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Freaks



Freaks (La parada de los monstruos en España y Fenómenos en Hispanoamérica) es una película estadounidense de 1932 dirigida por Tod Browning.

En 1931 el director había alcanzado un gran éxito con Drácula. Decidió volver a la Metro-Goldwyn-Mayer y hacer otra película. En ese momento su amigo Harry Earles, un enano alemán, le sugirió la idea de adaptar el cuento corto de Tod Robbins, Espuelas (Spurs, 1932), acerca de la venganza de un enano, artista de circo, hacia la trapecista que intentó quedarse con su dinero casándose con él. Earles pasa a protagonizar la película en el papel de Hans, el enano protagonista. Durante el rodaje Browning amplió el número de intérpretes con deformidades físicas reales que desfilarían en la pantalla, de manera tal que estos se convierten en el verdadero centro de la historia, simplemente mostrando en escenas cotidianas su forma de vivir.

En un circo lleno de seres deformes, tullidos y personas con diversas amputaciones y malformaciones físicas, Hans (Harry Earles), un hombre con enanismo, hereda una gran fortuna. A partir de este momento, Cleopatra (Olga Baclanova), una atractiva trapecista intentará seducir al enano, junto a su forzudo amante, Hércules (Henry Victor). Desenmascaradas las intenciones de la trapecista, y una vez al descubierto el humillante engaño amoroso por parte de Hans, la venganza de todos los "freaks" se alzará.

La película fue interpretada por personas con deformidades físicas reales y enfermedades, como: enanismo acondroplásico, síndrome de Virchow – Seckel, microcefalia, entre otros. Por lo que no fue necesario el uso de efectos especiales de maquillaje, excepto en una breve escena al final de la película.

Harry Earles (el enano Hans) y Daisy Earles (su prometida Frieda en la película) eran hermanos en la vida real, de origen alemán, y formaron la compañía teatral The Doll Family.

Esta versión cinematográfica de Espuelas toma de su argumento original tan sólo la relación entre Hans y la trapecista, y se centra más en el ambiente que rodea a los personajes principales. La historia de la caída y venganza del enano burlado está mezclada con la extraña vida de sus compañeros de circo, de forma que su vida interior y sus relaciones con los demás se convierten en el verdadero argumento de la película.

Es destacable la figura de grupo que intenta reflejar el director en las relaciones internas de los fenómenos de circo, que forma el verdadero trasfondo de la película: al principio explican que tienen un código que consiste en que el dañar a uno dañará a todos los demás. En la escena de la boda los fenómenos aceptan a la trapecista en su círculo interno: se convierte en "uno de los nuestros".

Cuando se dan cuenta del engaño hacia su compañero Hans, su venganza hará literal ese título. Y esta parte es la única justificación de la calificación de esta película como perteneciente al género de terror.

El tema principal de la película es la monstruosidad. Habla sobre la monstruosidad que no se encuentra en el físico de las personas, sino que va más allá de las apariencias, en el interior de las personas. Defiende que el verdadero monstruo es aquel que es capaz de hacer cualquier cosa para conseguir sus propios intereses, sin importar el daño que cause a los demás.

La película fue en el momento de su estreno un enorme fracaso de taquilla y público. Debido a lo controvertido del tema fue considerada repugnante; y entre las reacciones del público hubo gritos, amagos de abortos y desmayos. Sin duda alguna, la sociedad de 1932 no estaba preparada para aceptar la película de Browing y, por culpa de las malas críticas, la Metro, compañía productora de la película, pidió reducir su duración (el metraje pasó de noventa minutos a sesenta y cuatro, añadiendo un prólogo y un epílogo feliz). Aun así, el público no la aceptó y retiraron todas las copias.[4]​ Durante muchos años Freaks estuvo prohibida en el Reino Unido, y las reposiciones que a poco de estrenarse se pudieron ver fueron muy escasas, incluso en los Estados Unidos.

Dado el completo desastre de taquilla y público en su época, supuso el inicio del declive de su director, Tod Browning, ya que Freaks horrorizó a los directivos de la Metro-Goldwyn-Mayer para los que trabajaba; a todos menos al productor Irving Thalberg, que la defendió con pasión, tratando de evitarle males mayores a Browning.

No fue hasta 30 años más tarde, en los años sesenta, cuando la incomprensión de la obra de Browning acabó, gracias a la visualización del film en el Festival de Cine de Venecia. Este evento hizo redescubrir la excepcional película a toda una nueva generación, ahora sí, preparada para entenderla y admirarla. Hoy en día es considerada como un clásico de culto.[5]

En 1994, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.[6]

Una de las consecuencias de esta película fue la aparición en inglés del término freak para designar algo o alguien anómalo, anormal, extraño, marginal.

El término posteriormente se adoptó en el idioma español para nombrar, de forma genérica, primeramente a personas o comportamientos que se salen de la normalidad, que presentan un sentido ciertamente transgresor de las normas o comportamientos sociales; y, con el paso del tiempo, se alejó cada vez más de su significado original en inglés, hasta adquirir otro muy distinto.

Así, la palabra castellanizada friqui (del inglés freaky) se refiere a la persona interesada u obsesionada, con un interés o gusto desmesurado, por un tema, afición o hobby hasta el punto de convertirlo en una forma de vida. El término se refiere actualmente a una gran variedad de personalidades y grupos.

La película es homenajeada:



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