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Escultura en mármol



Escultura en mármol es la denominación de una de las más importantes técnicas de escultura, la que utiliza como materia el mármol. A diferencia de las técnicas basadas en el modelado (como la escultura en bronce), se basa en la talla (al igual que otras, como la escultura en madera). Se utiliza tanto para figuras de bulto redondo como para los relieves; y en cuanto a género escultórico, sobresale su uso en estatuaria, en sepulcros, en fuentes monumentales[1]​ y en todo tipo de monumentos públicos.

El mármol es una roca metamórfica derivada de la roca caliza. Está compuesto en su mayor parte del mineral calcita (una forma cristalina del carbonato de calcio, CaCO3). La fuente original es la sedimentación del carbonato de calcio en forma de restos de animales microscópicos o materiales similares. La roca caliza así formada sufre un proceso metamórfico en condiciones adecuadas de presión y temperatura. La intrusión de distintos materiales, como óxidos metálicos, altera la composición y el color del mármol, que de otra forma es blanco. Los diferentes tipos de mármol forman una gama amplísima; siendo los provenientes de algunas afamadas canteras los más apreciadas por sus especiales características: el mármol del Pentélico (fino y que "envejece" con tonos dorados) que se usó por Fidias en la Atenas clásica, el mármol travertino (con una particular textura y color crema) de canteras cercanas a la ciudad de Roma, o el mármol de Carrara (de una gran pureza y blancura) que utilizó Miguel Ángel.[2]

A pesar de la diferencia petrológica y mineralógica con otras rocas de apariencia y uso escultórico hasta cierto punto similar, como el alabastro, es muy habitual que en textos históricos y artísticos se utilice impropiamente el término "mármol" para referirse a otro tipo de piedras escultóricas.

Frente a otras piedras usadas en escultura, el mármol presenta como cualidad destacada una superficie traslúcida en un grado tal que la asemeja en cierta forma al aspecto de la piel humana, dando a las esculturas de mármol una profundidad visual bajo su superficie que permite un notable "realismo" o verosimilitud en las representaciones de figuras humanas. Otras grandes ventaja es la mayor finura de la granulometría del mármol y la relativa facilidad en su talla, que permite detalles mínimos (como representar cabellos) y pulimento (hasta las texturas más finas).[3]​ A medida que transcurre el tiempo, las esculturas en mármol se hacen más sólidas y durables. El mármol es más resistente a la erosión física que otros materiales, resistiendo mejor el agua (excepto cuando es ácida).

La conservación del mármol es problemática por varias razones: al absorber la grasa de la piel cuando se le toca, lo que le lleva a adquirir tonos amarillentos; en cuanto al ataque de los ácidos, aunque en menor medida que la caliza, se ve afectado por ellos, particularmente la lluvia ácida y las deposiciones de las aves, haciéndole vulnerable a su exposición a la intemperie. En ambas circunstancias, otras rocas como el granito son mucho más resistentes, aunque más difíciles de trabajar y menos apropiados para trabajos refinados.[3]​ En comparación con los metales, el mármol carece de ductilidad y requiere de consideraciones especiales para evitar que su propio peso haga que las extremidades se rompan. En el caso de las copias en mármol de originales en bronce, es habitual añadirle soportes para evitarlo (más o menos dispuestos abruptamente donde son necesarios o disimulados en forma de figuras complementarias cuando es posible),[4]​ a no ser que por sus características sea innecesario, como en la Afrodita agachada[5]​ de Doidalsa.

El trabajo del escultor en mármol comienza con la selección del bloque sobre el que se ha de trabajar. Era particularmente importante para artistas como Miguel Ángel, que explicitó en sus escritos la relación íntima que establecía con el mármol desde la cantera, y cómo definía su trabajo como liberar o hacer salir la forma que ya estaba bajo la superficie y que él veía con su imaginación.

La talla puede realizarse de forma directa, o con un esquema previo realizado en dibujos de las distintas "vistas" que se copian en la superficie del bloque.[6]​ También se realizan bocetos a menor escala o en materiales más baratos (muy a menudo modelados en arcilla o cera), que se trasladan al mármol "por puntos", con distintos tipos de asistencias técnicas, incluso mecánicas ("máquina de sacar puntos").[7]

Términos italianos para las herramientas de talla del mármol:

También se utilizan distintas herramientas y materiales para el pulimentado[9]​ y la obtención de distintas texturas en el acabado, incluyendo escofinas, limas, lijas (para el mármol lo más indicado es la piedra pómez y el esmeril) y productos abrasivos;[10]​ y en algún caso se usan incluso colorantes.

Martillo y cincel son las herramientas utilizadas en la técnica más habitual para la talla del mármol (similar a la de cualquier obra de cantería); se emplea desde la Antigüedad, y aparece descrita en la leyenda de Pigmalión. En Grecia su uso se detecta desde al menos el siglo VII a. C. Consiste en sostener el extremo afilado del cincel contra el mármol y golpear su extremo romo con el martillo, lo que concentra la energía del golpe en un solo punto de la superficie del bloque, haciendo que una pequeña parte del material se desprenda. Los golpes se dan con más fuerza en el desbastado inicial y con más cuidado según progresa la tarea. Así se continúa en una línea que sigue el contorno deseado. Adquirir pericia en esta técnica requiere un prologado entrenamiento. Los canteros experimentados pueden mantener durante prolongadas sesiones de trabajo el ritmo adecuado de golpes, acompasando los movimientos de martillo y cincel en la secuencia conveniente para un trabajo eficaz, cuidando además de respetar las peculiaridades de la composición de cada bloque para evitar rupturas indeseadas.

Para la excavación profunda se usa el taladro. El "calado" que permite la técnica del trépano, una especie de berbiquí que socava desde un lado el interior, dejando intacta la superficie,[11]​ proporciona efectos de luz y sombra que se utilizan especialmente en la decoración escultórica de elementos arquitectónicos en el arte bizantino y el arte islámico.

Capiteles bizantinos del pórtico sur de la Mezquita de Kairouan.

Capitel andalusí, siglo X.

La gran estatuaria egipcia no utilizó el mármol, sino otros materiales pétreos, como el granito, o realizaba la talla de grandes esculturas ciclópeas directamente sobre una pared rocosa. Fue la escultura griega, desde el arte cicládico, la que tuvo el mármol como material idóneo, a una escala humana. Los griegos terminaban las esculturas en mármol con policromía; el aspecto actual de las obras es el resultado de la degradación de los pigmentos. En cambio, los romanos tenían frente a la escultura griega una postura estética cercana a la nuestra: preferían la superficie del mármol sin pintar, y encargaban copias en mármol de los originales griegos en bronce.[12]

Dentro de las técnicas del mosaico romano, el opus sectile utiliza piezas planas de piedras de distintos colores, incluyendo distintos tipos de mármoles; pero las obras resultantes son pictóricas (bidimensionales), no escultóricas.

Kore de Samos, ca. 570-560 a. C.

Detalle del Jinete Rampin, ca. 550 a. C.

Kuros de Creso o de Anavyssos, ca. 540–515 a. C.

Kore del Peplo, ca. 530 a. C.

Koré de Eutidico, ca. 490 a. C.

Harmodio y Aristogitón (los tiranicidas), copia romana de la obra de Kritios y Nesiotes.

Atenea pensativa, Museo de la Acrópolis, Atenas.

Estela del cazador o Gran relieve de Scopas,[21]​ de Scopas o su taller, ca. 340 a. C.

Marsias, copia romana de un grupo escultórico griego del siglo II a. C.

Hermafodita dormido,[22]​ siglo I, Museo Nazionale Romano, Palazzo Massimo Alle Terme, Roma.

Antinoo Mondragone,[23]​ una de las numerosas representaciones de Antínoo, ca. 130.

La escultura románica, subordinada a la arquitectura (capiteles historiados, pórticos), no tuvo preferencia por el mármol, que en cambio sí aparece en elementos estructurales y decorativos (fustes y otros elementos de columnas, a veces reutilizados de construcciones romanas -especialmente en el prerrománico- y losas para cubrir suelos y muros). Tampoco es muy habitual en la escultura gótica, aunque en esta época la escultura adquiere presencia independiente en retablos (donde lo habitual es la talla en madera, aunque también se usa el alabastro y otras piedras, incluido el mármol) y los monumentos funerarios. Son excepcionales algunos púlpitos italianos:

Desde el Renacimiento se impuso un gusto artístico que sacralizaba las esculturas de mármol de la Antigüedad, que se buscaban ávidamente y que alcanzaban cotizaciones extraordinarias en el mercado de arte.

A partir del Renacimiento se recupera la tradición romana de la utilización de mármoles, junto con otros materiales, en la elaboración de piezas bidimensionales (intarsio, pietre dure).

San Jorge de Donatello.

Sepulcro de Lady Elisabeth Carey, de Nicholas Stone, 1617-1620.

Fama de Luis XIV, de Antoine Coysevox, 1701-1702.

Caballos de Marly, de Guillaume Coustou, 1743-1745.

La fe, de Luis Salvador Carmona, 1753.

El genio del mal o El Lucifer de Lieja, de Guillaume Geefs, Catedral de Lieja, 1848.[36]

Viento de Oeste, de Thomas R. Gould, 1876.

La Diosa, de Josep Clarà, 1909.

Bocca della Verità, Roma, que probablemente fuera una antigua fuente.

Fuente de Neptuno (Florencia), 1563-1565, Bartolomeo Ammannati y Giambologna.

Fuente de los Cuatro Ríos, Roma, 1651, Gian Lorenzo Bernini.

Fontana di Trevi, Roma, 1735, Nicola Salvi.

El "pozo bello" que da nombre al palacio de Schönbrunn.

Bosquet des Bains d'Apollon en los jardines de Versalles, 1776-1778, Hubert Robert.

Fuente de Cibeles, Madrid, 1782, Francisco Gutiérrez, Roberto Michel, Miguel Ximénez y Ventura Rodríguez.

The Naked Ladies ("Las damas desnudas"), cercanías de Londres, finales del XIX o comienzos del siglo XX. -The Statues at York House, fuente citada en en:The Naked Ladies-

Copia romana en mármol del Discóbolo de Mirón.

Diadumeno Farnese, copia de un orignal de Policleto.

Copia romana en mármol del Doríforo de Policleto.

Hermes con el niño Dionisio, copia romana en mármol de un original de Praxíteles.

Apolo Sauróctono, copia romana en mármol de un original de Praxíteles.

Afrodita Cnidia, copia romana en mármol de un original de Praxíteles.

Fauno Ruspoli, copia romana del Sátiro en reposo (periboetos o anapauomenos) de Praxíteles.

Copia romana en mármol del Apoxiomenos de Lisipo.

Copia romana en mármol de Eros con el arco-Web de los Museos Capitolinos, fuente citada en it:Eros con l'arco- de Lisipo.

Sandalbinder (Hermes calzándose las sandalias, también identificado con Jasón),-Catalogue of the Ny Carlsberg Glyptotek. Fuente citada en en:Hermes Fastening his Sandal- copia romana en mármol de un original del círculo de Lisipo.

Copia romana en mármol del Meleagro de Scopas.

Copia romana del Pothos de Scopas, restaurado como un Apolo kitharoidos.

Diana, posiblemente una copia de un original de Leocares (Museo del Louvre). Nótese como el ropaje y el paisaje vegetal se usan para sostener la figura.

Atalanta, siglo I a. C., atribuida a Pasiteles. A pesar de ser una escultura original, las características del mármol hacen que necesite del soporte.

Estatua ecuestre de Luis XIII, de Jean-Pierre Cortot y Charles Dupaty, 1821. -Montalbetti Valérie, fuente citada en fr:Statue équestre de Louis XIII-

Copia en mármol del Museo del Louvre.

Versión en bronce de pequeño tamaño en la Gliptoteca de Copenhague.

Copia del Staatliche Kunstsammlungen, Dresde.

Compárese con este relieve romano, Museo del Prado, Madrid.

Copia de Nápoles.

Copia de Roma. Los niños fueron usados como modelo en Leda y el cisne (Leonardo).

Livia como Ceres, Madrid.

Otra Livia de Madrid, sentada y sin cornucopia.

Livia como Ceres, París.



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