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Escuelas clásicas de interpretación pianística



El nacimiento de las grandes escuelas pianísticas se sitúa a comienzos del siglo XIX, cuando el piano como instrumento independiente cristalizó, sobre todo gracias a la figura de Muzio Clementi.

A comienzos del siglo XIX la interpretación del piano tuvo dos posturas técnicas que la condicionaron: la escuela de Johann Nepomuk Hummel que persiguió la claridad de la textura y la fluidez de la técnica, que seguía el espíritu interpretativo derivado de las obras de Mozart. Por otro lado estaba la que buscaba ampliar su dinamismo para conseguir efectos semejantes a los orquestales de gran dramatismo y vigor, tendencia propia de la obra de Beethoven para piano por ejemplo. Ante esta contraposición de pareceres técnicos, Muzio Clementi intentó que el intérprete estuviera preparado para cualquier ocasión derivada de la naturaleza de las obras a interpretar. Luego, el pianismo encontró sus representantes más destacados en John Field (discípulo de Clementi) y von Henselt (alumno de Hummel), además de Chopin, seguidor también de la escuela de Hummel.[1]

A mediados del siglo XIX Liszt se convierte en la referencia absoluta de la interpretación, aunque tiende a centrarse en sus propias obras, especialmente en las trascripciones de obras orquestales de otros compositores. A partir de él se puede distinguir entre los discípulos directos de Liszt y los independientes, casi todos agrupados en la estética menos virtuosística y más sensible de Theodor Leschetitzky. Los pianistas más importantes por la rama lisztiana fueron Carl Tausig, Eugen D´Albert, Moritz Rosenthal, Emil Sauer y Alexander Siloti.[2]

Estos dos últimos fueron a su vez discípulos del gran pianista ruso maestro y contemporáneo de Chaikovski, Anton Rubinstein y de ellos arranca la moderna escuela rusa. Alexander Siloti tuvo dos grandes discípulos, Konstantin Igumnov y Alexander Goldenweiser. De Igumnov parten Yakov Flier— cuyos mejores alumnos fueron Bella Davidovich, Victoria Postnikova, Vladimir Feltzmann, Mark Zelster y Mihail Rudy — y Lev Oborin (Maestro de Vladimir Ashkenazy). Por su parte, de Goldenweiser derivan Tatiana Nikolaieva y Lazar Berman. Paralelamente, podemos hablar de otra escuela rusa que no tuvo savia alguna de Liszt y que parte de Félix Blumenfeld, cuyos principales discípulos fueron Vladimir Horowitz y Heinrich Neuhaus, un verdadero formador de escuela a cuyo tronco pertenecen nada más y nada menos que Stanislas Neuhaus, Sviatoslav Richter, Emil Gilels y Radu Lupu.

Una segunda generación derivada de Liszt incluye a Arthur Rubinstein, Claudio Arrau, Edwin Fischer, Ernö Dohnányi, Wilhelm Backhaus y, más tardíamente, Wilhelm Kempff. Esta generación fue esencialmente concertística y apenas creó escuela, con la excepción de Edwin Fischer (Insigne pedagogo) de quien derivan Paul Badura-Skoda, Jorg Demus, Alfred Brendel y Daniel Barenboim, y de Ernö Dohnányi, de quien derivan Mischa Levitzki, Geza Anda y Georg Cziffra. Indirectamente relacionado con Liszt estuvo Ferruccio Busoni y, a través de él, Egon Petri y posteriormente John Ogdon.

Por parte de la otra rama, la de Theodor Leschetitzky, la primera generación de sus discípulos contó con Vasili Safonov, Jan Paderewski, Artur Schnabel, Benno Moisewitsch, Myeczyslaw Horszowski y Alexander Brailowski. De Horszowski deriva Murray Perahia mientras que Artur Schnabel fue la base de una extraordinaria escuela centroeuropea en la sobresalen nombres tan importantes como Lili Kraus, Adrian Aeschbacher (El pianista “oficial” del III Reich), Clifford Curzon y Rudolf Firkušný. Por su parte, de Vasili Safonov parte la escuela norteamericana abanderada por el canadiense Glenn Gould, Byron Janis, John Browning, Van Cliburn y Andre Watts.

En cuanto a la escuela francesa, caracterizada por un extraordinario refinamiento y detallismo, muy en la línea con la música impresionista nacional de su país, arranca con las figuras del profesor Antoine François Marmontel (Que tuvo como alumnos a Debussy, Fauré y Ravel) y George Matthias (Alumno predilecto de Chopin y del que derivó Nikita Magaloff y, a través de él, Martha Argerich). De parte de Marmontel, nacido en 1816, podemos fijar hasta cuatro generaciones de pianistas franceses: La primera fijada por Marguerite Long, la gran figura pianística francesa de cuya escuela provienen Philippe Entremont, Gérard Tacchino y Bruno Leonardo Gelber. De la segunda generación de Marguerite Long — y muy interconectada con otras ramas derivadas de Marmontel — surgen Alfred Cortot, Lazare-Lévy, Yves Nat y Robert Casadesus. En la tercera generación, por parte de Alfred Cortot, sobresalen Vlado Perlemuter, Dinu Lipatti, Samson François, Karl Engel (Maestro de Maria Joao Pires) y Dino Ciani. Por parte de Lazare-Lévy, Clara Haskil, Monique Haas e Yvonne Loriod (Esposa de Olivier Messiaen). De Ives Nat, Pierre Sancan y el español Juan Padrosa. Dentro de la cuarta generación, como discípulos de Pierre Sancan podemos señalar a Jean-Bernard Pommier, Jean-Philippe Collard y Michel Béroff.

En Inglaterra podemos destacar a Myra Hess; en Italia a Alfredo Casella (De quien derivan Arturo Benedetti-Michelangeli y Maurizio Pollini) y en Polonia a Jan Ekier, de quien proviene Krystian Zimerman.

A continuación se incluye una lista de pianistas clásicos que ilustra la afiliación de la enseñanza de pianista en el orden histórico durante el siglo XIX y del siglo XX con eslabones en las escuelas clásicas conocidas.

Los estudiantes aparecen bajo el enseñante y en orden cronológico, si es posible. Los alumnos con varios enseñantes, han sido puestos en filiación del de mayor entidad.



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