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Fernando Felipe María de Orleans



Príncipe Fernando Felipe María de Orleans, duque de Alençon (en francés: Ferdinand Philippe Marie d'Orléans; 12 de julio de 1844 - 29 de junio de 1910), fue un príncipe francés, miembro de la Casa de Orleans, hijo de Luis de Orleans, duque de Nemours, y de Victoria de Sajonia-Coburgo-Kohary, y nieto de Luis Felipe I de Francia.

Segundo hijo de Luis de Orleans, duque de Nemours, y su esposa, Victoria de Sajonia-Coburgo-Kohary. Fue llamado Felipe en honor de su tío paterno, el Príncipe Real, quien murió dos años antes de su nacimiento en un accidente.

Su padre era hijo de Luis Felipe I de Francia, miembro de la Casa de Orleans, una rama menor de la Casa de Borbón. Su madre era hermana de Fernando II de Portugal y estaba emparentada con las casas reales de Gran Bretaña, Bélgica Y Portugal. Su hermano mayor, el conde de Eu estaba casado con la Princesa Imperial de Brasil.

Durante la Revolución de 1848 en que fue derrocado su abuelo, Luis Felipe I, cuando tenía cuatro años, huyó de Francia, instalándose con su familia en Inglaterra.

Su madre, la duquesa de Nemours, murió en 1857, cuando tenía 13 años, y su padre era conocido por ser una persona reservada y poco sensible, pero, a pesar de eso, el duque de Alençon mantuvo una buena relación con su padre. Su abuela, la reina María Amelia, manejó con gran ternura la educación de su petit sonnet y de sus hermanos. Estudió en una escuela pública en Edimburgo y después ingreso a la Escuela Militar de Segovia. Como todos los miembros de su familia, se le permitió regresar a Francia y se alistó como oficial en el Ejército Español, en concreto en el regimiento de Húsares de la Princesa.[1][2]​ Su tío el duque de Montpensier, era miembro de la familia real española por su matrimonio con la hermana de la reina. Llegó al grado de capitán, pero la deposición de la reina Isabel II lo obligó a renunciar. El nuevo gobierno español lo consideraba sucesor de la derrocada soberana, pero declinó para no frustrar las ambiciones de su tío.

El 28 de septiembre de 1868, se casó en el Palacio de Possenhofen con la duquesa Sofía Carlota de Baviera, hija menor del duque Maximiliano de Baviera y su esposa, Ludovica, Princesa Real de Baviera. Había sido prometida del rey Luis II de Baviera, pero él rompió el compromiso, dejándola en una mala posición. Sofía Carlota era hermana de la emperatriz Isabel de Baviera y de la reina María Sofía de Baviera, la defensora de Gaeta. El duque y la duquesa de Alençon tuvieron dos hijos:

Al estallido de la Guerra Franco-Prusiana en 1870, el duque de Alençon informó al gobierno de Napoleón III, que deseaba participar en los combates, incluso como soldado de segunda clase. Sin embargo, el Ejército Francés rechazó la petición del príncipe, así como las de todos los miembros de la familia Orleans.

Después de vivir en Roma y Sicilia, los duques de Alençon regresaron a Francia después de la caída del Segundo Imperio, estableciéndose en Vincennes con sus dos hijos. Fernando pudo al fin ingresar al Ejército Francés, siendo apreciado por sus soldados, pero rechazado por algunos superiores debido al linaje real. El duque, sin embargo, fue retirado de la vida militar por la Ley de Exilio de 1886, que excluía a los Orleans y a los Bonaparte del ejército y condenaba a los pretendientes al trono francés a un nuevo exilio. Fernando, sin embargo, optó por no acompañar a su primo, el conde de París, pretendiente orleanista, en el exilio y siguió viviendo en la capital francesa por patriotismo.

En 1897, la duquesa de Alençon murió en un incendio en el edificio donde se llevaba a cabo una obra de beneficencia. Al evento habían sido invitados los hermanos Lumière, que llevaban consigo material inflamable para la película que iba a proyectarse. La duquesa intentó salvar a algunos de los invitados que estaban con ella pero al intentar salir a la calle las llamas fueron más veloces que ella y pereció abrasada. Según algunos historiadores, Sofía dijo: Mi rango me ha hecho entrar la primera y precisamente por él, saldré la última. Su cuerpo solo pudo ser reconocido por su dentadura.

El duque, destrozado, intento tomar los hábitos religiosos. Su deseo no se cumplió a pesar de la apelación ante el papa Pío X.

El duque de Alençon murió en 1910, sobreviviéndole durante trece años a la duquesa. Está enterrado junto a su esposa en la Capilla Real de Dreux.



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