Diego López de Haro en el 1200 el territorio donde se fundaría Ermua pasa a incorporarse a Vizcaya. En este tiempo hay una dualidad jurídica. Por un lado está el fuero de Vizcaya que afecta al territorio rural o tierra Llana, que se organizaba en anteiglesias y por otro los fueros de las villas.

Ermua fue fundada entre 1140 y 1383 como otras muchas villas vizcaínas, aunque se desconoce la fecha exacta. El 20 de enero de 1372, en Burgos el Señor de Vizcaya Juan I de Castilla, confirma la fundación de la villa. Los fueros de Ermua fueron confirmados de nuevo por Juan II de Castilla en 1415 y también en 1420 en Valladolid; y después en 1483 por Isabel la Católica en Durango. El fuero de la villa de Ermua es similar al de Logroño, que otorgaba el trabajo de ferrerías y la explotación del bosque así como el mercado y la celebración de una feria semanal.

Para 1462 Ermua era conocida como villa ferrera y en 1516 hay documentada una fábrica de espingardas y escopetas. Ermua, dominada por los señores de Zaldívar, entra en la guerra de bandos de parte de los Oñacinos. El período de guerra, que no acabó hasta el reinado de los Reyes Católicos, trajo consigo numerosas calamidades. Hay testimonio de que un representante de Ermua asistía a las Juntas Generales de Guipúzcoa en 1445, lo que da pie a pensar que en algún momento Ermua pudiera haber barajado la opción de pasarse a esta provincia.

En 1514 Ermua tenía unos 320 habitantes en sus 71 fuegos que se distribuían por sus 3 calles. La peste hace que Ermua pierda habitantes, para 1630 solo quedan 150, pero la guerra de Sucesión crea unas buenas condiciones económicas que favorecen el desarrollo del pueblo. Entre los siglo XVI y XVIII pleitea con su vecina Zaldua (Zaldívar) por los límites llegando el 7 de mayo de 1543 a un acuerdo sobre los mismos que son fijados y se acuerda la forma de explotación de los terrenos en litigio. La actividad industrial, centrada en el hierro y la producción de armas es continuada e importante. Junto con la vecina Éibar se convierte en uno de los proveedores más destacados. Esta actividad es la que se ha mantenido viva a través del tiempo y ha llegado hasta la actualidad aunque haya cambiado el producto final, la transformación del hierro, es hoy en día como antes, la base de la economía del pueblo.

Perteneciente a la Merindad de Durango, donde por su calidad de villa no podía participar en las Juntas, ocupaba el asiento número 12 en las Juntas Generales de Vizcaya que se reunían en Guernica. En 1800 estas Juntas Generales acuerdan dotar a Ermua de un escribano real.

En 1738 la familia Orbe construye el Palacio del Marqués de Valdespina, mostrando de esta forma su poderío. Los Orbe tuvieron relevancia en el conflicto carlista.

En el contexto de la Guerra de la Convención Ermua cae en poder de los franceses el 29 de agosto de 1794 y es quemada y arrasada casi por completo. En julio de 1795 vuelve a caer en manos francesa pero se firma ya la paz. En el transcurso de esta guerra se ve la necesidad de establecer las fábricas de armas en lugares más lejanos a la frontera y es entonces cuando las reales fábricas se trasladan a Trubia (Asturias) comenzando así la decadencia de la industria armera en la zona, aunque siempre ha gozado de importancia. Del desastre de la guerra tardaría en recuperarse la villa mucho tiempo.

La invasión napoleónica y su imposición hizo que el pueblo se sublevase contra los franceses. En 1809 se juzgaba a seis guerrilleros ermuarras y de Elgeta, condenando a cuatro de ellos a muerte. Hay multitud de denuncias y juicios por la convivencia entre el pueblo y la guerrilla, el apoyo a esta era general y extendido llegando a todas la clases sociales. El 18 de febrero de 1811 consta el fallecimiento de Manuel Domingo de Sarasqueta, natural de Ermua, jefe de guerrillas en la partida del Roxo. Entre 1802 y 1819 Ermua pasa de 357 habitantes a sólo 288 debido a la guerra contra el francés.

En 1843 hay 451 habitantes, la recuperación de la Guerra de la Independencia ya se ha producido, pero en el horizonte aparecen los nubarrones de otro conflicto bélico, esta vez de carácter civil. El Marqués de Valdespina toma parte por los carlistas; el 14 de agosto de 1834 Ermua es arrasada por los liberales. La guerra acaba con el Abrazo de Vergara, pero el Marqués de Valdespina no se resigna, y su hijo tomará parte en las otras dos sublevaciones. La familia Orbe controla la vida municipal plenamente. Son alcaldes o los alcaldes son testaferros suyos. Después de la guerra Carlista se entra en un período de bonanza y prosperidad en todo el País Vasco del que se beneficia la villa. A finales el siglo XIX había 698 habitantes (en 1886 habían llegado a 787 pero la epidemia de viruela la mermó).

Mientras que en la vecina Éibar las elecciones municipales de 1931 hacían que la gente se lanzara a las calles proclamando la República, en Ermua el resultado es un ayuntamiento con un alcalde de la derecha y un teniente de alcalde nacionalista. En 1932 Ermua se posiciona en contra el Estatuto Vasco-Navarro, siendo el único de Vizcaya que lo hace.

La Guerra Civil Española deja a Ermua del lado republicano. El frente se estabiliza en el invierno de 1937 en Éibar, y Ermua quedó como retaguardia inmediata. Llegada la primavera, las tropas sublevadas al legítimo gobierno de la República ocupan la villa, el 26 de abril, en su avance hacia Bilbao.

Pasada la guerra, en 1947, Ermua tenía 1411 habitantes. La industria tradicional sigue unida a las labores agrícolas y ganaderas. Se comienza una modernización que poco a poco va avanzando, en aquel entonces nadie se podía imaginar hasta dónde. A mediados de los años 50 se daban premios a la natalidad y se inauguraba el cine de pueblo. En 1961 hay 3029 habitantes. En la vecina Éibar se está produciendo un desarrollo industrial sin precedentes, la población crece debido a la necesidad de mano de obra para las fábricas de todo tipo que no dejan de producir. Trabajadores de todas las regiones de España llegan en número ilimitado. Ermua no puede quedar al margen del fenómeno y se ve envuelta en la vorágine de crecimiento desordenado. Fábricas y viviendas ocupan todo el terreno del valle. Cubren el río en un intento desesperado de buscar rendimiento al escaso terreno llano. Las viviendas se construyen en ocho y diez alturas y las industrias se desarrollan verticalmente en lugar de horizontalmente. En 1967 hay 11857 habitantes censados y un buen número sin censar que trabajan en Éibar y duermen en Ermua, en esa década la población de Ermua aumento un 340% pasando de 3029 habitantes a 14.651.[3]​ Ermua se convierte en una ciudad-dormitorio de su vecina, entonces villa de Éibar.[4]

Al final de la dictadura, en 1976, Ermua tiene una densidad superior a Bilbao o Barcelona, 2.434 habitantes/Km2. Una ciudad netamente industrial, fuertemente vinculada con Éibar, con una presencia obrera importante y con mayoría de población proveniente de la emigración interna.

En esta nueva situación poblacional la recuperación de las libertades de elección hace que se rompa el secular control de la derecha, principalmente carlista, que se venía produciendo en el municipio. El primer ayuntamiento del nuevo período democrático tiene un alcalde del PSE, que se encarga de realizar una gran reforma urbana en la villa. El desorden que el apresurado crecimiento de los años anteriores causaron intenta ser mitigado con una serie de importantes medidas urbanísticas y con importantes inversiones. Ermua recupera un cierto bienestar habitacional y se va imponiendo, en sucesivos períodos de mandato de alcaldes del PSE-EE, un cierto equilibrio urbanístico y de equipamientos. La crisis industrial de los años 80 hace que la población empiece a disminuir.

El estado de los servicios a los ciudadanos queda evidenciado por los hechos ocurridos a consecuencia de la sequía que azotó España en los años 80 que obligó al municipio a funcionar en un estado de racionamiento total de agua propio de latitudes casi saharianas: 4 horas diarias de agua, búsqueda de fuentes y manantiales en todos los sitios, transporte de agua por tierra, tren y regatos.

La situación política del País Vasco ha tenido una incidencia especial en esta villa. El secuestro y posterior asesinato en 1997 de Miguel Ángel Blanco, concejal por el Partido Popular del País Vasco, por parte de la banda terrorista ETA y la reacción de rechazo que siguió al mismo por parte del pueblo, tanto de Ermua, como del resto del país, marcó un punto de inflexión la historia reciente vasca, generando un sentimiento social multitudinario de rechazo hacia el terrorismo. Estos hechos dieron lugar al llamado Espíritu de Ermua.[5]

Las elecciones municipales celebradas en 2015, dieron el siguiente resultado:

Los resultados en las elecciones de 2011 fueron los siguientes:

Los resultados en las elecciones de 2007 fueron los siguientes, teniendo en cuenta que la lista de ANV fue ilegalizada:

a Irabazi es una candidatura unitaria formada por Ezker Anitza, Equo e independientes.

b En 1999 y 2003 PNV y EA se presentaron en coalición.

c En 1991 y 1995 la izquierda abertzale se presenta como Herri Batasuna y en 1999 como Euskal Herritarrok.

Una investigación ha tratado de sacar a la luz la aportación de las mujeres a la historia de Ermua, demostrando el ocultamiento que éstas han padecido hasta por parte de historiadores actuales. Así, mediante un análisis de los padrones municipales, se ha sacado a la luz un mercado negro de trabajo en el que las mujeres tomaron parte y que posibilitó el desarrollo ermuarra.

El sector secundario es el auténtico estructurador del pueblo de Ermua e impone las contradicciones que se dan en toda la sociedad: por un lado, la mujer ha accedido al trabajo industrial, dada la abrumadora necesidad de mano de obra, pero por otro lado dicho sector debe asegurar la reproducción de la mano de obra. Así, se optó por la expulsión de las mujeres de las fábricas para que se dedicasn a actividades de mantenimiento. La única salvedad es que la mano de obra femenina era también necesaria, por lo que sólo se expulsaron a las mujeres casadas: para ello, los empresarios pagaban una indemnización llamada “dote” con la que “premiaban” a las mujeres que casadas que pasasen a dedicarse a “sus labores” (las labores de mantenimiento necesarias).

Sin embargo, conociendo la realidad social de la familia ermuarra (su extrema juventud, las condiciones sociales en que se forma. su carácter inmigrante, sin lazos con su nueva realidad etcétera), es difícil creerse que el 90 % de las mujeres casadas se dedicasen exclusivamente a las tareas del hogar y no participasen de alguna manera del trabajo remunerado. Las mujeres han trabajado siempre: si antes de la industrialización desempeñaban una labor importante en la economía doméstica agraria, durante y después de la industrialización han trabajado tanto en las fábricas como en los servicios necesarios para el mantenimiento de la clase trabajadora; es decir, han realizado todo el conjunto de actividades de mantenimiento requeridas para producir diariamente la fuerza de trabajo, pero lo han hecho en el marco de la familia y no de un mercado de trabajo.

Pero por otra parte, también se ha demostrado que las mujeres han aportado dinero a la economía familiar y que han seguido participando del trabajo remunerado después de casarse, aunque lo hayan hecho dentro de mercados sumergidos de trabajo: las de patronas, costureras o empleadas de servicio doméstico son actividades que han posibilitado el mantenimiento de la familia obrera y muy especialmente en Ermua, donde las patronas han llegado a dar servicios a más de 2000 personas.

Fuente: "Las Patronas en Ermua". Alazne Astarloa, Oscar Aranda y Fran Carrascosa. [1]

En Ermua destaca por su armonía, el conjunto monumental compuesto por la iglesia y el palacio de Valdespina, que fue imortalizada por el grabado de L. Urgellés en 1890. La relación entre el palacio y la iglesia Santiago Apóstol es intensa. Las cúpulas, de fisonomía semejante, no en vano fueron proyectadas por el maestro cantero guipuzcoano Sebastián de Lecuna que en 1729 recibió el encargo del cardenal Andrés de Orbe y Larreátegui para que realizara su mansión y más adelante le encargó la finalización de la iglesia que llevaba en obras desde 1600, se complementan en una estrecha relación. La imagen se observa a lo lejos, con los jardines del palacio en primer término ya que las estrechas calles del núcleo medieval de la villa impiden obtener esa perspectiva.

Entre sus habitantes han destacado en diferentes materias, trabajos y dedicaciones varios hombres y mujeres, algunos de ellos son estos:

Políticos

Arte, cine, televisión, música y teatro

Deportistas

Moda

Personajes populares



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