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Flujo piroclástico



Se denomina flujo piroclástico, colada piroclástica, nube ardiente o corriente de densidad piroclástica a una mezcla de gases volcánicos calientes, materiales sólidos calientes y aire atrapado, que se mueve a nivel del suelo y resulta de ciertos tipos de erupciones volcánicas.[1][2]​ La velocidad de las coladas piroclásticas puede ser tan lenta como 10-30 km/h o llegar a los 200.[3]​ Las coladas piroclásticas pueden ser letales debido a su movimiento veloz y altas temperaturas.[4]

Si la colada piroclástica es muy enérgica y diluida se denomina oleada piroclástica; estas se atienen menos a la topografía que las comunes, pudiendo subir y bajar valles y cerros.[5]​ Existen dos tipos de oleadas piroclásticas: las calientes y las frías, según tengan más o menos de 700 a 1200 °C de temperatura.[6]

Son varios los tipos de erupciones volcánicas que pueden dar origen a coladas piroclásticas. Los elementos comunes de las erupciones que conducen a ellas se pueden enumerar en:[7]​ el escape de presión en cuerpos de magma cerca de la superficie, la exsolución de gases volcánicos, la rápida mezcla de gases con fragmentos de roca, la puesta en moción del aire alrededor y el movimiento cuesta abajo producto de la gravedad.

El colapso de un domo de lava, de la ladera de un volcán o de una columna eruptiva, la sobreebullición (boil-over en inglés) de gases y partículas suspendidas y la explosión de un criptodomo son todas causas que generan coladas piroclásticas durante las erupciones volcánicas.[7]

Las coladas piroclásticas obtienen su movimiento de la gravedad o de la explosión lateral de un volcán,[1]​ como sucedió con el Monte Santa Helena en 1980. Aunque coladas piroclásticas menores pueden tener velocidades de 10 a 30 km/h[3]​ a menudo exceden los 100 km/h pudiendo, si son más grandes, llegar a los 200 km/h.[3]​ La naturaleza fluida de las coladas piroclásticas se debe a la turbulencia interna de sus gases.[1]​Las coladas generalmente se mueven cuesta abajo pero pueden ir contra pendientes si su velocidad es lo suficientemente alta.[1]

Las temperaturas de las coladas piroclásticas varían. Para las coladas del monte Pelée se han estimado temperaturas de 1075 °C, para las del Pinatubo, 750 °C, y para el monte Santa Helena, 350 °C.[3]​ La mayoría de las coladas piroclásticas constan de dos partes: una parte basal de material grueso y una nube turbulenta con material fino que puede depositarse a sotavento de la parte basal.[6]

Testimonios de la erupción de 1883 del volcán Krakatoa y experimentos científicos evidencian que las coladas piroclásticas tienen la capacidad de cruzar grandes espacios de agua.[8]​ En esta erupción, una colada piroclástica llegó a cruzar el estrecho de la Sonda hasta la isla de Sumatra que está a 48 km del volcán Krakatoa.[9]

Algunas coladas piroclásticas, tras deshacerse de las partículas finas, pueden alzarse por convección hacia el cielo formando lo que se llama una nube fénix o co-ignimbrita.[10]

Existen principalmente dos tipos de depósitos de coladas piroclásticas: los que se originan a partir de una colada piroclástica propiamente y los que provienen de oleadas piroclásticas.[11]​ Los primeros son de carácter masivo y de fragmentación heterométrica; los segundos tienen una clasificación de partículas más acusada, con elementos más finos y mayor estratificación.[11]​ En los grandes depósitos se puede hacer la distinción de unidades de colada y unidades de enfriamiento.[11]

Los depósitos de colada piroclástica compuestos de ceniza volcánica y lapilli pumiceo, ambos revueltos, se conocen como ignimbritas.[12]



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