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Eugenio Aguilar



¿Qué día cumple años Eugenio Aguilar?

Eugenio Aguilar cumple los años el 15 de noviembre.


¿Qué día nació Eugenio Aguilar?

Eugenio Aguilar nació el día 15 de noviembre de 1804.


¿Cuántos años tiene Eugenio Aguilar?

La edad actual es 220 años. Eugenio Aguilar cumplió 220 años el 15 de noviembre de este año.


¿De qué signo es Eugenio Aguilar?

Eugenio Aguilar es del signo de Escorpio.


Eugenio Aguilar (n. Santiago Nonualco, El Salvador; 15 de noviembre de 1804 - f. San Salvador, El Salvador; 23 de abril de 1879) fue un político y médico salvadoreño que gobernó el país en calidad de Presidente de la República en dos períodos: del 21 de febrero al 12 de julio de 1846 y del 21 de julio de 1846 al 1 de febrero de 1848.

Fue hijo póstumo de don José Antonio Aguilar y doña Juana de González y Batres.[1]

Siendo huérfano de padre, fue trasladado a San Salvador en 1812 para que realizara sus estudios de humanidades en el Convento de San Francisco, localizado donde hoy está el Mercado Ex-Cuartel, bajo el tutelage de sus tíos paternos, los sacerdotes Nicolás, Vicente y Manuel Aguilar.

En 1818 viajó a Guatemala donde estudió filosofía en el Colegio Tridentino y obtuvo su doctorado en Medicina y Cirugía de la Universidad de San Carlos de Guatemala en 1838.

Regresó a El Salvador y se casó con doña Dolores Padilla y Castillo en el 8 de abril de 1838.

En 1839 fue elegido Alcalde de San Salvador y al año siguiente fue Cirujano Mayor del Ejército Federal, un cargo que mantuvo hasta 1844. Era un catedrático distinguido y entre 1843 y 1845 fue rector de la Universidad de El Salvador.

En 1843, fue enviado por el gobierno de El Salvador a Guatemala para arreglar asuntos económicos y políticos y para evitar una guerra. Se recibió en Guatemala con mucha atención, pero no se accedió a ninguna de sus demandas. Después de 12 días de permanencia en Guatemala regresó a El Salvador.[2]

Fue co-redactor del periódico El Salvador Regenerado entre 1845 y 1846.

En el 28 de mayo de 1845, la Asamblea General convocó elecciones presidenciales.[3]

En el 5 de febrero de 1846, las Cámaras legislativas se reunieron y declararon abrir una Asamblea General para el 6 de febrero presidida por el diputado Anselmo Paiz. El primer asunto de esta asamblea general era el de la elección del Presidente.[2]​ La opinión pública estaba dividida por causa de los diversos candidatos sostenidos por distintos círculos; por esto, no hubo elección popular, las cámaras hicieron la elección del Presidente. en el 16 de febrero, la Asamblea General declaró electo Presidente a don Eugenio Aguilar y como suplente a don José Campo.[2][4]

Aguilar, no creyéndose apto para mandar y por creer no tener los ocho mil pesos exigidos por el artículo 11 de la constitución, renunció al cargo en el 17 de febrero. Pero una comisión especial compuesta de los señores Lousel, Escolán y Velado dictaminó en contra de la renuncia en el 19 de febrero, y la Asamblea general del 20 de febrero aprobó el dictamen por unanimidad de votos. Tomó el cargo el siguiente día.[2]

Recibió el poder supremo el 21 de febrero de 1846 del senador Fermín Palacios. Nombró a Francisco Dueñas como ministro de relaciones y gobernación y nombró a José María San Martín como ministro de hacienda y guerra.

En el 5 de marzo, la Asamblea General dio el decreto que dejó la Comandancia general a cargo del Presidente.[5]

En el 20 de marzo, las cámaras decretaron que el presidente visite a todo el estado con el fin de conocer las necesidades y exigencias de los pueblos para que pueda resolver lo más conveniente. En ese mismo día, unos emigrados de Honduras y Nicaragua bajo el mando del bandido Bernabé Somosa asaltaron las armas del estado en el puerto de La Unión y se apoderaron de un buque llamado Velóz que era propiedad del estado. Estos se dirigieron a Nicaragua y procedieron a desembarcar en y asaltar al puerto de El Realejo. Tan pronto como lo dejaron libre los aprehensores en el puerto de El Realejo, el capitán William Yates regresó con el buque a La Union. Este evento fue utilizado por opositores del gobierno de El Salvador, quienes trataron de atribuir complicidad el presidente Aguilar, para decir que la unión de Centroamérica era imposible. El gobierno de Nicaragua reconvino al gobierno salvadoreño y le pidió explicaciones. Tras esto el ministro José María San Martín demostró que el gobierno no tuvo parte en los hechos de Somosa con una serie de documentos justificativos. El gobierno emitió un decreto que prohibía lo la admisión de personas que no llevaban pasaportes de sus respectivos gobiernos y la permanencia de personas en el territorio sin permiso del gobernador departamental respectivo.[2]

Después del incidente, el gobierno volvió a pensar en el desarrollo del estado. Para estimular el aumento de los frutos de exportación, puntualizaron terrenos que se decía que eran aptos para el cultivo del café; esto despertó el interés en el cultivo del café en el país. Se dictaron importantes disposiciones en el ramo de justicia y de hacienda y se nombró una comisión para liquidar la deuda pública. Se desarrolló la educación con la instalación de cátedras de Matemáticas y Gramática castellana en el colegio bajo la dirección del doctor don Manuel Muñoz, y se abrieron escuelas de primeras letras que funcionarían bajo el sistema de Lancaster en diversas poblaciones. También se instaló una junta itineraria en San Miguel que benefició el camino que conduce desde el puerto de La Unión al interior del estado.[2]

En el 23 de mayo, emitió un decreto sobre la manera de verificar la recaudación del impuesto a favor de la instrucción pública. En el 24 de mayo, decretó un reglamento para la manera de verificar los exámenes para bachillerato en filosofía. En el 28 de mayo emitió un decreto que fomentaba el cultivo del café.[6]

Estableció un Inspectoría General de Hacienda en el 1 de junio. En el siguiente día emitió un decreto gravando los géneros que salen de El Salvador con un impuesto igual al que pagan en los otros estados centroamericanos. Estableció las cátedras de matemáticas y gramática castellana, dotadas ambas con 80 pesos mensuales y a cargo del doctor Manuel Muñoz en el Colegio de la Asunción en el 4 de junio; el mismo día hizo un decreto sobre la manera de pagar los vales existentes contra el gobierno por deudas y otro sobre quiebras. Estableció un Agente fiscal para el reconocimiento de las deudas en el 7 de junio. En el 17 de junio estableció el Cuerpo de Reclutas. En el 9 de julio autorizó la circulación de las monedas llamadas macacos, morlacos o monedas macuquinas.[6]

En este tiempo, el obispo Jorge de Viteri y Ungo era un crítico fuerte del gobierno liberal y atacaba al gobierno del presidente Aguilar. El obispo incitó un motín en San Salvador en el 11 y 12 de julio.[2][5]

El 12 de julio de 1846, contra la oposición de los jefes militares, deposita el mando supremo en el senador Fermín Palacios.[7]

El 21 de julio de 1846, por la excitativa del Municipio de San Salvador y demás autoridades y vecinos, reasume el poder supremo que le entrega Fermín Palacios. En el 27 de julio, decretó la imposición de penas a los que ataquen o traten de desvirtuar las leyes del país.[6]​ El 29 de julio de 1846 por Decreto Ejecutivo se prohíbe regresar al país al obispo católico de San Salvador, Jorge de Viteri y Ungo, declarándolo expulsado del territorio de El Salvador por su complicidad en los motines de la capital.[2]​ El siguiente día emitió un decreto referente a evitar que las disposiciones del gobierno eclesiástico dadas fuera del Estado fomenten la división en el país. Dio amnistía a los que tomaron parte en los motines de julio en el 14 de agosto.[6]

Viteri se refugió en Honduras, y allí promovió a Francisco Malespín para que tome cargo del gobierno de El Salvador. Con recursos colectados del comandante Goyenaga de Nacaome y el comandante de la plaza de Tegucigalpa, Bernardo Lara, Malespín reunió gente de los pueblos de Sensenti y Guarita y atacó la plaza de Chalatenango. En respuesta a este ataque, el presidente Aguilar emitió un decreto en el 3 de noviembre que autorizó a todos los habitantes del estado para que se armen y persigan a toda partida de facción presente en el territorio,[6]​ ofreció auxilio de parte del gobierno a los pueblos amenazados, dejó fuera de la protección de las leyes a todos los que se comprometieran a los facciosos, decretó que las personas que se comprometen con los facciosos serían juzgados militarmente dentro de 48 horas como en campaña y los convictos serían ejecutados, que serían tratados y juzgados como enemigos del estado los que nieguen al servicio y facultó al sub inspector general de las armas del estado para que haga su defensa persiguiendo y haciendo perseguir a los facciosos. Prohibió pasar de un departamento a otro sin pasaporte. En el 6 de noviembre restableció las milicias del Estado en todo su vigor y pureza del fuero militar con arreglo a las ordenanzas de Cuba. En este tiempo, en el 10 de noviembre, el presidente declaró como ciudad a la villa de Cojutepeque con la denominación de "Ciudad Leal de Cojutepeque".[6]​ En el 25 de noviembre, murió Francisco Malespín en San Fernando, y en el 5 de diciembre fueron fusilados Ignacio Malespín y algunos de sus cómplices.[2]​ En el 30 de noviembre, el presidente decretó indultos a los indígenas de Santiago Nonualco.[6]

Después de los sucesos de noviembre, el estado volvió a enfocarse en desarrollar la agricultura y renovó a los funcionarios del gobierno. Se estaba trabajando en algunos proyectos de mejoras en el ramo de hacienda y se continuaba el aumento de las escuelas primarias.[2]

Se hicieron elecciones de diputados y senadores en todo el estado y en el 3 de febrero de 1847 se instaló la Asamblea general.[2]

Ratificó, en el 28 de marzo de 1847, el Tratado de comercio entre los Estados del Salvador y Honduras que fue firmado en la ciudad de Comayagua en el 5 de marzo de 1847 por Manuel Rafael Reyes, comisionado del Salvador y Coronado Chavez, comisionado por Honduras.[8]

En el 9 de abril, de acuerdo con un decreto del 26 de marzo, el presidente Aguilar, acompañado del Ministro de Hacienda y Guerra, salió de la capital para practicar la visita de los departamentos de Sonsonate y Cuscatlán. En su visita, compró mil fusiles para aumentar el depósito de los almacenes de la capital. Se preparó el arreglo y la organización de 10,000 milicianos.[9]​ Entró de regreso a la capital en el 17 de mayo.[10]

En el 14 de diciembre murió el expresidente de la República Federal de Centro América, Manuel José Arce y Fagoaga. El presidente Aguilar asistió a su funeral acompañado de sus ministros y demás empleados públicos.[11][12]

Entregó el poder supremo el 1 de febrero de 1848 a Tomás Medina Menéndez.

Poco después de su presidencia formó parte del claustro de la Universidad como catedrático de filosofía.[13]

Tras ser electo diputado propietario para el distrito del Cantón del Norte de San Salvador, fue elegido presidente de la junta preparatoria de la cámara de diputados instalada el 19 de enero de 1849, siendo su secretario José Ángel Quirós, diputado propietario para el distrito de San Alejo, y pro-secretario José Miguel Montoya, diputado propietario para el distrito de Chinameca.[14][15]​ Las cámaras legislativas se instalaron en una Asamblea general, cuyo presidente fue Eugenio Aguilar, en el 3 de febrero y abrieron sus sesiones el 5 de febrero. El día que se abrieron las sesiones, Eugenio Aguilar hizo una contestación al discurso del presidente, Doroteo Vasconcelos.[16]​ Las sesiones se cerraron en el 22 de marzo con un discurso pronunciado Eugenio Aguilar seguido por una contestado hecha por el presidente del estado.[17]

En el 3 de junio de 1851 durante una epidemia de sarampión fue nombrado para que, junto a Don Manuel Gallardo, asiste a los enfermos pobres que no tenían recursos para pagar un facultativo, por este cargo, se le daba un sueldo de 60 pesos mensuales.[18]

En el 27 de febrero de 1854, junto con los académicos Gregorio Arbizú y Pablo Buitrago, fue miembro de una comisión del claustro de consiliarios de la Universidad encomendada de felicitar al presidente José María San Martín, y fueron recibidos oficialmente en el salón del supremo gobierno.[19]​ En el terremoto del 16 de abril, su casa fue severamente dañada y en los temblores que siguieron fue destruida.[20]

Durante la presidencia de Rafael Campo, sirvió como Ministro de Relaciones y Gobernación. Continuó en el desempeño del Ministerio de Relaciones y Gobernación hasta que en los días 27 y 28 de junio de 1857, durante un brote de cólera morbus, murieron su madre y esposa. Mandó al presidente un oficio de renuncia del Ministerio en el 7 de julio, cuyo primer párrafo leía:[21]

Esta renuncia fue respondida en el día siguiente por el Ministro de Hacienda y Guerra Juan José Bonilla, en su contestación anuncia que el presidente admitió su renuncia y le dio las gracias por su desempeño;[21]​ el mismo ministro Bonilla pasaría a asumir los despachos como Ministro General en el 11 de julio.[22]

En su casa en el Portal del Sur, de la Plaza Principal, abrió la Relojería de Juan Morel de acuerdo a un aviso del 4 de febrero de 1861. En un aviso mandado a la Gaceta Oficial en el 4 de agosto de 1862, se avisó que acababa de venirle de París un surtido completo de medicinas destinadas a la refacción de la botica de Eugenio Aguilar que estaba establecida en el portal de su pertenencia situada en la Plaza Mayor de San Salvador.[23]

Durante el régimen de Barrios, fue perseguido y se marchó al exilio en Honduras y Guatemala, donde apoyó el movimiento restaurador de Francisco Dueñas al cual reconoció públicamente en el agosto de 1863.

Volvió al país y en 1867 abandonó la vicepresidencia del Protomedicato y se retiró de la vida pública. Realizó sus estudios teológicos bajo la dirección del obispo Miguel Tomás Pineda y Saldaña en el Colegio Seminario Tridentino de Santa Tecla que fue fundado en el 2 de septiembre de 1858. fue ordenado por el obispo Manuel de Ulloa en la Iglesia de San Francisco en León, Nicaragua en el 18 de diciembre de 1870. De regreso en El Salvador, rezó y cantó sus primeras misas en el 10 de enero de 1871 en la Iglesia de la Concepción en Santa Tecla y en la de la Merced en San Salvador. Se jubiló como catedrático en 1871.

En los últimos días de su vida, siempre fue rodeado de sus 8 hijos, y de los cuales solicitó más la asistencia de sus dos hijas. Murió en la tarde del 23 de abril de 1879 por una enfermedad a los 74 años de edad.[24][25][1]

El servicio fúnebre tuvo lugar en el 24 de abril en la nave principal de la Iglesia Catedral (que estaba donde hoy existe la Iglesia del Rosario) y fue oficiado por el Obispo Luis Cárcamo y Rodriguez. Cerca del presbiterio se levantaba una sencilla capilla ardiente que iluminaba el modesto sarcófago cubierto de negro crespón.[24]

A las 8 de la mañana empezó la lúgubre salmodia desempeñada en el coro. Asistieron "lo[s] [miembros] mas selecto[s] de la sociedad". El duelo fue presidido por los leudos consanguínicos de Eugenio Aguilar, figurando en primer lugar el Señor Canónigo Doctor Don José Antonio Aguilar. El Obispo ocupó el púlpito para presentar un bosquejo biográfico y traducir sus sentimientos de gratitud hacia él.[24]

En la tarde del mismo día, con acompañamiento de todas clases sociales y después de las vigilias religiosas, se dio inhumación a sus restos en una bóveda construida al fondo de la nave izquierda de la Catedral. Previamente se colocó el ataúd en el vestíbulo de la Catedral, y allí ocupó la tribuna el jurisconsulto Licenciado Don Pablo Buitrago, quien a comisión del Consejo superior universitario, pronunció una oración de tributo a Eugenio Aguilar.[24]




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