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Eugenia Meyer



¿Qué día cumple años Eugenia Meyer?

Eugenia Meyer cumple los años el 4 de diciembre.


¿Qué día nació Eugenia Meyer?

Eugenia Meyer nació el día 4 de diciembre de 1940.


¿Cuántos años tiene Eugenia Meyer?

La edad actual es 84 años. Eugenia Meyer cumplió 84 años el 4 de diciembre de este año.


¿De qué signo es Eugenia Meyer?

Eugenia Meyer es del signo de Sagitario.


Eugenia Walerstein Derechín mejor conocida como Eugenia Meyer (Ciudad de México, 4 de diciembre de 1940)[1]​ es una historiadora y profesora emérita de la UNAM,[2]​ miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT. Es reconocida a nivel internacional por ser una de las pioneras en el campo de la historia oral no sólo en México sino en toda América Latina; en el estudio de la infancia aproximándose con algunos conceptos teóricos al análisis de la historia de los niños. También ha hecho importantes estudios sobre la Revolución Mexicana y los exilios latinoamericano y español en México. Su interés fundamental es la historia social contemporánea de México y América Latina.

Estudió su licenciatura, maestría y doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde comenzó como docente en 1960. Se formó con Edmundo O'Gorman y Juan Antonio Ortega y Medina,[3]​ investigadores eméritos de la UNAM, con quienes aprendió las bases teóricas para la crítica de fuentes y la investigación dentro de la filosofía de la Historia y la historiografía.

Fue directora del Instituto Cultural Mexicano Israelí (1970-1971), coordinadora del Departamento de Estudios Contemporáneos del INAH (1977-1982), directora general del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (1983-1989), directora general de publicaciones del CONACULTA y catedrática en la UNAM desde los inicios de su vida académica.

También ha participado de forma importante en la labor museográfica de México en una serie de museos históricos como: El Museo de la lucha obrera de Cananea. Sonora (1980), el Museo Nacional de las Intervenciones (1981), el Museo Histórico de la Revolución en Chihuahua (1982), el Museo Nacional de la Revolución (1986) y el Museo Legislativo Los sentimientos de la Nación, (1988). Asimismo por nombramiento presidencial fue, en 1992, Comisaria de México de la exposición: México un libro abierto, como país tema en la Feria Internacional de libro de Frankfurt,[4]​ misma que se trasladó a Bogotá, Colombia en 1993.

Uno de sus logros más notables es en el campo de la historia oral, en el cual ella ha sido pionera no sólo en México sino en toda América Latina. La huella de este esfuerzo está plasmada en el Archivo de la Palabra del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que realizó en colaboración con Alicia Olivera Bonfil rescatando el testimonio oral de los sobrevivientes de la Revolución Mexicana. Luego procedió al rescate testimonial de procesos como el de la educación socialista en México; el cine mexicano; el exilio español; la historia de la medicina en México; los exilios latinoamericanos a México, entre otros. Producto de lo anterior son los archivos de la palabra, además del INAH en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Todo ello generó que en el marco del congreso de la Oral History Association, celebrado en septiembre de 2012 en Buenos Aires, Argentina; la Red Latinoamericana de Historia Oral (RELAHO), haya instituido el Premio Eugenia Meyer de Historia Oral[5]​ que se entrega bianualmente a las mejores libros, artículos y tesis de historia oral en América Latina.

Comenzó su labor docente como profesora en la Escuela Nacional Preparatoria, Plantel 5, José Vasconcelos en 1960, con la materia de Historia Universal. Posteriormente pasó al Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras y la Universidad Iberoamericana. En 1968, ya con el doctorado en Historia, continuó en el Colegio de Historia de la facultad como profesora titular “C” de tiempo completo, destacándose como historiadora y catedrática, en alternancia con la investigación y la docencia, en dicha Facultad, funciones desempeñadas durante varias décadas, formando de ese modo a una gran cantidad de historiadores mexicanos, a partir de su enfoque y experiencia

Ha sido profesora visitante en universidades como: Fundaçao Getulio Vargas, Río de Janeiro, Brasil, 1975; Fundación Rómulo Gallegos, Venezuela, 1978; la Universidad de Buenos Aires, Argentina, 1991 y en la University of Chicago, EUA, 1997.

Eugenia Meyer sentó las bases de una nueva forma de difundir los resultados de la investigación histórica, desde sus inicios en la actividad editorial, como secretaria del Anuario de Historia de la UNAM, hasta su significativo paso por la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (1988-1993), desde donde abrió nuevos espacios y posibilidades editoriales para los historiadores. Durante su gestión integró colecciones fundamentales e incrementó la edición y tiraje de títulos de historia; asimismo, también por primera vez el Sistema Nacional de Bibliotecas del país pudo contar con catálogos valiosos en la materia. Con ello estimuló la producción historiográfica y le dio un sitio que antes no había alcanzado en México.

Como directora general del Instituto José María Luis Mora (1983-1989), se creó Secuencia. Revista Americana de Ciencias Sociales,[6]​ con la cual se abrió un espacio de reflexión académica sobre el continente americano. Asimismo generó una serie de historias regionales de México, así como de América Latina. Impulsó el primer proyecto para la elaboración de una historia de los Estados Unidos en español, además de la publicación de los documentos fundamentales de esa historia traducida al español (E.U.A. Una historia compartida, E.U.A. Textos de su historia).

Eugenia Meyer es promotora del acceso abierto a sus obras, las cuales, ha depositado para su consulta en el Repositorio de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.[7]

A lo largo de su trayectoria profesional, Meyer recibió diversos premios, entre los que destacanː

Fue integrante del Sistema Nacional de Investigadores a partir de 1988, el cual le otorgó, como distinción, el Nivel III en julio de 1997. Por designación presidencial, Consejera Vitalicia de la Crónica de la Ciudad de México, entre 1988 y 1994

Fue también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias,1996.

En 1997 fue reconocida por su labor como catedrática visitante de la Fundación Tinker en la Universidad de Chicago.[8]

También le fue otorgada la Beca Guggenheim, la cual le abrió la posibilidad de hacer un trabajo de investigación para averiguar sobre lo qué ocurrió con los niños que vivieron la Revolución de 1910. La doctora lo expresa así:

Fue investigadora invitada por la Fundación Rockefeller. Bellagio Study & Conference Center, para concluir el proyecto del libro “John Kenneth Turner. Periodista de México”, Bellagio, Italia, 2002.

Es miembro del Comité Editorial de Obras de Historia y Antropología del Fondo de Cultura Económica, desde 2003 a la fecha.

Se le otorgó la Beca de Residencia de la Fundación Bogliasco, The Liguria Study Center for the Arts and Humanities, Bogliasco, Génova, Italia, para concluir el proyecto del libro El futuro era nuestro. Ocho cubanas narran sus historias de vida, 2005.

En el año de 2010 se convirtió en la primera historiadora de la Facultad de Filosofía y Letras en recibir el título de profesora emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Designada por la Academia de la Historia de Cuba como Académico Correspondiente Extranjero, 2012.

Su trabajo la ha aproximado de la realidad sobre la historia de México, principalmente en lo que respecta al período revolucionario de inicios del siglo XX, que normalmente es conocida a través de una narrativa caracterizada por su enfoque oficial, por lo que termina distando mucho de los hechos tal y como acontecieron.

Para la doctora Walerstein, “la historia de los vencidos cuenta por qué campesinos despojados y desarraigados se involucraron en el movimiento”.[2]

También está convencida de los múltiples procesos revolucionarios, pues no existe para ella la simple idea de un Francisco I. Madero que a una hora determinada convocó a los mexicanos, y al unísono todos se sumaron a sus fuerzas para tomar las armas no tiene sentido, en un momento en que algunos estados como Chiapas y Oaxaca estuvieron al margen de tales acontecimientos y no tomaron parte, a favor de la revolución, y sí, siendo abrigo de movimientos que iban contra la misma.

Todo ello ha llevado a la doctora Eugenia Meyer a observar que el abordaje sobre el aprendizaje de la historia, a través de las instituciones que la imparten, debe considerar principalmente los procesos que la componen mucho más allá de los simples hechos, por grandes que sean, con sus nombres o fechas, es decir: “Tratamos de que los estudiantes de historia comprendan. Si uno entiende los procesos puede explicarlos, de lo contrario se recurre al concepto de memorización, a los datos y fechas, lo que es menos relevante de la historia”.[2]



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