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Espacio Carta Abierta



El Espacio Carta Abierta o Carta Abierta fue un grupo de intelectuales argentinos formado en 2008 para respaldar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y disuelto en diciembre de 2019.[1]

El grupo tuvo su origen durante el paro agropecuario patronal, en el que durante 129 días (entre el 11 de marzo de 2008 y el 18 de julio de 2008) los grandes productores del campo realizaron una serie de medidas para interrumpir algunas actividades económicas, como el transporte interurbano, las exportaciones agrarias, bloqueos de rutas y puertos. Posteriormente mantuvieron una postura afín al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y crítica del mandato de Mauricio Macri. Dos días antes de la asunción de Alberto Fernández anunciaron su disolución.[1]

Los integrantes de Espacio Carta Abierta hicieron su primera presentación pública el 13 de mayo de 2008 en la librería Gandhi, en la ciudad de Buenos Aires, en una mesa integrada por Horacio Verbitsky, Nicolás Casullo, Ricardo Forster y Jaime Sorín, donde presentaron la primera «carta abierta», firmada por setecientos cincuenta intelectuales y artistas. Pese a su afinidad ideológica con el partido Frente para la Victoria y a la presencia del expresidente Néstor Kirchner en algunos de sus actos, se define como un espacio no partidario,[2]​ a diferencia de otros intelectuales o escritores abiertamente kirchneristas como los blogueros del Movimiento Peronista Bloguero (MPB).

Desde mayo de 2008 se han ido difundiendo distintas cartas.[3]

La primera[4]​ describió un clima destituyente en el desprecio por la legitimidad gubernamental.

«Por una nueva redistribución del espacio de las comunicaciones» se tituló la segunda[6]​Carta Abierta que reflexionó sobre el rol de los medios de comunicación y la posible derogación de la Ley de Radiodifusión de 1980. Se creó con este propósito la comisión de Medios Audiovisuales.

La tercera carta abierta surge en pleno conflicto con las patronales agropecuarias.

La tercera carta[8]​ analizó el surgimiento de una «nueva derecha» que toma conceptos de la izquierda para disfrazar sus intereses. En junio de 2008, las más de 1500 personas de la cultura, la educación, las ciencias y las artes, que conforman el espacio carta abierta, se pronunciaron sobre la situación política. En esta carta se examina el surgimiento y las características de una «nueva derecha», un actor social que se piensa «contra la política», que «reclama eficiencia y no ideología» en defensa de «los poderes existentes».

El tema había sido anticipado pocas semanas antes por Nicolás Casullo, mientras se discutía la elaboración de la tercer carta: La derecha en Occidente constituye un armado modernizante desde una opinión pública mediática expandida diariamente. Configura el reacomodamiento de un tardo capitalismo, camino hacia otro estado de masas, incluidos amplios segmentos progresistas conservadurizados. Operatoria que busca plantear el fin de las ideologías, el fin de las disputas de clase, el fin de las derechas y las izquierdas, precisamente como premisas disolventes de todo sentido de conciencia sobre lo que realmente sucede con la historia que se pisa. No azarosamente, crece desde que el dominio económico tuvo que endurecer y dividir el planeta, desde los años ochenta, entre perdedores y ganadores netos. Lo mediático es hoy su gran operador: el espíritu de época encarnado, diría Hegel. Derecha como Sociedad Cultural que nos cuenta el itinerario de los procesos. Que coloca los referentes y las figuras, y decide cómo encuadrar lo que se tiene que ver y lo que no se tiene que ver. La derecha, desde esta operatividad cultural, es la disolvencia de lugares y memorias. Es un relato estrábico, como política despolitizadora a golpes de primeros planos y títulos sobreimpresos.[9]

En tanto, el sociólogo y director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, se adelanta a algunas de las críticas posibles que podría sufrir el tipo de práctica desarrollada por el espacio.

«El laberinto argentino. La excepcionalidad» fue el título de la cuarta Carta Abierta, que reclamó respeto por las decisiones del Congreso, que expresa la «voluntad popular».[12]​ Los intelectuales analizaron en septiembre de 2008, la coyuntura política nacional luego del choque con el «complejo agromediático», Aerolíneas, el pago al Club de París, la actualización jubilatoria y las políticas de medios y culturales.[13]

Adrián Pulleiro afirma: el agrupamiento tiene una «misión» que pasa por aportar instrumentos conceptuales para el develamiento de un escenario político vislumbrado como una trama cada vez más compleja y el desciframiento de las razones inscriptas en las acciones de los actores sociales, aparece como una tarea específica que se desprende de las cartas publicadas y que está presente en el título de algunas de ellas, por ejemplo, el de la titulada «El laberinto argentino».[10]

Desde la librería Gandhi, el foro de intelectuales hizo pública su intención de crear una Carta Abierta Latinoamericana. La presentación del texto reflejó algunas diferencias con las tres cartas anteriores. Los primeros escritos fueron creados en medio del conflicto por las retenciones móviles y expresaron la posición de Carta Abierta sobre aspectos específicos de la puja por la distribución. «La cuarta carta no tiene esa necesidad de la urgencia ligada a lo que era necesario en esos meses», aseguró Forster.[14]

Carta Abierta publicó un nuevo documento[15]​ el 31 de marzo de 2009, centrado en el avance de «una derecha agromediática» en el contexto del escenario electoral nacional y de la intensa crisis global.

Posteriormente Horacio González definiría cuales son los sectores que integrarían a las fuerzas de la reacción: sectores de las finanzas, de la industria, otros vinculados a los flujos de capitales mundiales y, como es sabido, sectores comunicacionales que igualmente no son una fórmula de unidad y coherencia. Los voceros más explícitos del gobierno trabajan con la idea de las corporaciones, que también tiene cierta ambigüedad, como en general tienen los conceptos políticos perdurables que se vuelven precisos a costa de tener una aureola externa que pierde especificidad. Hoy creo que se debe reformular quiénes son esos actores y el conjunto de intereses que representan, porque no son exactamente los mismos que aparecieron durante el conflicto con las patronales del campo…[16]

En su sexta carta,[17]​ los intelectuales nucleados en el espacio Carta Abierta cuestionaron a los sectores «conservadores» por «atacar al Gobierno por sus aciertos y no por sus errores» y se pronunciaron a favor de «defender y expandir los valores fundamentales del proceso abierto en 2003». «Si hay que mencionar errores es en función de otra hipótesis: la de que hay un núcleo de valores fundamentales de este proceso que es necesario no solo defender sino expandir en los próximos dos años»,

La presentación se realizó el 20 de agosto de 2009 al aire libre ―por el avance de la gripe A― en la esquina de las calles Defensa e Independencia.[18]​ Este enclave geográfico tiene una nominación que se presta para dar cuenta de la continuidad de la reflexión y la acción política del grupo de intelectuales que se formó al calor del conflicto con las patronales rurales.[19]

El documento analizó el resultado de las elecciones del 28 de junio de 2008 y alertó sobre «la unificación de poderes corporativos, entre los que mencionó a la airada Mesa de Enlace, el bloque mediático, la Asociación de Empresarios Argentinos y algunos políticos».

Asimismo, criticó al gobierno de Mauricio Macri por sus «medidas que pretenden hacer campo raso de lo heterogéneo y de la ciudad laboratorio de la nueva derecha», a la vez que fustigó el nombramiento como jefe de Policía metropolitana al comisario Jorge Fino Palacios.[20]

Considera como «urgente e imprescindible» el tratamiento de una ley de servicios audiovisuales para «confrontar a los titiriteros mediáticos no solo con medios públicos sino también una escena política autonomizada de la lógica mediática».[21]

El 28 de diciembre de 2009, a las 19:00, frente a la Pirámide de la Plaza de Mayo se leyó la séptima carta abierta. Con el título "El tiempo que viene"[22]​ los intelectuales del espacio expresan cómo ven el futuro y qué consideran que se debe hacer. Hacen una lectura de la nueva realidad que se crea a partir del 28 de junio y los próximos dos años de gobierno. Los resultados de la votación pusieron fin al control oficialista sobre el Congreso y posicionaron a políticos opositores.[23]

En esta carta se realiza una convocatoria a distintos sectores sociales e ideológicos (desde la izquierda al “archipiélago peronista”, pasando por sindicatos, movimientos sociales e incluso los liberales sin “odio”) a confluir en un proyecto común que haga frente a la derecha. Se reflexiona sobre la utilización de símbolos, para que el proyecto cale en la subjetividad y participen de su construcción. Se tratan de símbolos y de palabras: por un lado la Pirámide de Mayo, símbolo “laico y profundo de un republicanismo democrático y social”, por el otro la misma idea de “patria”, reformuladas para que den cobijo a otros excluidos, como por ejemplo al inmigrante. Así, dos conceptos acaparados por la derecha se le sustraen de improviso, adquiriendo tanto “patria” como “república” un sentido emancipador.[24]

Un párrafo fue entendido como la posibilidad de represión de las protestas sociales. Dice el documento:

La 8.ª carta abierta, “Indoamericano: legados y desafíos”,[25]​ surge el 18 de diciembre de 2010. Con el acontecimiento central de la muerte de Néstor Kirchner se abre para Carta Abierta una esperanza, ya que el pueblo habría tomado en sus manos su destino como demostraría el homenaje al expresidente.[24]​ Pero otro acontecimiento, el del asesinato del militante de izquierda Mariano Ferreyra por disparos de ferroviarios en Constitución pone sombras sobre la política de no represión de la protesta social por la aparición de una “patota” armada. Completa el difícil panorama los graves enfrentamientos entre vecinos en el parque Indoamericano donde muere el joven paraguayo Bernardo Salgueiro y la chica boliviana Rosmarie Churra Puña,[26]​ situaciones que llevan a la creación del ministerio de Seguridad, que termina con el autogobierno policial.

Realizan una crítica al modelo desarrollista que produce exclusión y esquilma la naturaleza. Ven la necesidad de configurar un “frente” que dé cuenta de la diversidad de voces en las que se expresa un pueblo (pueblos originarios, inmigrantes, etc.).[24]

En esta Carta Abierta afirman que "ningún presidente antes que Cristina Fernández hizo notar que gobierno del Estado y poder real no son sinónimos". Señalar la discordancia entre poderes económicos y poder público, como lo hace la presidenta, alienta la creación de un ámbito de cuestionamiento a los grandes poderes financieros y comunicacionales. Los poderes políticos no deben coincidir con los poderes económicos, tiene que existir un juego de disparidades. La situación nacional responde a ciertos aglutinamientos de los poderes económicos que se tornan amenazadores del poder público democrático.[27]

Se hace referencia al déficit de viviendas, a la cuestión de los recursos naturales y la situación de los pueblos originarios. "Porque se hizo mucho, precisamente, es que sale a reclamar atención lo aún no hecho. Tan vasto es el deterioro que produjeron la dictadura y los gobiernos neoliberales que ningún esfuerzo reparatorio puede completar la tarea. Lo que ha sido intocado en estos años, precisamente, es lo que aparece en juego en estos días", resalta el tercer punto de la carta. Un párrafo aparte mereció la distribución de la riqueza y la necesidad de una reforma tributaria.[28]

La novena carta abierta, publicada en junio de 2011,[29]​ buscó apuntalar a la fórmula Filmus-Tomada en la Ciudad de Buenos Aires.

Carta Abierta propuso que "concluya un ciclo de deterioro, reconversión excluyente y despojo", así como la "banalización de la política en manos de los gerentes empresarios y los gabinetes de marketing". La Buenos Aires "gerencial", se ve desde la creación de la Corporación Puerto Madero y Buenos Aires Sur, que transfirió el suelo público a empresas autónomas de carácter mixto; en la empresa de Autopistas, que hizo de los peajes otro feudo en beneficio del transporte privado y sus proveedores; en la captura de los recursos del Banco Ciudad en favor de los especuladores de la deuda pública y de grupos empresarios.

Contra la privatización de las riberas del Plata, limitándolas a coto para viviendas y consumo suntuarios, es necesario reconquistar su uso, construyendo un litoral público, accesible y comunicado con el tejido urbano en su conjunto. La apropiación de los bienes naturales por unos pocos no puede ser el destino de una ciudad democrática. Por el contrario, en Buenos Aires todavía persiste la memoria de otra relación con el río y su ribera, que puede ser el sustrato de un emprendimiento de recuperación.

Para contribuir a "la reconquista" de la ciudad, intelectuales, artistas y militantes barriales recorrieron la Avenida Corrientes para sumarse a la campaña del kirchenerismo bajo la consigna “AutoKonvocados por la reconquista de la ciudad”.[30]​ Los integrantes del grupo Carta Abierta caminaron junto a miembros de la organización Los Pibes de La Boca, los jóvenes de Palermo K y los de San Telmo K. Repartieron volantes, leyeron tramos de su Carta en bares y negocios, conversaron con los vecinos invitando a realizar caminatas similares en otras zonas de la ciudad. Junto a Horacio González también estaba Jaime Sorín, exdecano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, también de Carta Abierta.[31]

Posteriormente a la primera vuelta se generó un interesante debate a propósito de los motivos del fracaso de la campaña de Carta abierta. "Estoy muy preocupado por el resultado electoral. No quiero subestimarlo", destacó el filósofo Ricardo Forster. Luego remarcó: "Obviamente la Ciudad de Buenos Aires está perdida. No hace falta ser ningún experto en análisis. Hay que modificar para llegar al 40 por ciento".[32]

González recordó que participó en “marchas escuálidas”, como una en Parque Centenario “donde no nos escucharon ni los cisnes”. El director de la Biblioteca se refirió a la conducción de Filmus como la de una “ dirección política inhabilitada, ciega, muda, sin palabras, que no está en condiciones de balbucear nada ” y estimó que una derrota del 70 % al 30 % frente al macrismo en el balotaje “es perfectamente posible”.[33]

El 21 de noviembre de 2011, el nuevo documento[34]​ de Carta Abierta se pronuncia ante el crimen del militante del MOCASE Cristian Ferreyra y lo inscribe entre los «hechos que oscurecen un presente promisorio», sucesos que «corresponden a una epistemología completa de negocios que mantiene cerrado el acceso democrático y posible a la tierra tanto rural como urbana». También toma posición frente a la situación de Aerolíneas Argentinas.

Ferreyra es un nombre que surge de un anonimato tranquilizador, pero es el nombre de las cosas referidas al hierro, que de repente nos recuerda que somos mortales, seres precarios, que sólo tenemos nuestra muerte para representar toda una época entera con un fogonazo inesperado. Vivimos en ese sentido, todavía, en una época de hierro o con disyuntivas de hierro. Ferreyra, que era un militante de un movimiento social de autodefensa campesina, representa una larga historia.

Sin embargo, cuando se trata de analizar las responsabilidades actuales, esa complejidad «dialéctica» se transforma en binarismo de polos excluyentes, sin conexión entre sí: por un lado están las grandes esperanzas despertadas por el «modelo» ―así, en bloque, sin discriminación de a qué diferentes y antagónicos proyecto(s) de clase(s) pertenecen―, y por el otro están las «anomalías». En el mejor de los casos las «anomalías» son rémoras, resabios de una época bien pretérita, incluso… ¡feudal!: «La avidez de un capitalismo depredador… vive su medioevo de conquistas», etc.. Otra vez no se entiende el razonamiento, sobre todo cuando a renglón seguido nos encontramos con que «El gran capitalismo agropecuario tiene su mirada en la Bolsa de Chicago, en las operaciones políticas de gran escala, en los secretos de los gabinetes químicos que perfeccionan la semilla transgénica». No suena muy medieval que digamos, ¿verdad? Al contrario: es una excelente descripción de la plenamente moderna actualidad de un capitalismo que es el nuestro.

Eduardo Grüner, integrante de la Asamblea de intelectuales, docentes y artistas en apoyo al Frente de Izquierda indica que le parece extraño y anómalo un razonamiento que apunte a mostrar el asesinato de Cristian Ferreyra como un acontecimiento inaudito, «extraño» frente a las grandes «esperanzas», y al mismo tiempo recuerda el de otro Ferreyra, Mariano, de los kom, los del Indoamericano y los de Jujuy… sin privarse por otra parte de apelar a la calificación (más policial que política, por cierto: es una elección de términos sugestiva) serial. Cómo es que una serie puede ser una «anomalía», se nos escapa. Porque, una serie de anomalías empiezan, al menos, a hacer conjeturar una cierta regularidad.

El 29 de diciembre de 2011 el nuevo documento[35]​ analizó el proceso que llevó a la reelección de Cristina Kirchner y los desafíos que se abren a partir de ese momento. Es una reflexión amplia e inclusiva que repasa desde dónde se partió, como se llegó y los desafíos que se esperan para el futuro inmediato en el camino hacia la igualdad, eje estructurador de las reflexiones. Aseguró, además, que la llamada ley antiterrorista es «contradictoria con el espíritu democrático del proyecto nacional».[36]

El documento fue presentado en la Asociación Argentina de Actores. Fue leída públicamente por el titular de la Biblioteca Nacional, Horacio González.[37]​ Estuvieron presentes el filósofo Ricardo Forster; el titular de la CTA, Hugo Yasky; y la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien había criticado la ley antiterrorista.

A tono con las críticas vertidas no solo por la oposición sino dirigentes y organizaciones aliadas al oficialismo, desde Carta Abierta señalaron que «el interés en el combate al lavado de dinero y la evasión fiscal son objetivos importantes y destacables de la política del gobierno», pero consideraron que «resulta equivocado legislar esas cuestiones en el formato de ley antiterrorista».[38]

(Lista de valor histórico, sin relación alguna en muchos casos con los integrantes efectivos en años sucesivos. No hay nóminas de años posteriores, por lo que esta lista solo documenta las adhesiones del periodo fundacional e inicial de Carta Abierta).

Algunos de los firmantes son históricos referentes del socialismo, otros son peronistas o de la intelectualidad de izquierda. Entre ellos:[40]

Posteriormente han adherido Tristán Bauer, José Pablo Feinmann, el cineasta David "Coco" Blaustein, el estadista Ricardo Rouvier, Carlos Girotti (sociólogo e investigador del CONICET), Damián Loreti (vicedecano de Ciencias Sociales), Héctor Trinchero (decano de Filosofía y Letras), la escritora Ana María Zubieta, la investigadora y socióloga Leonor Acuña, el economista Guillermo Wierzva (director del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo), Miguel Talento, Eduardo Anguita (periodista). [41]

Para desarrollar y mejorar las actividades el espacio está dividido en comisiones, cada una de las cuales trabaja en temas específicos.

Se proponen trabajar en las distintas problemáticas que hacen al quehacer artístico y literario, considerando las políticas culturales

Propone un ámbito de estudio, debate y elaboración de los temas internacionales que contenga las inquietudes surgidas entre los integrantes de Carta Abierta.

Consideran que, respecto del desarrollo tecnológico argentino, hay muchos problemas técnicos que plantear y resolver; pero las respuestas correctas solo se darán si estos problemas técnicos son encarados en un marco de políticas que incluyan los contenidos nacionales, populares y democráticos.

Es un ámbito de discusión, difusión e intervención en las políticas públicas referidas a los temas económicos.

Esta comisión se dedica a diseñar, experimentar y difundir productos comunicacionales en los medios (programas de radio y televisión) que revelen el entramado de las noticias, opiniones y operaciones de la prensa escrita, oral y televisiva. Para eso se organiza en equipos de investigación y seguimiento de los medios, entrenándose en la comunicación, realizando programas y difundiendo sus productos con el objetivo de ampliar la red de grupos actuantes en la batalla cultural.

Luego de la realización de una primera jornada de debates, se organizó el Foro para la elaboración de Políticas Públicas de Salud

También se están formando las comisiones Educación Superior, Mujeres, Comunicación, Educación y Derechos Humanos.

Se establecieron varias Cartas Abiertas en el interior del país. Ellas son:

Se acusa a Carta Abierta de adherir políticamente al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.[42]

En agosto de 2008, para confrontar con Carta Abierta se formó el Grupo Aurora, de breve existencia, cuyos integrantes fueron:



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