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Fatima bint Muhammad



Fátima az-Zahra (en árabe: فاطمة الزهراء, 'la luminosa'; La Meca, 27 de julio de 604[1]​ - Medina, 28 de agosto de 632) fue una mujer árabe, hija del profeta Mahoma (en árabe, Muhammad) y transmisora de la sucesión consanguínea de este.

Fátima era hija de Mahoma y de su primera esposa, Jadiya. Fue su cuarta hija, luego de Záynab, Ruqayya y Ummu Kulthum. A los diez años de edad (aunque otras fuentes dicen que fue a los diecinueve) contrajo matrimonio con Ali ibn Abi Tálib, el cuarto de los califas musulmanes y primer Imán de los musulmanes chiitas, yerno y primo hermano de Mahoma, con el que tuvo tres hijos varones: Hasan, Husáyn y Muhsin, y dos hijas: Záynab y Ummu Kulthum. Fátima les puso el mismo nombre que dos de sus hermanas fallecidas para que se repartieran los nombres de la Casa Profética.

Para los musulmanes Fátima es objeto de inspiración y su nombre es el más popular en el mundo musulmán.[2]

Participó en varias acciones políticas muy importantes registradas en todas las fuentes islámicas. En primer lugar, después de la conquista de La Meca, se negó a ofrecer su protección (como hija del Profeta Mahoma) a Abu Sufyan ibn Harb. Según algunas fuentes reclamó los derechos de propiedad de su padre.

Murió pocos meses después de la muerte de Mahoma y fue enterrada en el cementerio de Yánnat al-Baqí.

Fátima nació en La Meca, hija de Jadiya y de Mahoma. Hay diferentes opiniones sobre la fecha exacta de su nacimiento, pero la opinión más ampliamente aceptada es que nació cinco años antes de que Mahoma recibiera las primeras revelaciones coránicas,[3]​ o sea el año 605, durante la reconstrucción de la Kaaba.[4][5][6]

Fátima recibe muchos títulos por parte de los musulmanes, que demuestran su admiración por sus características físicas y morales. El título más utilizado es "az-Zahra", que significa "La que brilla" y es conocida comúnmente como Fatimah az-Zahra.[7][8]​ También se le da el título de "al-Batul" (la casta y pura), ya que pasó gran parte de su tiempo dedicándose a la oración, recitando el Corán y a otros actos de culto.[7]

Después de su nacimiento fue atendida y cuidada personalmente por su madre, Jadiya, en contra de las costumbres de la Arabia preislámica, donde los recién nacidos eran enviados con nodrizas a los pueblos de los alrededores.[9]​ Pasó su primera juventud bajo la protección de sus padres en La Meca, a la sombra de las tribulaciones sufridas por su padre a manos del clan Quraish.

Según la tradición, en una ocasión, mientras Mahoma estaba rezando el salat (oración) en la Kaaba, Abu Yahl y sus hombres vertieron placenta de camello sobre él. Fátima, al conocer la noticia, corrió hacia su padre y le limpió la suciedad mientras regañaba a los hombres.[10][11]

Tras la muerte de su madre, se sintió superada por el dolor y le pareció muy difícil llegar a un acuerdo con la muerte de su madre. Ella se sintió consolada por su padre, quien le informó que había recibido un mensaje de Alá a través del Ángel Gabriel, diciéndole que Alá había edificado un palacio en el Cielo para Jadiya.

Muchos de los compañeros de Mahoma le pidieron su mano, incluyendo a Abu Bakr as-Siddiq y Umar ibn al-Jattab. Mahoma les negó a todos el matrimonio con su hija, diciendo que estaba esperando una señal de su destino. Alí, primo de Mahoma, también deseaba casarse con Fátima. Cuando fue a ver a Mahoma para pedirle la mano de su hija, no pudo vocalizar su intención y se quedó en silencio. Mahoma le pidió que confirmara lo que ya sospechaba, si había acudido a él para pedir la mano de su hija Fátima. Sugirió a Ali que vendiera su escudo y que con el dinero conseguido pagara la dote de Fátima. Después, Mahoma presentó la propuesta de Alí a su hija, Fátima, y esta se quedó en silencio y no lo rechazó como hizo con los otros. El Profeta interpretó el silencio de su hija como una señal de afirmación y consentimiento.[10][12]

Mahoma le dijo a Alí que Alá le había ordenado entregarle la mano de su hija Fátima en matrimonio. Según los hadices, Mahoma le dijo a Fátima "te he casado con el hombre más querido de mi familia". Siguiendo el consejo de Mahoma, Alí le vendió su escudo a Uthman Ibn Affan, quien se lo devolvió diciéndole que era su regalo de bodas. El mismo Mahoma realizó la ceremonia de la boda y dos de sus esposas, Aisha bint Abi Bakr y Umm Salama Hind bint Abi Umayya, prepararon el banquete de la boda con dátiles, higos, cordero y otros alimentos que habían sido donados por varios miembros de la comunidad musulmana de Medina.

Según Hosein Nasr, su matrimonio tiene un significado espiritual especial para todos los musulmanes, ya que es el matrimonio entre las más grandes figuras santas que rodean a Mahoma. Su matrimonio duró diez años y terminó con el fallecimiento de Fátima. Aunque la poligamia está permitida por el islam, Alí no se casó con otra mujer mientras Fátima vivió.[13][14]

Después de su matrimonio, la pareja llevó una vida humilde, en contraste con las hermanas de Fátima que estaban todas casadas con individuos ricos. Alí había construido una casa cercana a la residencia de Mahoma. Sin embargo, como Fátima deseaba estar cerca de su padre en Medina, donó su propia casa.

Durante varios años después de su matrimonio, ella estuvo haciendo todo el trabajo. El hombro en el que llevaba las jarras de agua del pozo estaba hinchado y sus manos, con las que molía el trigo, a menudo estaban llenas de ampollas. Fátima hacía las tareas del hogar, amasaba, horneaba el pan y limpiaba la casa. A cambio, Alí trabajaba en el exterior de la casa, recolectando leña y alimentos, así como regando tierras de cultivo y sacando agua de los pozos. Sus circunstancias eran similares a las de muchos musulmanes antes de la batalla de Jáybar, cuando el producto de Jáybar se distribuyó entre los pobres. Cuando mejoró la situación económica de los musulmanes, Fátima ganó algunas doncellas, pero las trató como si fueran de su propia familia y realizaba las tareas de la casa con ellas.[10][7]

Una indicación de su especial relación se encuentra en el hecho de que Alí nunca se casó con otra mujer mientras Fátima vivió. Algunos suníes creen que Alí le pidió matrimonio a la hija de Abu Yahl pero que Mahoma no permitió que se casara con ella, ya que podría alterar el bienestar de Fátima, aunque este punto de vista es rechazado por algunos musulmanes chiitas y no es considerado un Hadiz por la Sunna.

Después de la Batalla de Uhud, Fátima atendió las heridas de su marido y de su padre, y se encargó de visitar periódicamente las tumbas de los fallecidos en la batalla, así como de rezar por ellos. Fátima y su marido fueron llamados por Abu Sufyan ibn Harb para interceder en su favor ante Mahoma cuando se intentó hacer las paces después de la violación del Tratado de Hudaybiyya. Este hombre también pidió la protección de Fátima cuando se fue a La Meca mientras estaba bajo la ocupación, pero Fátima, obedeciendo las instrucciones de su padre, se negó a ello.

Fátima representó un gran consuelo para el Profeta Muhammad, puesto que todos sus hijos varones habían fallecido. Por esta razón, sus detractores lo llamaban maliciosamente ábtar, es decir, "estéril". Ellos, según sus tradiciones, exaltaban la importancia de los hijos varones y los consideraban sucesores de los proyectos de los padres. Por ello, se contentaban pensando que con la muerte del Profeta, el islam desaparecería como amenaza, pero entonces se reveló la sura "Al-Kawzar":

Esta sura anunció al Profeta "la abundancia" que se interpreta como una abundante descendencia. Esto puede atestiguarse hoy en día, ya que muchos de sus descendientes son importantes personalidades de la escena mundial. Por otra parte, As Ibn Ua'il, quien llamaba "estéril" al Profeta Muhammad a pesar de tener diez hijos varones, no dejó descendencia.

Pocos meses después de la muerte de su padre, Fátima se encontró indirectamente en el centro de la desunión política. Existen diferentes relatos de los acontecimientos que rodearon el comienzo del Califato, que fueron la causa de la división entre chiíes y suníes. Según los suníes, Mahoma favoreció a Abu Bakr como Califa, mientras que una parte de la población apoyó al esposo de Fátima, Ali Ibn Abi Talib.

Después de la elección de Abu Bakr as-Siddiq como Califa tras una reunión en Saqifah, Abu Bakr y Úmar con unos pocos compañeros se dirigieron a la casa de Fátima con la intención de obtener el homenaje por parte de Alí y sus seguidores que se habían reunido allí. Entonces Úmar amenazó con incendiar la casa a menos que Alí y sus seguidores salieran y juraran lealtad a Abu Bakr. No hay consenso entre las fuentes sobre lo que sucedió a continuación.

Según la Enciclopedia del Islam, algunas fuentes chiitas afirman que, al verlos, Alí salió con la espada desenvainada, pero Úmar y Abu Bakr se fueron sin conseguir la lealtad de Alí. Alí no aceptó o rechazó el califato de Abu Bakr, pero le ayudó a resolver muchos de los problemas del nuevo Estado musulmán.

Según Denise L. Soufi:

Los historiadores chiitas afirman que Úmar ordenó a Alí y sus hombres que salieran de la casa y juraran lealtad a Abu Bakr. Como no lo hicieron, Úmar irrumpió por la fuerza en la casa de Fátima, de manera que esta quedó aplastada entre la puerta y la pared, provocándole la rotura de varias costillas y el aborto de su hijo Muhsin.

Otra versión chiita de los hechos afirma que Úmar envió una fuerza dirigida por su joven esclavo Qufund a la casa de Fátima, para ordenarles que salieran de ella y fueran a la mezquita a jurar lealtad a Abu Bakr. Al llegar a la casa, Qufund pidió permiso para entrar, pero Alí se lo denegó, así que este volvió hacia donde estaban Úmar y Abu Bakr, y estos lo obligaron a volver y a entrar en la casa por la fuerza si era necesario. Qufund y sus hombres regresaron a la casa de Fátima, y esta vez Fátima les negó la entrada, de manera que Qufund regresó al lugar donde estaban Úmar y Abu Bakr, y estos le ordenaron que quemara la casa.

Después de la muerte de su padre, Fátima se acercó a Abu Bakr y le pidió que renunciara a su parte de la herencia de Mahoma. Fátima esperaba que la tierra de Fadak (situada a 48 km de Medina) y una parte de Jaybar serían pasados a ella como parte de su herencia. Sin embargo, Abu Bakr rechazó su solicitud alegando una narración donde Mahoma había declarado que los profetas no dejan herencia y que sus bienes se convierten en Sadaqah que se utilizarán para la caridad. Fátima se molestó por la negativa y nunca se lo perdonó a Abu Bakr. Los chiitas afirman que Fadak había sido regalado a Fátima por Mahoma y Abu Bakr se equivocó al no permitir que ella tomara posesión de esas tierras.

Después de la Peregrinación de Despedida hacia La Meca, Mahoma llamó a Fátima y le informó que iba a morir pronto, y también le dijo que ella sería la próxima de su casa en morir. Después de la muerte de Mahoma, Fátima estaba desconsolada y permaneció en ese estado hasta que falleció menos de seis meses después, durante el Ramadán.

Según la versión suní, se pasaba el tiempo llorando y suspirando y nada podía sacarle el dolor. Tan pronto como había hecho sus tareas domésticas y cuidado de su esposo Alí y sus hijos Hasan y Huséin, seguía llorando y diciendo: "Oh mi querido papá ¿a quién has dejado tu Fátima?. Pasó seis meses de esta manera hasta que se quedó tan delgada que solo era piel y huesos.

Según la versión chiita, Fátima falleció a consecuencia de las heridas sufridas cuando Úmar irrumpió por la fuerza en su casa, prendiéndole fuego a la casa y obligando a sus ocupantes a salir al exterior. Úmar la agredió cuando ella estaba embarazada y le fracturó la caja torácica. Esta versión de los hechos se registra en el libro "Al-Farook" del erudito sufí Maulana Shibli. Shibli sostiene que Úmar no sólo asesinó a Fátima, sino que acabó con la vida de su hijo nonato. Según la tradición chiita, Mahoma se le apareció en un sueño y le diho que ella fallecería al día siguiente. Fátima informó a su esposo Alí sobre su inminente muerte y le pidió que no se les permitiera a los opresores (Abu Bakr, Úmar ibn al-Jattab y sus seguidores) participar en sus exequias.

Los chiitas, especialmente los iraníes, celebran cada año una ceremonia de 20 días para conmemorar el aniversario del martirio de Fátima.

Los suníes sostienen que en la mañana de su muerte, ella tomó un baño, se puso ropa nueva y se tumbó en la cama. Mandó llamar a Alí y le informó que su muerte era inminente. Al escucharlo, Alí comenzó a llorar, pero Fátima lo consoló y le pidió que cuidara de sus hijos y la enterrara sin ceremonia alguna. Después de su muerte, Alí cumplió sus deseos y la enterró sin informar a la gente de Medina.

A Fátima la sobrevivieron dos hijos, Hasan y Huséin ibn Ali, y dos hijas, Záynab y Umm Kulthum. La controversia rodea la muerte de su tercer hijo, Muhsin. Los chiitas afirman que lo abortó tras el ataque a su casa por Abu Bakr y Úmar ibn al-Jattab, mientras que los sunitas insisten en que Muhsin falleció en la infancia por causas naturales.

Los descendientes modernos de Mahoma remontan su linaje exclusivamente a través de Fátima, ya que era la única hija que sobrevivió a Mahoma. Los hijos varones de Mahoma no llegaron a la edad adulta.

Los descendientes de Fátima reciben los títulos honoríficos de "Sayid" (Señor) y "Sharif" (Noble), y son respetados tanto por suníes como por chiíes.

En un hadiz se narra que el Profeta Muhammad dijo:


Los chiíes alegan que sus imanes tradicionales, descendientes de Fátima az-Zahra, fueron los únicos sucesores legítimos del Profeta Mahoma.



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