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Estado centralizado



Un Estado unitario es una forma de Estado donde el poder existe en un solo centro de autoridad que extiende su accionar a lo largo de todo el territorio del respectivo Estado.[1]​ Este, mediante sus agentes y autoridades locales, delegadas de ese mismo poder central, o electas por sufragio de los habitantes locales o regionales. Un Estado unitario es lo opuesto a un Estado federal o confederal.

En su mayoría un Estado unitario puede contar con:

En otras palabras, en el Estado unitario se da la cuádruple unidad:

El centralismo puro es el modelo estatal en el que se da una unidad política y territorial que lleva consigo la unidad administrativa. El poder central es el único que tiene la facultad de dictar normas y es el único que gestiona los servicios y cuida de administrar el país. La centralización se justifica en la necesidad de que el Estado llegue a todos por igual, para mantener la unidad y la cohesión nacional y para evitar la dispersión de poder.

Sin embargo, un estado totalmente centralizado es difícil de mantener porque el poder central no puede realizarlo todo y porque las comunidades inferiores tienen una existencia, tienen una exigencias y están llamadas a cumplir unas tareas que el poder central no puede desconocer. Un Estado unitario totalmente centralizado se presentó en los inicios de la vida estatal y es un esquema ideal pero no tiene realidad práctica.

La desconcentración es una técnica administrativa que consiste en el traspaso de la titularidad o el ejercicio de una competencia que las normas le atribuyan como propia a un órgano administrativo en otro órgano de la misma administración pública jerárquicamente dependiente.

La propia norma que atribuya la competencia habrá de prever los requisitos y términos de la desconcentración así como la propia posibilidad de su ejercicio. Requiere para su eficacia la publicación en el Boletín Oficial que corresponda. La desconcentración se realizará siempre entre órganos jerárquicamente dependientes y en sentido descendente. El hecho de que se transfiera la titularidad y no únicamente su ejercicio (como es el caso de la delegación de competencias) implica que el órgano que recibe la competencia la ejerce como propia.

El centralismo es una doctrina política que propugna la centralización política o administrativa. Es decir, es un espacio específico que controla el gobierno del estado.

Un estado centralizado es aquel en el que sólo el gobierno central tiene el poder de tomar decisiones políticas. Esta forma de gobierno está en declive en el siglo XXI[cita requerida], sobreviviendo solo en Francia, donde ha tenido una gran tradición[cita requerida], así como en Portugal y otros países latinoamericanos.[cita requerida]

En esta forma de gobierno, el gobierno central asume competencias ante los estados federados. Entre los motivos de esta centralización se pueden contar:



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