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Espondiloartropatía



Las espondiloartropatías son enfermedades del tipo artritis inflamatorias crónicas, autoinmunes del raquis, la columna vertebral y sobre todo de las articulaciones sacroiliacas, que se caracterizan por compartir los mismos síntomas y respuestas terapéuticas.

El término espondiloartropatía seronegativa, proviene del hecho que el examen de sangre o serológico, denominado factor reumatoide, es negativo.

Existen varios criterios de clasificación de los pacientes con espondiloartropatías: el de Bernard Amor, el del Grupo Europeo de Estudio de las Espondiloartropatias (EESG), algunos específicos para diagnosticar artritis psoriática (CASPAR) o reactiva (Berlín) y el de ASAS (Ankylosing Spondilytis Assessment Study), que clasifica en: Espondiloartritis Axial y Espondiloartritis Periférica.

Espondiloartritis Axial:

Espondiloartritis Periférica:

Según un estudio de 2009 de la universidad de Oxford, la prevalencia de las espondiloartritis varía entre un 0,23 y un 1,8%2.[1]

Otros estudios estiman que en EE. UU las EsAr afectan entre 3.5 a 13 personas por cada 1000 y en España se estima que la enfermedad afecta aproximadamente a 2 personas de cada 1000.

Estos estudios se han hecho en base a población mayoritariamente caucásica, pero estos números pueden variar según etnia o grupo racial.

La espondilitis anquilosante y otras espondiloartritis NO son enfermedades raras o poco frecuentes.

Entre 60% y 90% de las personas que sufren esta enfermedad presentan el antígeno HLA-B27, pero solo 8% de la población tiene este antígeno. [2]

El diagnóstico es clínico (dolor en articulaciones, espalda, ciática, rigidez matinal) y no existe un examen de sangre o radiológico específico. Antiguamente se realizaban estudios radiológicos en casos avanzados pero hoy se puede acceder a resonancias magnéticas que detectan sacroileítis y otras inflamaciones antes de tener grandes secuelas. Al igual que en otros tipos de artritis y enfermedades autoinmunes, la velocidad de sedimentación globular (VGS o VHS) y la Proteína C reactiva (PCR o CRP) juegan un factor fundamental al indicar procesos inflamatorios crónicos. El análisis de sangre del antígeno HLA-B27 positivo no es concluyente y se usa sólo para confirmar el diagnóstico.

En la mayoría de los casos puede existir compromiso extra articular como la entesitis, además de otros síntomas no tan comunes como la enfermedad inflamatoria ocular (uveítis) y el compromiso mucocutáneo.

Los síntomas periféricos más frecuentes son:

Los síntomas del esqueleto axial incluyen:

El tratamiento de base son los antiinflamatorios no esteroideos, los farmácos modificadores de la enfermedad como la sulfasalazina y el metotrexato y los denominados medicamentos biológicos o anti-TNF (del inglés tumor necrosis factor) como infliximab, adalimumab, golimumab y Etanercept.

Las personas con espondiloartropatías suelen tener inflamación intestinal crónica, que normalmente no produce síntomas digestivos.[4]​ En 2016, el reumatólogo español Carlos Isasi documentó la mejoría o remisión completa del dolor de espalda en cuatro pacientes mediante la retirada estricta del gluten de la dieta (dieta sin gluten). Todos ellos experimentaron un empeoramiento al someterse a una prueba de provocación (reintroducción del gluten).[5]



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