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Esculturas de la Plaza de Cataluña




El conjunto de esculturas de la Plaza de Cataluña fue creado entre 1927 y 1929 para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. La Plaza de Cataluña (en catalán, Plaça de Catalunya) es uno de los centros neurálgicos de Barcelona, y está situada en el distrito del Ensanche, en la confluencia entre la Rambla de Canaletas, la calle de Pelayo, la ronda de la Universidad, la Rambla de Cataluña, el Paseo de Gracia, la Ronda de San Pedro, la calle de Fontanella y el Portal del Ángel. Tiene una superficie de 5 hectáreas.[1]

La Plaza de Cataluña empezó a urbanizarse en 1902, aunque el punto culminante de las obras se realizó en los años 1920, con vistas a la celebración de la Exposición Internacional. En 1927 se organizó un concurso público para decorar la plaza, en el que se decidió la instalación de 28 esculturas, de autores como Eusebi Arnau, Joan Borrell, Enric Casanovas, Josep Clarà, Josep Dunyach, Jaume Duran , Pablo Gargallo, Josep Llimona, Frederic Marès, Enric Monjo, Vicenç Navarro, Llucià Oslé, Miquel Oslé, Jaume Otero, Antonio Parera, Josep Tenas y Josep Viladomat.[2]​ Este conjunto es uno de los más grandes de Barcelona en cuanto a arte público, y supone un auténtico museo de esculturas al aire libre.

En Barcelona se guardaba un grato recuerdo de la Exposición Universal de 1888, que supuso un gran avance para la ciudad en el terreno económico y tecnológico, así como la remodelación del parque de la Ciudadela. Por ello, en los años 1920 se proyectó una nueva exposición, para dar a conocer los nuevos adelantos tecnológicos y promover la imagen de la industria catalana en el exterior. De nuevo, la exposición originó una remodelación de una parte de la ciudad, en este caso la montaña de Montjuic, así como de sus zonas colindantes, especialmente la plaza de España. Pero también se realizaron numerosas actuaciones por toda la ciudad, como la remodelación de la plaza de Cataluña; se ajardinaron las plazas de Tetuán, Urquinaona y Letamendi; se construyó el puente de Marina; y se prolongaron la avenida Diagonal hacia el oeste y la Gran Vía de las Cortes Catalanas hacia el suroeste. También se realizaron diversas obras públicas: se mejoró el asfaltado de calles y el alcantarillado, se instalaron lavabos públicos y se sustituyó la iluminación de gas por la eléctrica. Se remodelaron diversos edificios, como el Ayuntamiento y la Generalidad, se terminaron el edificio de Correos y la Estación de Francia, que llevaban varios años en obras, y se construyó el Palacio Real de Pedralbes como residencia de la familia real. Por último, se mejoraron las comunicaciones de la ciudad, con la construcción del Aeropuerto del Prat, la mejora de los enlaces con los barrios periféricos, la electrificación de los tranvías públicos y la ampliación de la línea 1 del Metro. Todas estas obras públicas comportaron una fuerte demanda de empleo, provocando un gran aumento de la inmigración hacia la ciudad condal, proveniente de todas partes de España.[3]

La Exposición supuso un gran desarrollo urbanístico para Barcelona, así como un banco de pruebas para los nuevos estilos arquitectónicos gestados a principios del siglo XX. A nivel local, representó la consolidación del novecentismo, estilo de corte clasicista que sustituyó al modernismo preponderante en Cataluña durante la transición de siglo. Además, supuso la introducción en España de las corrientes de vanguardia internacionales, especialmente el racionalismo arquitectónico, a través del Pabellón alemán de Ludwig Mies van der Rohe.[4]

Por lo que respecta a la plaza de Cataluña, se llevó a cabo una profunda remodelación. Antiguamente era una explanada a las afueras del núcleo medieval, que no empezó a urbanizarse hasta 1902. Esta plaza no estaba prevista en el plan de Ensanche de Ildefonso Cerdá, y fue añadida a dicho proyecto por el consistorio barcelonés, como nexo de enlace entre la ciudad vieja y los nuevos barrios surgidos tras el derribo de las murallas medievales. Desde 1860 se construyeron diversas edificaciones, como casas y locales de ocio de diverso tipo, como circos y teatros. Para la Exposición Universal de 1888 se hicieron algunos trabajos de jardinería y se instaló un estanque con surtidor en el centro de la plaza. Entre finales del siglo XIX y principios del XX se fueron expropiando los terrenos necesarios para la plaza, y en 1902 se hizo la primera intervención efectiva, en forma de caminos y parterres, con un trazado en forma de aspa.[5]

Desde entonces se fueron barajando varios proyectos de urbanización que no llegaron a buen puerto, el último el diseñado por Josep Puig i Cadafalch en 1915. Finalmente, en 1923 se organizó un concurso de proyectos entre profesores de la Escuela de Arquitectura, y el 17 de febrero de 1925 fue elegido el elaborado por Francesc Nebot, director de la Escuela y teniente de alcalde de Obras Públicas, al frente de un equipo formado por Pere Domènech i Roura, Enric Catà, Eugenio Cendoya, Félix de Azúa y Antoni Darder. Las obras tuvieron lugar entre 1926 y 1929, aunque durante su transcurso la plaza fue inaugurada por Alfonso XIII el 2 de noviembre de 1927.[6]

En medio del proceso, en enero de 1927, Nebot dimitió como director de las obras, debido a que el consistorio rechazó su intención de situar en la parte alta de la plaza un templete con columnata decorado con esculturas femeninas. Fue sustituido por Joaquim Llansó, ayudado por Josep Cabestany y Nicolás María Rubió Tudurí.[7]

Para decorar la plaza se organizó un concurso público en 1927, con un jurado formado por políticos y técnicos municipales y una representación de las principales entidades artísticas de la ciudad. [8]​ Se presentaron 90 proyectos, de los cuales se escogieron los grupos alegóricos de la Sabiduría y el Trabajo de los hermanos Oslé para figurar frente a las Ramblas; tres alegorías de las provincias catalanas (Barcelona, de Marès; Gerona, de Parera; y Lérida, de Borrell) —la de Tarragona se encargó fuera de concurso a Jaume Otero—; 16 estatuas de piedra para el templete con columnata diseñado por Nebot, con obras de Viladomat, Tarrach, Clarà, Llimona, Casanovas, Dunyach, Navarro, Arnau y Gargallo; y 12 estatuas y altorrelieves para las hornacinas de la plaza, de los artistas Llimona, Navarro, Arnau, Tenas, Duran, Monjo, Gargallo, Alsina, Tarrach, Renart, Rebull y Soto. Sin embargo, por la «notoria diferencia de estilo con el resto de la plaza» las obras de los cinco últimos fueron finalmente rechazadas en marzo de 1928, y sustituidas por otras de Monjo, Marès, Otero, Parera y Borrell. Por otro lado, la derogación de la construcción del templete superior provocó que en mayo de 1929 ocho de las dieciséis esculturas previstas para ese espacio finalmente no se colocasen, mientras que el resto se ubicaron en una terraza que sustituyó al templete. En último lugar, se aprobó la colocación de La diosa de Clarà, un encargo fuera del concurso.[9]

Finalmente se instalaron 28 obras: Maternidad, de Vicenç Navarro; Joven, de Josep Dunyach; El forjador, de Josep Llimona; Mujer con niño y flautín, de Josep Viladomat; Figura femenina, de Enric Casanovas; Juventud, de Josep Clarà; Pastor de la flauta, de Pablo Gargallo; Navegación, de Eusebi Arnau; Barcelona, de Frederic Marès; Montserrat, de Eusebi Arnau; Figura femenina, de Josep Llimona; Hércules, de Antonio Parera; Mujer con ángel, de Vicenç Navarro; Tarragona, de Jaume Otero; Fuente de los seis putti, de Jaume Otero; Lérida, de Joan Borrell; Mujer con imagen de la Virgen, de Enric Monjo; El espíritu popular, de Jaume Otero; Pastor del águila, de Pablo Gargallo; Pomona, de Enric Monjo; Sabiduría, de Miquel Oslé; La diosa, de Josep Clarà; Trabajo, de Llucià Oslé; Emporion, de Frederic Marès; Pescador, de Josep Tenas; Mujer, de Joan Borrell; Montseny, de Jaume Duran; y Gerona, de Antonio Parera.[10]​ Originalmente estaba también en la plaza el grupo Niños cabalgando peces (1928), de Frederic Marès, una fuente con surtidores de agua y cuatro de las figuras que indica el título, que fue trasladada en 1961 al cruce de Gran Vía y Rambla de Cataluña.[11]

Con relación a este conjunto, algunos cambios realizados sobre la marcha en el proyecto original motivaron la sustitución de varias piezas y su traslado a otras zonas de la ciudad. Uno de los motivos principales fue la anulación del templete proyectado por Nebot, por lo que algunas de las esculturas confeccionadas para este elemento fueron recolocadas en diferentes lugares: cuatro de ellas, ejecutadas por Eusebi Arnau, Josep Llimona, Enric Casanovas y Àngel Tarrach, fueron colocadas en el muro de entrada del Palacio Real de Pedralbes; otras dos, de Josep Dunyach (Diosa) y Vicenç Navarro (La noche), fueron instaladas en el parque de la Ciudadela; y dos más (Fertilidad, de Josep Clarà, y La vendimiadora, de Pablo Gargallo), en los Jardines de Miramar, en Montjuic. Otro de los motivos del excedente de obras fue la decisión de que todos los grupos escultóricos de la plaza fuesen realizados en bronce —excepto los de la terraza superior, que son de piedra—, con el resultado que algunas obras que ya habían sido ejecutadas en piedra tuvieron que repetirse, y las sobrantes fueron reubicadas: se trata de Lérida, de Manuel Fuxá, y Tarragona, de Jaume Otero, que fueron instaladas en la avenida Diagonal, frente al Palacio Real de Pedralbes. Por último, la obra titulada Marinada o Danzarina, de Antonio Alsina, fue situada en los jardines del Umbráculo, en el paseo de Santa Madrona de Montjuic, en este caso por tratarse de un desnudo femenino que no fue visto con buenos ojos por la moral imperante en el momento.[12]

Cabe señalar que entre noviembre y diciembre de 1928 diversas asociaciones religiosas y de padres de familia lanzaron una campaña moralizante en contra del exceso de desnudos en el conjunto de la plaza, que fue contestada entre diciembre de 1928 y enero de 1929 por diversas asociaciones artísticas, e incluso un grupo de damas católicas que opinaban «ridículo considerar el desnudo en el arte como obra obscena». Aun así, la campaña moralizante provocó la retirada de La diosa de Clarà por unos meses, aunque luego fue retornada a su ubicación. Su principal logro fue el exilio de la Marinada de Antonio Alsina a un lugar apartado en la montaña de Montjuic —este escultor se quedó sin obra en la plaza, ya que otra de las inicialmente aprobadas, Los bueyes de la abundancia, fue descartada por razones estilísticas, y tras un tiempo guardada en un almacén, actualmente se halla en el parque de la España Industrial—. Por otro lado, algunas de las obras fueron mutiladas, como la primera versión del grupo Tarragona de Otero —actualmente en la Avenida Diagonal—, que presentaba un desnudo femenino integral que se tuvo que cubrir con un drapeado en el pubis, al tiempo que un angelote desnudo que había sobre un delfín fue eliminado.[13]

Desde 1929 el conjunto escultórico de la plaza se ha visto prácticamente inalterado, con la excepción del traslado en 1961 de la Fuente de los niños cabalgando peces, o la sustitución en 1982 de La Diosa de Clarà por una copia, ya que el original fue ubicado en el vestíbulo de la Casa de la Ciudad. En 1937 se colocó un Monumento al soldado desconocido, obra de Miquel Paredes, que fue retirado a los dos años tras la victoria del ejército franquista.[14]​ En 1959 se instalaron las fuentes ornamentales del lado de montaña de la plaza, obra de Fernando Espiau Seoane. La última escultura fue colocada en 1991, el Monumento a Francesc Macià de Josep Maria Subirachs. En 1993 fueron sustituidas por copias la Juventud de Clarà y el Pastor de la flauta de Gargallo, debido a su estado de deterioro. En 2008 se hicieron unas obras a cargo de la empresa RUBATEC de remodelación del pavimento que rodea la plaza, del mosaico que alberga en el centro y mejora de los accesos añadiendo rampas.[15]

Tarragona, de Jaume Otero, avenida Diagonal.

Marina, de Eusebi Arnau, Palacio Real de Pedralbes.

Fertilidad, de Josep Clarà, jardines de Miramar.

La vendimiadora, de Pablo Gargallo, Jardines de Miramar.

Diosa, de Josep Dunyach, parque de la Ciudadela.

La noche, de Vicente Navarro, Parque de la Ciudadela.

Marinada, de Antonio Alsina, jardines del Umbráculo, Montjuic.

La Plaza de Cataluña tiene forma de cuadrilátero irregular, más ancho por su parte meridional que por la septentrional. En el lado de montaña, donde debía ir el templete diseñado por Nebot, se instaló una terraza situada a un nivel ligeramente superior que el resto de la plaza, donde se ubicaron las ocho estatuas escogidas de las dieciséis previstas inicialmente para este lugar, todas de piedra, situadas sobre peanas o sobre las barandillas de la terraza, cuatro encaradas hacia montaña (Maternidad, de Navarro; Joven, de Dunyach; Pastor de la flauta, de Gargallo; y Navegación, de Arnau), y cuatro hacia mar (El forjador, de Llimona; Mujer con niño y flautín, de Viladomat; Figura femenina, de Casanovas; y Juventud, de Clarà). En esta terraza estaba situada la fuente Niños cabalgando peces de Marès, traslada en 1961 al cruce de Gran Vía y Rambla de Cataluña, mientras que en 1959 se instalaron las fuentes ornamentales diseñadas por Espiau.[16]

El resto de esculturas, todas de bronce, se encuentran repartidas a lo largo de una balaustrada de forma oval situada en el interior de la plaza, rodeada de encinas y que circunda el mosaico central de la plaza, que suele estar poblado de palomas. Están ubicadas en peanas u hornacinas situadas en unos altos pilares de columnas pareadas, de los que hay dos entre cada grupo emplazado sobre pedestal. Estos pilares tienen también unos relieves con escudos de las capitales catalanas, obra de Antoni Agramunt Marsal. Las obras son las siguientes, en el sentido de las agujas del reloj desde el cruce entre el Paseo de Gracia y la Ronda de San Pedro: Barcelona, de Marès; Montserrat, de Arnau (lado de montaña), en el mismo pilar que Figura femenina, de Llimona (lado de mar); Hércules, de Parera (montaña), emplazado con Mujer con ángel, de Navarro (mar); Tarragona, de Otero; Fuente de los seis putti, de Otero (encarada al Portal del Ángel); Lérida, de Borrell; Mujer con imagen de la Virgen, de Monjo (lado de Besós), en el pilar que forma pareja con El espíritu popular, de Otero (lado Llobregat); Pastor del águila, de Gargallo (Besós), ubicado con Pomona, de Monjo (Llobregat); Sabiduría, de Miquel Oslé; Trabajo, de Llucià Oslé; Emporion, de Marès (cara al mar), en el reverso del Pescador, de Tenas (cara a montaña); Mujer, de Borrell (mar), emparejado con Montseny, de Duran (montaña); y Gerona, de Parera. Por último, en el ángulo sureste de la plaza, frente a las Ramblas, se situó en el interior de un estanque La diosa de Clarà; junto a ella se emplazó en 1991 el Monumento a Francesc Macià de Subirachs.[17]



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