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Estado 51



El Estado 51 (51st state en inglés), en el discurso político de Estados Unidos, es una frase que se refiere a las áreas que, ya sea en serio o irónicamente, son consideradas como candidatas para ser incluidas dentro de los 50 Estados que ya son parte de los Estados Unidos. Antes de 1959, cuando Alaska y Hawái, se unieron a los EE. UU., el término "el estado número 49" empezó a ser utilizado. Por lo general, la posibilidad de que Puerto Rico se convierta en el estado 51 se ha discutido como uno de los resultados de una serie de propuestas de referendos, destinados a decidir un cambio a la organización política de esa isla.

La frase "estado 51", cuando se utiliza en un sentido negativo, puede hacer referencia a los estados independientes que están, o que se percibe que están sujetos a la influencia excesiva o al control de los Estados Unidos. En varios países alrededor del mundo, las personas que creen que su cultura local o nacional se ha vuelto demasiado americanizada (o agringada) a veces usan el término "estado 51", en referencia crítica a sus respectivos países.[1]​ El término 51 stater se refiere a los residentes no estadounidenses que emulan los gestos y la cultura de un estadounidense, o un político estadounidense que no es partidario de los Estados Unidos, especialmente su política exterior.

Había 500.000 propietarios estadounidenses de tierras antes del estallido de la Guerra Hispano-Estadounidense. Cuba fue concedida para convertirse en territorio de los EE. UU. a través de una potencial compra al Imperio español. En 1859, el senador John Slidell presentó un proyecto de ley para poner en manos del presidente treinta millones de dólares para la compra de Cuba a España.[2][3]

El movimiento proindependentista en Cuba fue financiado y apoyado por los EE. UU, y los líderes de la guerrilla cubana se mostraron proclives a la anexión en la década de 1880 y principios de 1890; sin embargo, el líder revolucionario cubano José Martí se opuso y pidió la independencia cubana. La enmienda Teller, en respuesta del Congreso a la guerra del Presidente William McKinley, mensaje a imponerse una condición de la acción militar de Estados Unidos en Cuba que los EE. UU. no puede anexarse a Cuba, porque dejan siempre el "control de la isla a su pueblo". En el Tratado de París, que puso fin a la Guerra Hispano-Estadounidense, España renunció a todos los derechos de soberanía sobre Cuba, aunque no los cedió a los EE. UU. como lo hizo en otros territorios. A pesar de la enmienda Platt, que reemplazó a la enmienda Teller en 1901, permitió a los derechos de los Estados Unidos y algunos se varios años antes de tropas de EE. UU. se retiraron.

De 1903 a 1958, los EE. UU. optaron por respaldar los gobiernos subsecuentes, en especial el del general Fulgencio Batista quien fue derrocado en 1959 por Fidel Castro. Castro erigió un gobierno comunista que ha estado en el poder desde entonces.

La idea de incorporar a México como varios nuevos estados de los Estados Unidos ha existido desde la Intervención estadounidense en México de 1846-1848, cuando el Movimiento «All Mexico» propuso anexar México por la fuerza. Hoy en día, esta idea hace hincapié en la fuerte conexión económica y política entre México y los Estados Unidos y el alto costo recurrente de la defensa de una frontera de 3200 km. En 1913, durante las escaramuzas fronterizas entre Estados Unidos y México, se propuso por algunos que EE. UU. se anexase Chihuahua.

En 1853, el filibustero William Walker trató de conquistar los estados mexicanos de Baja California y Sonora con la intención de añadir nuevos estados esclavistas a la Unión. En un periodo de tres meses unió ambos estados en la República de Sonora; sin embargo, la falta de apoyo del gobierno de los EE. UU. y la creciente presión del gobierno mexicano le obligaron a retirarse.[cita requerida]



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