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Falacia del hombre de paja



La falacia del hombre de paja o falacia del espantapájaros[1][2]​ es una forma de argumento y una falacia por la que se da la impresión de refutar un argumento, pero se hace a través de una idea que no va en la línea de argumentación de la discusión, por lo que no se refuta debidamente el tema de fondo.[3]​ Se dice que quienes se involucran en esta falacia, en realidad están «atacando a un hombre de paja».

El típico argumento de un hombre de paja es crear la ilusión de haber refutado o derrotado completamente la proposición de un oponente, mediante el reemplazo encubierto de la misma por una proposición diferente, y la subsiguiente refutación de ese falso argumento en lugar de atender a la proposición de su oponente.[4][5]​ Los argumentos del hombre de paja se han utilizado a lo largo de la historia en debates polémicos, particularmente en aquellos muy cargados de emociones.

Las tácticas del hombre de paja en el Reino Unido también se conocen como una «tía Sally», en alusión a un juego típico de pub del mismo nombre, donde los clientes arrojan palos o listones a un poste para golpear una bola que se balancea en la parte superior.[6][7]

El argumento de A en ningún momento propuso que los adolescentes debían quedarse encerrados en sus casas.

Según Carl Sagan, esa formulación, fácilmente vulnerable por un crítico, «ignora deliberadamente la principal idea darwiniana: que la naturaleza avanza conservando lo que funciona y descartando lo que no».[8]

Para evitar objeciones a partir de ideas del hablante que puedan ser malinterpretadas, es recomendable anticiparse a esas objeciones (en especial si el hablante sospecha que sus palabras puedan ser usadas malintencionadamente en su contra):



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