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Familia Alvarado



Carlos I de España

Carlos I de España

Dos previos:

Dos sucesivos:

Pedro de Alvarado y Contreras "Tonatiuh" (Badajoz, Extremadura, Reino de Castilla, 1485 - Guadalajara, Reino de la Nueva Galicia, Virreinato de la Nueva España, 4 de julio de 1541), I adelantado, gobernador y capitán general del Reino de Guatemala, caballero de la Orden de Santiago, fue un conquistador español que participó en la conquista de Cuba, en la exploración por Juan de Grijalva del golfo de México y de las costas de Yucatán, y en la conquista del tlatoanato mexica dirigida por Hernán Cortés, así como en la conquista de gran parte de América Central (Guatemala, Honduras y El Salvador), pudiéndolo haberlo sido también del Perú, si no fuera por su renuncia a favor del adelantado Diego de Almagro. Fue conocido por el sobrenombre deTonatiuh, que significa el Sol en lengua mexica[1][2]​.

Nació en Badajoz, Extremadura, c. 1485, proveniente de una familia perteneciente a la antigua nobleza de armas castellana, siendo hijo del general don Pedro Gómez de Alvarado y Messía de Sandoval, general de la frontera con Portugal, maestresala del rey Enrique IV, alcalde de Montánchez, caballero trece de la Orden de Santiago y su comendador en Lobón, Puebla, Montijo y Cubillana, y de doña Leonor de Contreras Carvajal, hija a su vez de don Gonzalo de Contreras Carvajal y de doña Isabel de Trejo y Ulloa (hija de los VII señores de Grimaldo, Almogrague y La Corchuera).

Su abuelo paterno, el cántabro don Juan de Alvarado y Dávila-Bracamonte, alcaide de Albuquerque, caballero y comendador de Hornachos en la Orden de Santiago, era a su vez hijo de don Garcí Sánchez de Alvarado o "del Varado", señor de la Casa Fuerte del Varado en Secadura, corregidor de Córdoba en tiempos de Juan II de Castilla, recordado como uno de los caballeros que entraron con Fernán Álvarez de Toledo a la toma de la Vega de Granada en 1435[3]​, y de su esposa, doña Leonor de Bracamonte, nacida en el Palacio de Bracamonte, por ser hija de sus constructores, el mariscal de Castilla don Álvaro Dávila, señor de Peñaranda y de Fuente el Sol, camarero mayor del infante don Fernando de Aragón, y de su esposa doña Juana de Bracamonte y Mendoza, hija del célebre Robert de Bracquemont, llamado "mosén Rubí de Bracamonte", almirante de Francia[4]​ y de Castilla, capitán de la guardia pontificia del anti-papa Benedicto XIII, y de su primera mujer doña Inés de Mendoza y Ayala (a su vez hija de don Pedro González de Mendoza, IX señor de la Casa de Mendoza, de Hita, Buitrago, regente y capitán general del Reino de Castilla, mayordomo mayor del rey Enrique II de Castilla, ayo del príncipe don Juan, y de doña Aldonza de Ayala, hermana del poeta Pero López de Ayala, canciller mayor de Castilla).

Algunos de sus hermanos tuvieron un rol igualmente preponderante en la conquista española de América, entre los que destacan Jorge de Alvarado, Gómez de Alvarado y Contreras, Gonzalo de Alvarado, entre otros.

En 1512, con 27 años, desembarcó en La Española, junto a sus hermanos Gonzalo, Jorge, Gómez, Hernando y Juan, los cuales llegaron a la isla como parte del séquito del virrey Diego Colón, hijo primogénito de Cristóbal Colón.[5]​ Un año después, bajo las órdenes de su pariente Diego Velázquez, participó en la conquista de Cuba.

En 1518 acompañó a Juan de Grijalva como capitán de un navío en su viaje de exploración por las costas de Yucatán y el Golfo de México, en el que se produjo el descubrimiento de Cozumel. Fue el primero en navegar el río Papaloapan, razón por la cual la población cercana a la desembocadura del río se le bautizó con el nombre de "Alvarado".

Varios hermanos Alvarado se unieron a Cortés en el puerto de la Trinidad, cuando iniciaba su viaje, entre ellos Jorge, Gonzalo y Gómez, y Juan, Pedro fue el primer capitán de Hernán Cortés durante la conquista de México.

Participó en la batalla sostenida contra los tlaxcaltecas dirigidos principalmente por Xicothéncatl. Una vez que los conquistadores españoles vencieron y pactaron una nueva alianza con los tlaxcaltecas, en muestra de paz les regalaron mujeres a los principales capitanes. Una de ellas fue Tecuelhuetzin, la propia hija de "Xicothéncatl el viejo", a quien se le bautizó como doña Luisa y era destinada para Hernán Cortés, quien la cedió a Pedro de Alvarado. Siendo soltero, Pedro de Alvarado tuvo un hijo con doña Luisa a quien bautizó con su propio nombre y una hija a la cual bautizó con el nombre de Leonor. Leonor se casó con Francisco de la Cueva primo del duque de Alburquerque.[6]

Realizó una inspección de avanzada junto con Bernardino Vázquez de Tapia hacia las inmediaciones de Tenochtitlan con el fin de observar y determinar la mejor ruta; Vázquez de Tapia cayó enfermo de calenturas en el camino y Alvarado tuvo que completar la misión, ambos regresaron a Cholula para informar a Cortés los pormenores. Fue entonces cuando los indígenas le pusieron el apodo de Tonatiuh.[7]

En 1520, en ausencia de Cortés, que había ido al encuentro de Pánfilo de Narváez, Pedro de Alvarado, que había quedado al mando, ordenó la matanza del patio del Templo Mayor que precedió a la derrota de los españoles conocida como la Noche Triste. Recriminado por Cortés, que se vio obligado a volver apresuradamente a Tenochtitlan a socorrerlo, alegó que los aztecas estaban preparando sacrificios humanos para la fiesta del Tóxcatl (quinto de los dieciocho meses del calendario mexica), incumpliendo su promesa de no hacerlo, y que con la fiesta se preparaba una trampa para atacar a los españoles.

Desde la perspectiva de los españoles, Bernal Díaz del Castillo justifica la agresión contra la nobleza mexica en el Templo Mayor, puesto que según se había él enterado, los mexicas se habían propuesto asesinar a Pedro de Alvarado, que como se ha dicho, había quedado a cargo de las tropas españolas en México-Tenochtitlan. El asesinato sería efectuado en el contexto de la celebración de Tóxcatl.​ A ello habría que añadir el disgusto de los españoles por la celebración de un rito considerado pagano por ellos, que implicaba la remoción de la efigie de la Virgen María y la Cruz que los españoles habían colocado en el Templo de Huitzilopochtli, con el propósito de la celebración indígena.

Muchas fuentes coinciden en denunciar que Alvarado ordenó sin previo aviso que se atacara a los danzantes de la fiesta, asesinando a personas desarmadas. Los testimonios aztecas recogidos por Fray Bernardino de Sahagún describen una cruel carnicería.[cita requerida] Este hecho provocó una fuerte reacción por parte de los ciudadanos temerosos de mayores barbaridades y el conflicto desembocó en plena batalla campal con considerables pérdidas para las tropas castellanas.

Durante la huida de Tenochtitlan se le atribuye haber salvado la vida, pese a estar rodeado de enemigos, saltando un canal apoyado en su lanza, hincada en el barro; el gesto ha tomado su nombre, "Salto de Alvarado", nombre también de una céntrica calle de Ciudad de México (Puente de Alvarado) situada en la zona donde pudo ocurrir el hecho.

Podría citarse como precedente del salto con pértiga, igual que se hace con Filípides para la maratón, pero el salto muy probablemente no existió: la referencia procede de Francisco López de Gómara, que no fue testigo ocular, y es desmentida con gran rotundidad por Bernal Díaz del Castillo, (aunque no estuvo allí ese día, pues estaba bajo las órdenes de Cortés, combatiendo a Pánfilo de Narváez), y que esgrime contundentes argumentos: ningún testigo se hubiera percatado del salto, ocupados como estaban en salvar sus vidas; la profundidad del agua y la anchura del canal salvado descartan la viabilidad de la acrobacia y, finalmente, el mismo Bernal no oyó a nadie mencionar el salto hasta mucho después de la conquista, con ocasión de la edición de unos libelos laudatorios para Alvarado.[cita requerida]

Sin embargo, el hecho pudo haber tomado forma y atribuírsele a Pedro y en tal ocasión, partiendo de una peculiar particularidad propia a él o de alguno de sus hermanos conocida por los demás de las tropas a los que debieron de haber visto practicando su destreza o jugando a ello; al ser todos ellos miembros de familia procedente de la Cantabria oriental donde hasta hoy se práctica el denominado Salto pasiego, anteriormente más común y usado tanto por hombres como mujeres desde muy jóvenes, lo cual debieron aprender los Alvarado en familia en Extremadura o visitando durante la crianza familiares en Cantabria.

Tras la toma de Tenochtitlan en 1521, Cortés lo comisionó para otras expediciones más al sur, lo que le permitió pasar a la historia también como conquistador de Guatemala y El Salvador junto a su hermano Gonzalo de Alvarado y, aunque siguiendo a Cortés, también concluyó la conquista en Honduras.

En 1524, Pedro de Alvarado ordena la fundación de la primera capital colonial de Guatemala: Santiago de los Caballeros inicialmente en Iximché (Tecpán), luego refundada en 1527 en el valle de Almolonga (hoy el barrio de San Miguel Escobar en Ciudad Vieja, Sacatepéquez) tras una revuelta indígena.

En 1525 ordenó a Gonzalo de Alvarado la fundación de una villa con el nombre de San Salvador en el Señorío de Cuzcatlán, para dominar los naturales de esas tierras. Ambas localidades llegaron a tener tanta preponderancia en sus respectivas provincias jurisdiccionales que terminaron por convertirse en capitales de las repúblicas de Guatemala y El Salvador, respectivamente; aunque ninguna está en su emplazamiento original hoy en día.

En 1527 viajó a España y se entrevistó con Carlos V. Es este su momento de mayor gloria, al recibir del emperador los nombramientos de gobernador, capitán general y adelantado de Guatemala, más de lo que conseguiría nunca Cortés de Nueva España. Sin embargo, a su vuelta a América, en 1529, el gobernador de la Nueva España lo encarceló y lo procesó; solo pudo librarse del cautiverio por la intervención de Cortés.

A pesar de la importancia historiográfica apócrifa de Pedro de Alvarado en la conquista de Centro América, está hoy en día bien establecido (en gran parte gracias a investigaciones derivadas de la restauración del Lienzo de Quauhquechollan) que el mayor protagonismo de dicha conquista en verdad lo tuvo su hermano Jorge de Alvarado.

Las noticias sobre las riquezas de los incas y la conquista que emprendió Francisco Pizarro llegaron a oídos de Alvarado en Guatemala. Solicitó y consiguió permiso del Rey de España para hacer descubrimientos y conquistas en las tierras de la provincias de Quito del Imperio Inca que estuvieran fuera de los límites asignados a Francisco Pizarro.

Construyó su flota en el Pacífico Sur, donde fundó el Puerto de Iztapa (en Guatemala). A principios de 1534 se hizo a la vela con una flota compuesta por ocho navíos, en los cuales se embarcaron 500 infantes bien armados, 227 caballos y un número de indígenas de Guatemala. Bartolomé de las Casas, en su Brevísima Relación, recuerda la mortandad de indios que generaban estas expediciones, tanto por obligarlos a transportar hasta el Mar del Sur los materiales con los que se construían los barcos, como por las condiciones de viajes y trabajos.

El 25 de febrero de 1534 Alvarado desembarcó en la bahía de Caráquez; pasó luego a Charapotó, donde fundó la Villa Hermosa de San Mateo de Charapotó; de ahí a Jipijapa, a Paján y al río Daule. Volvió a retroceder hacia los bosques de Paján, donde se detuvo algún tiempo. Sus fuerzas avanzaron por el sur hasta mucho más arriba de Chonana, y por el norte bajaron tanto que llegaron hasta el territorio de Nono, en la actual provincia de Pichincha, a pocos kilómetros de Quito.

Desde Nono, desandando muchas leguas, tornaron a los bosques pantanosos de Chimbo en la región occidental, por donde, ya juntándose de nuevo toda la expedición, empezaron a ascender la cordillera de los Andes hasta salir a las alturas de Ambato. Como Alvarado anduvo perdido en las provincias del litoral durante los meses de febrero, marzo y abril, sufrió las molestias de las lluvias de invierno, cuando en la costa los llanos y todo el suelo en general se convierten en anegadizos y pantanos intransitables; y saliendo a la planicie interandina, en agosto, pasó la cordillera precisamente en la época de los mayores vientos y de las más fuertes nevadas.

Llegó Pedro de Alvarado a las llanuras de Ambato, actualmente en Ecuador, con un ejército completamente débil, ya que llevaba muchos meses padeciendo las inclemencias de la selva costanera, en la que se perdieron, porque los guías indígenas que habían retenido a la fuerza lograron huir. Por esta razón, no estaban en condiciones de enfrentarse con Diego de Almagro y Sebastián de Belalcazár y prefirieron llegar a un arreglo amistoso el 26 de agosto de 1534, que consistió en que Pedro de Alvarado recibiría una indemnización por los gastos que había hecho en tan malhadada expedición y, a cambio, Diego de Almagro y Gonzalo Pizarro consiguieron que Pedro de Alvarado les cediera los barcos, caballos y hombres que quisieran quedarse. Pedro de Alvarado, finalmente, regresó a Guatemala. Francisco López de Gómara, en su Historia General de las Indias, cifra la indemnización en cien mil pesos de oro, que fueron pagados, cumpliendo la palabra de Almagro.

En las actas del cabildo colonial de San Francisco de Quito se revela tajantemente la mala acogida y descontento general que Pedro de Alvarado provocó en las empresas conquistadoras encabezadas por Diego de Almagro y que estaban vinculadas a las expediciones de los actuales territorios del Ecuador continental o del entonces Reino de Quito, de acuerdo con las provisiones entregadas por Francisco Pizarro como gobernador de la Nueva Castilla. He aquí unos de los primeros documentos originales del cabildo colonial de Quito donde se expresa los “pareceres” a los que tuvo que recurrir el propio mariscal Diego de Almagro para negociar con Alvarado y no fomentar una demostrada e impopular acogida que originó su estadía en las tierras del norte del Pirú, apenas oída su llegada desde Guatemala. El documento edilicio relata lo siguiente con la respectiva respuesta de los cabildantes:

paresçer que pydio don dyego de almagro a los del cabildo (de Quito) si debya rresistir o dexar pasar o estar en esta tierra al adelantado don pedro de alvarado.

myercoles XIX días del de dicho mes (de agosto de MDXXXIII 1534).

Respuesta del alcalde Tapia

E luego el dicho Diego de Tapia alcalde dixo que le paresçe que el dicho señor mariscal no debe yrse desta probynçia syno estarse en ella con la gente que al presente tiene por que si se fuese o dexaje la dicha gente el dicho albarado con el poder que trae de gente podrya venyr a esta çibdad e hallándola desmanparada del dicho señor mariscal podrya estarse en ella y en toda la tierra synque nadie le pudiese yr a la mano y estar rrefformando en ella su gente e podrya ser que en este medio tiempo le bynyese la gente que dize que espera con la qual y con la que al presente tiene y con los que atraerya a su proposyto de los que en esta çibdad quedasen el dicho señor mariscal ffuese y bynyese el dicho albarado acabarya de conquystar la tierra e habryan mucha suma de oro que en ella ay como es notorio lo qual repatirya entre su gente de suerte que todos los tubyese muy contentos para hazer lo que él les mandase e demás desto la justiçia e rregimyento que en esta cibdad quedase no heran parte para se sostener por quel dicho alvarado atraerya a sy los señores e caçiques destas probynçias y especialmente a este señor quel dicho mariscal en su poder tiene al qual y a los demás hará entender como el dicho señor mariscal se ba a huyendo del e que no hay ay otro capitán ny señor destas partes sy el no e terna manera como no se trayga a esta cibdad bastimentos ny comyda ny otra cosa por manera que de neçesidad que todos los que en esta cibdad quedaren sean les sea forçado yrse a meter devaxo de su mano.

E demás desto es notorio que mucha parte de la gente quel dicho alvarado al presente tiene esta muy descontenta del e an dicho e publicado que en byendo lugar e tiempo muchos dellos se bendryan a esta dicha cibdad donde el dicho señor mariscal esta e ansy mismo el dicho albarado podrya enbyar aquy a poblar las probynçias de puerto viejo y teniéndolas pobladas podrya rrecojer ally toda la gente que a estas partes bynyese y a la que traya el dicho señor governador tod lo qual çesarya no dexando el dicho señor mariscal la tierra por que estando él en ella con el poder que para la governar tiene e con tener como tiene poblada esta cibdad y con la voluntad que la gente quel dicho alvarado con sigo trae tiene y con los muchos amygos naturales de la tierra el dicho señor mariscal en nombre se su magestad puede defender el paso al dicho albarado e mandalle lo que byere que conbyene al servyçio de su magestad e byen destas partes e que esto daba e dio por su paresçer e lo firmo de su nonbre. Diego de Tapia.

Respuesta del alcalde Gonçalo Farfan.

El dicho gonçalo ffarfan alcalde suso dicho dixo que le paresçe quel dicho señor mariscal debe yrse delante y rrecojer la gente questa en san myguel para con ella dar la buelta al camyno a donde quyera que topare al dicho albarado para le defender e rresystyr que no haga daño en la tierra por que si fuese delante podrya recoger la gente e rehazerce e quytar e hebytar que no bynyese al dicho albarado nyngun socoroo de gente ansy por puerto byejo como por otra parte e que aquy le paresçe no haçe fruto su estada por que no tiene posybilydad para rresystyr ny offender ny estorbar en cosa alguna al dicho albarado e que esto daba e dyo por su paresçer. Gonçalo Farfán.

Respuesta

El dicho Xrispoual del ayala rrgydor dixo que le paresçe quel dicho señor mariscal debe hazer lo quel dicho gonçalo ffarfan alcalde dize con tanto que dexe su merced la gente que le paresçiere que conbyene para la guarda e anparo desta cibdad e que esto da por su paresçer.

Xrispoual de ayala (Cristóbal de Ayala)

E luego los dichos Hernando de gamarra e Lope Ortiz e marcos barela e martyn alonso dangulo e Hernando de parado regidores dixeron que son del paresçer de lo que el dicho gonçalo ffarfan dixo e que aquello les paresçe debe hazer el dicho señor mariscal e lo ffirmaron.

Marcos Varela

Martyn Alonso de ángulo

Lope Ortiz

Hernando de Gamarra

Luego que en 1533, la reina Juana I de Castilla emitió una real cédula otorgándole a Francisco de Montejo la gobernatura del territorio comprendido desde el río Cupilco en Tabasco hasta el río Ulúa en Hibueras, Montejo se trasladó a Centroamérica para realizar campañas militares en contra de los lencas, pero también Pedro de Alvarado había sido enviado con el mismo propósito por el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco. Debido al conflicto de intereses, en 1539 se realizó una permuta del territorio de Chiapas que pertenecía a Alvarado por el territorio de Hibueras; ante esta perspectiva Montejo se trasladó a Ciudad Real de Chiapa.[8]

Alvarado no soportó mucho tiempo la inactividad como gobernador de Guatemala y Honduras, antes de solicitar y obtener de la corona otro encargo de exploración, esta vez a las inasibles islas de la Especiería. Estaba preparando esta expedición y deambulando con su flota por el Pacífico mexicano cuando fue requerido por el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco, que quería participar en la empresa. Pero antes le haría a Alvarado un encargo militar que habría de ser el último: sofocar la rebelión de indios caxcanes y chichimecas que había estallado en Nueva Galicia (en lo que hoy es el estado de Jalisco, México).

En esa última acción militar, que a veces se conoce como Guerra del Mixtón, Alvarado fue arrollado por el caballo de un compañero inexperto que huía del contraataque de los indios chichimecas, que estaban parapetados en el Cerro del Mixtón (gato) y eran comandados por Francisco Tenamaxtle, un caxcán bautizado que se había levantado en armas. Sucedió en Nochistlán, en el sur de lo que hoy es el estado de Zacatecas, donde se le había otorgado ya título de ciudad con el nombre de Guadalajara, a pesar de la traza actual de la misma haya mudado de lugar en tiempos posteriores, devolviéndose al antiguo poblado su nombre originario.[9]

Tras unos días de agonía, murió el 4 de julio de 1541. Su cuerpo fue enterrado primero en la iglesia de Tiripetío, Michoacán, y trasladado en 1568 por su hija, Leonor Alvarado Xicoténcatl, a una cripta de la catedral de San José de Santiago de Guatemala (hoy Antigua Guatemala), junto al de su mujer, Beatriz de la Cueva, llamada la sinventura, no sin motivo: enviudó menos de un año después de suceder a su hermana como mujer de Alvarado, y luego sobrevivió a su marido solo otro año.[10]

El cuerpo del conquistador y fundador de la ciudad sigue en dicha iglesia después de que fracasara el intento de enterrarlos en un monumento levantado en su memoria debido a la presión popular[11]

Luego de la muerte de Pedro de Alvarado en la Guerra del Mixtón, al quedar vacante la gobernatura de Hibueras, la Real Audiencia de los Confines solicita a Francisco de Montejo ejercer nuevamente el cargo en Hibueras, entre 1542 y 1544. No obstante, deja el nombramiento y las gobernaturas de Tabasco y Chiapas, presentando sus respectivos juicios de residencia.



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