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Fraternidad Sacerdotal de San Pío X



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La Fraternidad Sacerdotal San Pío X (en latín, Fraternitas Sacerdotalis Sancti Pii X; FSSPX) es una congregación internacional de sacerdotes católicos tradicionalistas, religiosos (hermanos, hermanas y oblatos), y miembros seglares de la tercera orden sin estatuto canónico dentro de la Iglesia católica, con la que mantiene una relación compleja.

Fue fundada en noviembre de 1970 por Mons. Marcel Lefebvre, un arzobispo francés conocido mundialmente por su oposición al rumbo tomado por la Iglesia católica después del Concilio Vaticano II (1962-1965).

La fraternidad lleva el nombre del Papa San Pío X (1903-1914), reconocido por su postura antimodernista, y tiene como principios la fidelidad a la teología tomista y a la Tradición milenaria de la Iglesia frente a los errores modernos, el liberalismo y otras doctrinas anticatólicas. A pesar de reconocer la autoridad del papa, se mantiene renuente en aceptar la doctrina del Concilio Vaticano II.[2]

Uno de los símbolos tomados como bandera por la Fraternidad es la defensa de la Santa misa tridentina, conservando los libros litúrgicos en latín anteriores al Vaticano II.

El 1 de noviembre de 1970, con la autorización de Mons. Charriere (obispo de Friburgo, Suiza), Monseñor Marcel Lefebvre funda en Écône la Fraternidad Sacerdotal, a raíz de la petición de varios seminaristas franceses que no querían estudiar en el Pontificio Seminario Francés de Roma debido a los nuevos métodos introducidos ad experimentum tras el término del Concilio Vaticano II. La misión dada a la nueva congregación es "el sacerdocio y todo lo que viene con él y nada más que lo que se refiere a él".[3]

Con el permiso del Papa Pablo VI, la congregación se erige canónicamente por Mons. François Charrière, obispo de Lausana, Ginebra y Friburgo, como "pía unión" por un período de seis años renovables ad experimentum.[4]​ Por su parte, el obispo de Sion autoriza la fundación de un seminario en Écône. Tras esto, el prefecto de la Sagrada Congregación para el Clero, el Cardenal John Joseph Wright, envía a Mons. Lefebvre una carta elogiando los estatutos de la Fraternidad.

El 10 de junio de 1971, reunido con el claustro de profesores del seminario de Écône, Mons. Lefebvre, manifiesta su rechazo al Novus Ordo del rito romano de la Misa. A pesar de la plena aceptación por parte de Roma de la erección canónica de las casas de la Fraternidad en dos diócesis suizas y una italiana, el rechazo a adoptar el nuevo misal promulgado por el Papa Pablo VI lleva a que el sector renovador del clero, como la Conferencia Episcopal de Francia, se oponga a la Fraternidad y exija el cierre de su seminario, que es calificado de "salvaje, fuera de la ley". El cardenal francés Jean-Marie Villot encabeza el movimiento, siendo en ese momento Secretario de Estado del Vaticano. Según Monseñor Lefebvre, el cardenal intenta obligarlo «a firmar un documento en contra del Papa Pablo VI»[5]

En los años siguientes, Monseñor Lefebvre sigue señalando y denunciando la política de apertura post-conciliar, atacando en particular, lo que para él eran los tres puntos fundamentales que condensaban los errores del Vaticano II, asimilables estos a los tres principios revolucionarios del liberalismo:

El 21 de noviembre de 1974, publicó un manifiesto que definió su posición:

[…]Ninguna autoridad, ni siquiera la más elevada en la Jerarquía, puede constreñirnos a abandonar o a disminuir nuestra fe católica claramente expresada y profesada por el magisterio de la Iglesia desde hace diecinueve siglos. “Si llegara a suceder - dice san Pablo- que nosotros mismos o un ángel venido del cielo os enseñara otra cosa distinta de lo que yo os he enseñado, que sea anatema” (Gál. 1, 8). ¿No es esto acaso lo que nos repite el Santo Padre hoy? Y si una cierta contradicción se manifestara en sus palabras y en sus actos así como en los actos de los dicasterios, entonces elegimos lo que siempre ha sido enseñado y hacemos oídos sordos a las novedades destructoras de la Iglesia. […] Habiendo esta Reforma nacida del liberalismo, del modernismo, está totalmente envenenada; sale de la herejía y desemboca en la herejía, incluso si todos sus actos no son formalmente heréticos. Es pues imposible a todo católico consciente y fiel adoptar esta Reforma y someterse a ella de cualquier manera que sea. La única actitud de fidelidad a la Iglesia y a la doctrina católica, para nuestra salvación, es el rechazo categórico a aceptar la Reforma. Es por ello que sin ninguna rebelión, ninguna amargura, ningún resentimiento, proseguimos nuestra obra de formación sacerdotal bajo la estrella del magisterio de siempre, persuadidos de que no podemos prestar un servicio más grande a la Santa Iglesia Católica, al Soberano Pontífice y a las generaciones futuras. Es por ello que nos atenemos firmemente a todo lo que ha sido creído y practicado respecto a la fe, las costumbres, el culto, la enseñanza del catecismo, la formación del sacerdote, la institución de la Iglesia, por la Iglesia de siempre y codificado en los libros aparecidos antes de la influencia modernista del Concilio, esperando que la verdadera luz de la Tradición disipe las tinieblas que oscurecen el cielo de la Roma eterna.

La FSSPX fue establecida bajo el derecho canónico en la forma de una pia unio. Este status le fue retirado en 1975 por Mons. Mamie, obispo de Friburgo, en cuya jurisdicción había sido erigida, decisión que fue contestada mediante la presentación de un recurso suspensivo ante el Tribunal de la Signatura Apostólica. El cardenal Staffa, presidente del tribunal, a instancias —según parece— del cardenal Jean Villot, francés, Secretario de Estado de Pablo VI, se negó a darle curso, de modo que la Hermandad San Pío X considera que, mientras no se decida el fondo del asunto, continúa existiendo.

En 1988 Lefebvre consagró a cuatro sacerdotes de la Hermandad como obispos, en la inteligencia de que no se oponía a la voluntad del Papa de darle sucesores, tal como adujo se le había asegurado en los coloquios que había tenido en Roma durante 1987 y 1988. Sin embargo, la Santa Sede ha considerado que el acto de consagrar obispos sin mandato pontificio expreso representa un acto cismático, por lo que declaró que Lefebvre (consagrante), Antonio de Castro Mayer (co-consagrante) y a los cuatro ordenados habían incurrido en excomunión automática.

Aun así, Roma no considera que la FSSPX sea cismática. No indica ni que sus miembros, ni que sus adherentes sean cismáticos individualmente considerados, pero ha afirmado que "muchos de los que tienen la autoridad" de la Hermandad entrarían en la definición de cisma,[6]​ y que aquellos que asisten a las misas de la FSSPX se arriesgan a "confundir su pensamiento al separarse del Magisterio del Romano Pontífice", con lo cual podrían llegar a un cisma.[7]​ De todas maneras, el propio mons. Perl ha afirmado expresamente en un documento que los fieles católicos pueden cumplir el precepto dominical asistiendo a las misas que celebran los sacerdotes de la Hermandad San Pío X —y, por extensión, todos los demás preceptos de la Iglesia concernientes a la santificación de las fiestas—, como así también el precepto de contribuir al sostenimiento de la Iglesia dando una contribución, como se estila, en las colectas que se hacen durante la misa.

Con fecha 21 de enero de 2009, la Santa Sede publicó un documento en forma de decreto pontificio, en el cual se levanta la excomunión a los obispos consagrados: Tissier de Mallerais, Williamson,[8]​ Fellay y de Galarreta.[9]​ Por su parte, la Conferencia Episcopal Suiza, país en el que monseñor Marcel Lefebvre estableció (en la ciudad de Ecône) la casa de formación de la Hermandad Sacerdotal San Pio X, ha querido subrayar en una nota (30 de enero de 2009) que los obispos consagrados en 1988 sin mandato pontificio, «a pesar del levantamiento de la excomunión, siguen suspendidos a divinis».

Esto quiere decir que aunque dogmáticamente se cumplieron las normas para su ordenación y son realmente obispos, ellos se encuentran suspendidos, por lo que no pueden ejercer su ministerio legítimamente.

Benedicto XVI precisó este punto en una carta publicada el 10 de marzo de 2009 al decir lo siguiente: "Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Hermandad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia".[10]

En 2009 monseñor Williamson fue expulsado de la República Argentina por falsear los datos suministrados para obtener su residencia. Esta decisión de las autoridades migratorias argentinas se desencadenó por la trascendencia mundial de las declaraciones del obispo minimizando el exterminio judío que perpetró el nazismo.

En 2015, el Papa Francisco autorizó a los sacerdotes de la FSSPX a confesar y a dar la absolución, válida y lícitamente, a cualquier fiel católico durante el Año Jubilar de Misericordia que comenzó en diciembre de 2015 y, al finalizar el Año Jubilar de la Misericordia, el 20 de noviembre de 2016, el papa Francisco decidió que esta facultad se extendiera más allá del período jubilar, hasta nueva disposición.[11]​ Esta autorización se amplió luego a la extrema unción.[12][13]​ El obispo Fellay agradeció el gesto paternal de Francisco y recordó que la FSSPX nunca había dudado de la validez de sus Confesiones.[14]

Actualmente[15]​ cuenta con:

Repartidos por:

Una Casa General en Menzingen, Suiza.

6 seminarios:

165 prioratos en 14 distritos:

2 institutos universitarios, 90 colegios, 7 casas de asilo de ancianos, llegando a 63 países y al menos medio millón[18]​ de fieles atienden espiritualmente.




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