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Félix Sánchez Rodríguez



¿Dónde nació Félix Sánchez Rodríguez?

Félix Sánchez Rodríguez nació en Cuba.


Félix Sánchez Rodríguez. Ceballos, provincia de Ciego de Ávila, Cuba, 11 de agosto de 1955. Narrador, ensayista, escritor para niños, investigador y editor cubano. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Hermano mayor del también destacado escritor Francis Sánchez. Su obra, donde predomina el cuento breve, se caracteriza por el empleo del absurdo y el humor en el tratamiento de conflictos contemporáneos.

Cursó la enseñanza primaria en la Escuela “Levan Kikava”, de su pueblo natal Ceballos (1962-1967) y comenzó los estudios secundarios en la Escuela Secundaria Urbana “Frank País” de la ciudad de Ciego de Ávila. En 1969 abandona los estudios y comienza a trabajar como ayudante en un taller de tornería, una experiencia que reflejaría posteriormente en su novela “La estación perpetua”.

En 1971 se incorpora a la Columna Juvenil del Centenario, donde se desempeña como maestro y ocupa responsabilidades de dirección en la esfera de la Enseñanza. Al crearse el Ejército Juvenil del Trabajo en 1973 continúa en esta institución militar, donde ocupa responsabilidades además en el Trabajo Político, y de la cual se licencia en 1991.

Entre 1978 y 1979 realizó estudios en la Escuela de Cuadros de la UJC “Julio Antonio Mella” en La Habana. En ese tiempo en las FAR cursó además la Licenciatura en Ciencias Sociales en la URSS (1987-1990).

Tras cinco años en la vida civil, durante los cuales se desempeña en diferentes puestos en el Trabajo Cultural y en Educación, retorna a las FAR en 1996, esta vez como profesor y también Jefe de Cátedra de Trabajo Político en la Escuela Provincial de Preparación para la Defensa de Ciego de Ávila. En 2001 se retira finalmente del servicio activo en las FAR.

Desde 2002 laboró en distintas funciones dentro del trabajo cultural, especialmente como editor en Ediciones Ávila y Jefe de Redacción de la Revista Cultural Videncia. Y a partir de 2008 se ha desempeñado como especialista en el Centro de Investigaciones de la Cultura “Dr. Enrique Sosa” de Ciego de Ávila.

Ingresó a la Unión de Historiadores de Cuba, a la que perteneció hasta 2013. Su investigación “En el silencio de la Trocha” se presentó en el XVII Congreso Nacional de Historia (2003).


Desde 2004 es coordinador del taller especializado de Literatura Infantil “Compay Grillo.”

En 2007 concluyó la Maestría en Cultura Latinoamericana, con una tesis acerca del tratamiento del espacio familiar en la obra narrativa de Guillermo Vidal.[1]​ En 2015 alcanzó la categoría de Doctor en Ciencias Pedagógicas.

Está casado desde 1982 con la profesora universitaria Mirtha Numa Rodríguez, y es padre de dos hijos.

Por su sostenido quehacer literario se le ha otorgado el Diploma Nicolás Guillén de la UNEAC (2003), la Medalla Conmemorativa de la Provincia de Ciego de Ávila (2004), la condición de Hijo Ilustre de la Ciudad de Ciego de Ávila (2004) y el Premio Vicente Iriondo por la obra de la vida (AHS, Ciego de Ávila, 2005).

Aunque había empezado a escribir, sobre todo cuentos, a finales de la década de los 60, es a partir de 1973, con su incorporación al Taller Literario “César Vallejo”, que comienza a dedicarse más seriamente a la literatura. En el César Vallejo conoció a creadores esenciales del territorio como los hermanos Doblado -Ibrahím y Raúl-, Roberto Manzano y Nelio Hernández. También comienza a escribir poesía para niños. En 1974 y 1975 obtiene premios en los Encuentros Debate de Talleres Literarios en los géneros de cuento y poesía para niños a nivel provincial. En poesía para niños obtiene el III lugar Nacional en 1975.

Presenta su primer cuaderno de cuentos al concurso David 1975, y uno de sus piezas, “Como hormigas”, es seleccionado para una antología que ve la luz al año siguiente por Ediciones UNIÓN. Con ese mismo cuaderno es admitido como miembro de la Brigada Hermanos Saiz, organización que presidirá en Ciego de Ávila entre 1976 y 1978, tras producirse la nueva división político-administrativa.

La atención al taller “César Vallejo” por la escritora avileña Anisia Miranda, influirá decisivamente en su creación para niños. En 1981 obtiene el Premio en el Primer Festival de la Poesía Avileña con “Caballito”, un conjunto de décimas para niños que serán publicadas en 1991 por la naciente Editorial Ávila, y que se incluirán después en su libro El tren de la luna (Ediciones Ávila, 2003). En 1985 la Editorial Gente Nueva publica Cascabeles, un cuaderno preparado por Anisia, donde se incluyen poemas suyos y de otros dos autores avileños: Nelio Hernández y Manuel Vázquez Portal.

Al crearse en 1987 la UNEAC en Ciego de Ávila, está entre sus fundadores. En esta organización ocupará distintos cargos de dirección hasta que solicita la baja definitiva de ella en 2011.

En 1991 publica su primer cuaderno de narrativa La llave pública, ganador del concurso que en homenaje a Roque Dalton organiza la UNEAC avileña. Allí, en la premiación, conoce al destacado narrador Francisco López Sacha, cuyas opiniones sobre el libro, le servirán para inclinarse más por la narrativa, especialmente el relato breve.


Unos días después se licencia de las FAR, ya con el proyecto de prestar más atención a su carrera literaria.

En 1992, con la novela La estación perpetua, obtiene el Premio del Concurso Juan Clemente Zenea, organizado por la UNEAC de Granma, novela que solo verá la luz en 2005, y por Ediciones Ávila. En la jornada de premiación conoce a los escritores Jorge Luis Hernández y Aida Bahr , cuya literatura admiraba, y con quienes iniciará una cálida amistad. Al año siguiente recibe uno de los premios de la crítica instaurado por Ediciones Ávila, por La llave pública.

Entre 1994 y 1997 obtiene los premios Regino E. Boti, Santiago y Eliseo Diego en el género de cuentos, y el Emilio Ballagas de novela. Para su afán de dedicarse más a la novela, resulta importante este último premio, así como la opinión, una vez publicado el libro, de un crítico como Rogelio Riverón:

Sobre Juegos de diciembre también opinará el narrador Herbert Toranzo:

Acerca de El corrector de estatuas, Premio Eliseo Diego de 1996, reseñó el narrador Jorge Luis Arzola:


La primera edición del Concurso Pinos Nuevos (1995) selecciona su cuento “Él y ella (o ella y él)” para la antología Nuevos cuentistas cubanos (1996). En Cuentos breves latinoamericanos, de la Editorial Aíque, Argentina, 1998, se incluye el cuento “Bifurcaciones”.

Incursiona por primera vez en la narrativa infantil con Lagri, una novela que obtiene en 1999 el Premio Eliseo Diego y será publicada en 2002, año este en que gana por segunda vez el concurso Eliseo Diego, ahora con el libro de cuentos Memorias de la postguerra, que en 2005 recibe el Premio Provincial de la Crítica. “Último salto de la rana roja”, es incluido en ese año en la antología De Cuba te cuento, Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico).

Su tercera novela premiada en esa etapa será Zugzwang, que había sido finalista del Premio de Novela Plaza Mayor en 2003 y que obtiene el Premio “Luis Felipe Rodríguez” de la UNEAC 2004. Será presentada al año siguiente en la Feria del Libro de La Habana por el narrador y ensayista Efraín Rodríguez Santana:

Continua cultivando el cuento corto y obtiene en 2001 el premio “La Casa Tomada” y en el 2003 resulta finalista en el concurso nacional de cuentos “El Dinosaurio” (5).

Aunque continúa su dedicación esencialmente a la narrativa, en esta etapa escribe y publica más asiduamente artículos y ensayos en distintas revistas y sitio culturales. Su artículo “El arte de invitar”, publicado en la Revista Matanzas en 2006 es reconocido como el mejor en su categoría en los 10 primeros números de esa revista.

Recibe Premio al mejor Conjunto de Ensayos publicado en la revista Videncia en sus primeros 20 números (2010). También son publicados artículos y ensayos en las revistas SIC, ''La Gaceta de Cuba'', Videncia, El mar y la montaña, Umbral, Simiente, Zunzún, La Letra del Escriba, Matanzas y Del Caribe.


En el sitio digital “La pequeña escena” del sectorial de Cultura de Ciego de Ávila, da a conocer un conjunto de textos sobre el trabajo cultural y la promoción literaria, entre 2008 y 2009.

Su cuaderno Los huéspedes deben llegar temprano obtiene en 2005 el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara. Un cuento de ese libro, “Bucaneros”, ve la luz ese mismo año en la revista La gaceta de Cuba.[4]

Al año siguiente alcanza el accésit del concurso de cuentos de La Gaceta de Cuba con la pieza “Otras cumbres borrascosas”.[5]

La Beca de Creación “Ángel Lázaro Sánchez” de la UNEAC avileña, le es otorgada en el 2007, y en ese año publica en la antología Escribas en el estadio (cuentos cubanos de béisbol) Editorial Unicornio, el cuento “Extrainings”


Sobresalen sus triunfos en el Concurso Nacional de Narrativa Guillermo Vidal, en homenaje al relevante escritor tunero, pues obtiene en él mención en cuento en el 2008, y alcanza el Premio en 2009 (novela) y en 2012 (cuento). En 2009 lo hace con Las ruedas de la fortuna, novela que da continuidad a una zaga iniciada con Tulio y los elefantes verdes (Ed. Oriente, 2009). Sobre esa última novela ha señalado la narradora y poetisa Lourdes González:

En el año 2010 alcanza el Premio Fundación de la Ciudad Fernandina de Jagua con La suerte de Diana, cuaderno sobre el que señalará el narrador Marcial Gala, miembro del jurado:

Ese año cerrará con la nueva del Premio Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar, recibido por “Los confines de la muerte” (Editorial Letras Cubanas, 2010), distinción concedida por un jurado constituido por Daniel Chavarría, Eduardo Heras León y María Elena Llana.[8]

Al siguiente año se le confiere el Premio Milanés a su cuaderno de cuentos Detrás de las palabras. En 2013 la Editorial El Mar y la Montaña, de Guantánamo, publica el libro de cuentos El árbol del caos.

En entrevista concedida al escritor Yunier Riquenes, señaló Félix Sánchez acerca de Zugzwang y aplicable a toda su narrativa:

Acerca de su narrativa subrayó el narrador cubano Lázaro Zamora Jo:Es en fin una concepción de la literatura como juego; un juego de apariencias, de espejismos y brumas que seducen y mantienen vivo el interés del lector obligándolo a participar en la construcción de los sentidos del texto.[10] El crítico Yunier Riquenes ha expresado:Félix Sánchez es uno de los cuentistas cubanos que convierte personajes e historias en seres y atmósferas inolvidables.[11]



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