Los frijoles refritos, molidos, colados, volteados o licuados son una guarnición típica en México y Centroamérica. Su variante mexicana más popular se caracteriza porque los frijoles se muelen mientras se fríen en aceite o manteca, después de haberse cocido hervidos, y sirven como guarnición de platillos populares acompañados con totopos o tortillas; o como un ingrediente esencial de tacos, tostadas, tlacoyos, molletes, bocoles, sopes y huaraches.
Su preparación es sencilla: en una cacerola se pone a calentar aceite de maíz, girasol, cártamo, canola o manteca, se agregan poco a poco los frijoles ya cocidos, trozos de cebolla y se va machacando hasta que adquieran una consistencia similar a la de un puré, se debe tener cuidado de no dejarlos mucho tiempo, ya que esto puede provocar que los frijoles se resequen. Se le puede agregar algún tipo de picante, granos de maíz, chorizo o queso. Dependiendo de la región puede ser queso Cotija, Adobera, Manchego, Oaxaca, Chihuahua, etc.
Originalmente el término refrito implica freír 2 veces. En el caso de los frijoles fritos, tienen un sabor menos graso y con una consistencia más acuosa (o pastosa, menor viscosidad) que los refritos (más grasos y de consistencia más seca o semi-pastosa, mayor viscosidad) y eso le da una peculiaridad especial respecto a sabor.
En el caso de la variante Yucateca conocida como "frijol colado", se usan exclusivamente frijoles negros, mismos que son cocidos con sal, un pedazo de cebolla cruda, una rama de epazote y manteca de cerdo. Una vez cocidos se les muele y pasa por un colador, logrando un puré suave al que se le agrega chile habanero al gusto. Estos frijoles son usados para acompañar platillos de carne como el Poc Chuc o como relleno en platos como los Panuchos.
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