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Ftalato



Los ftalatos (de anhídrido ftálico y este a su vez de nafta[1]​) o ésteres de anhídrido ftálico son un grupo de compuestos químicos principalmente empleados como plastificadores (sustancias añadidas a los plásticos para incrementar su flexibilidad). Uno de sus usos más comunes es la conversión del poli(cloruro de vinilo) (PVC) de un plástico duro a otro flexible.

Los ésteres del ácido ftálico son los ésteres dialquílicos o arílicos del ácido benceno-1,2-dicarboxílico. El nombre ftalato deriva de la nomenclatura tradicional de ácido ftálico. Cuando se añaden a los plásticos, los ftalatos permiten a las moléculas largas de polivinilo deslizarse unas sobre otras. Los ftalatos presentan una baja solubilidad en agua y alta en aceites, así como una baja volatilidad. El grupo carboxilo polar apenas contribuye a las propiedades físicas de los ftalatos, excepto cuando los grupos R y R' son muy pequeños (tales como grupos metilo y etilo). Son líquidos incoloros e inodoros producidos por reacción del anhídrido ftálico con un alcohol apropiado (normalmente alcoholes de entre 6 y 13 carbonos).

Hasta 2004, los fabricantes produjeron unas 400 000 toneladas de ftalatos al año. Se empezaron a producir en los años 1920, y en grandes cantidades desde los 50, con el nacimiento del PVC. Los ftalatos más empleados son el DEHP [ftalato de bis(2-etilhexilo)], el DIDP (ftalato de diisodecilo) y el DINP (ftalato de diisononilo). El DEHP es el plastificador más usado con el PVC debido a su bajo coste. El BBzP (ftalato de bencilo y butilo) se usa en la fabricación de material para suelos basado en PVC. Los ftalatos con grupos R y R' pequeños son usados como disolventes en perfumería y pesticidas.

Los ftalatos se usan también con frecuencia en los esmaltes de uñas, adhesivos, masillas, pigmentos de pintura, juguetes de niños y en la mayoría de los juguetes sexuales.

En este último caso, el porcentaje de ftalatos usado en juguetes sexuales va desde el 40% hasta el 80% del peso total del producto, lo cual es mucho mayor que en cualquier otro producto que incluya ftalatos. Ya que los fabricantes deben lograr que sus productos sean lo más suaves posibles, no solo agregan niveles de ftalatos mayores a los permitidos para fabricar juguetes de niños, sino que además adicionan una mayor cantidad de estabilizadores de zinc, plomo, estaño, bario o cadmio.

Si bien la fabricación y comercialización de los juguetes de niños está regulada por las instituciones de salud de muchos países, hasta el momento, en ningún país de Latinoamérica existe una regulación sobre el uso de ftalatos en juguetes sexuales, y esto ha causado una completa impunidad por parte de los fabricantes, ya que no solamente usan una peligrosa cantidad de ftalatos en sus productos, sino que también adicionan materiales tóxicos y metales pesados a dichos productos.

Greenpeace señala que la producción y uso de sustancias tóxicas debe ser prohibida para todos sus usos y que la industria debe ser obligada a utilizar alternativas no peligrosas. Las sustancias deben llegar a comercializarse en el mercado solo cuando hayan comprobado su inocuidad y el consumidor cuente con la información clara sobre la composición de los productos.[2]

Según FDA (Food and Drug Administration), dos factores determinan el grado de riesgo planteado por la exposición al DEHP en un ajuste médico. El primero es la sensibilidad del paciente al DEHP. De acuerdo con la evidencia citada arriba, el feto masculino, el recién nacido masculino, y el varón peripubertal parecerían ser grupos de riesgo elevado.[cita requerida]

Greenpeace afirma

La posibilidad de que afecte el riñón causa especial preocupación porque en seres humanos este órgano está expuesto a los ftalatos durante diálisis y porque se han observado alteraciones estructurales y funcionales del riñón en algunas ratas expuestas a los ftalatos. Debido a que las alteraciones de los riñones en pacientes sometidos a diálisis por largo tiempo pueden deberse a la enfermedad renal existente, y regularmente no se han observado alteraciones renales en animales expuestos a los ftalatos, el significado de las alteraciones renales en la rata no está claro. La ingestión de altas dosis de ftalatos por un tiempo prolongado produjo cáncer del hígado en ratas y en ratones.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS) ha determinado que es razonable predecir que los ftalatos son carcinogénicos en seres humanos.[3]​ La EPA ha determinado que los ftalatos son probablemente carcinogénicos en seres humanos. Estas determinaciones fueron basadas totalmente en el hallazgo de cáncer del hígado en ratas y en ratones.[cita requerida]

Los juguetes infantiles hechos con ftalatos contaminan el cuerpo humano de forma gradual, poco a poco según el tiempo que el individuo esté expuesto a este material día tras día, es por ello que se recomienda que al seleccionar este tipo de productos, se adquieran productos fabricados con materiales alternativos tales como Silicona Pura y SiliconFlesh (Carne de Silicona).

Si una persona usa un juguete con contenido de ftalatos, no va a sentir en ese momento daño alguno, ni ninguna sensación extraña, simplemente va a administrarse microdosis de ftalatos que van a ir directamente a la sangre al ser absorbidos por las mucosas. En cada uso de dicho juguete, se administrará una dosis que aumentará de forma periódica los niveles de ftalatos en la sangre. Esto significa que a mayor uso mayor contaminación.[cita requerida]

Estudios realizados por la Dra. Shana Swan detectaron concentraciones de nueve metabilitos del ftalato en la orina de mujeres embarazadas, que demostraban altos niveles de exposición.[4]​ Sin embargo, sus estudios se extrapolaron de mediciones en roedores no aplicables en bebés humanos y no ha habido otros estudio que corrobore los resultados de Swan.[5]​ De hecho, existen aquellos que lo contradicen. El Dr. Richard Sharpe de Edimburgo, Escocia, uno de los principales investigadores de ftalatos en el mundo, expuso a las ratas preñadas a los ftalatos y produjo una serie de anomalías en su descendencia masculina.[6]​ Pero cuando Sharpe probó el mismo experimento en animales mucho más cercanos a los humanos que las ratas, los monos, obtuvo una respuesta completamente diferente. Probó ftalatos en hembras de monos marmoset preñadas y su descendencia fue completamente normal.[7]



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