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Función social de la propiedad



La función social de la propiedad es un concepto jurídico que limita el carácter absoluto y exclusivo del derecho de propiedad -de inspiración liberal e individualista- y lo sujeta al bien común. El concepto integra un grupo conceptual mayor señalado por la idea de "lo social" y guiado por el objetivo de la justicia social. Su surgimiento data de comienzos del siglo XX, ligado a la problemática de la "cuestión social" y su emergente el Derecho obrero, también conocido como Derecho social. Fue desarrollado inicialmente por el pensador francés Léon Duguit en 1911. La socialdemocracia, el peronismo y la doctrina social de la Iglesia han incorporado la noción a sus concepciones.

Tradicionalmente se ha definido el derecho de propiedad como el derecho de disfrutar, usar y abusar de una cosa.[1][2]​ El artículo 544 del Código de Napoleón (1804) lo formula utilizando la expresión "absoluta":

Con algunos antecedentes imprecisos, fue Léon Duguit quien llevó a primer plano y difundió ampliamente la noción de "función social de la propiedad".[3]​ Su origen está fechado en 1911, a partir de una serie de conferencias que Duguit dio en agosto y septiembre de ese año, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires -una de las cuales se tituló "La propiedad función social"- que luego dieron lugar al libro Las transformaciones generales del Derecho Privado desde el Código de Napoleón (1912).[3]

Duguit explicó en la mencionada conferencia que el Derecho francés originado por la Revolución francesa tuvo una "obsesión anti-feudalista" que lo llevó a eliminar todo componente familiar en la organización de la institución de la propiedad, tornándolo individual, con el fin de suprimir la nobleza y los feudos europeos. "De esta manera, se hizo del propietario una especie de soberano y la propiedad fue considerada un derecho sagrado e inviolable".[3]​ Así lo define la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano francesa (1789):

El individualismo napoleónico se apoyaba a su vez en la idea de autonomía absoluta de la voluntad y la afirmación de un yo absoluto que Max Stirner dio forma en el libro El único y su propiedad.[4]​ Además de absoluto, el derecho de propiedad fue exclusivo, en el sentido que habilitaba la exclusión de cualquier persona que el propietario no autorizara. Por esta razón el Código Civil de Napoleón fue llamado "el Código del propietario".[5]

La formulación individualista francesa pasó en el siglo XIX, del Código de Napoleón a prácticamente todos los códigos civiles del mundo, con pocas variaciones. El Código Civil argentino (1871), por ejemplo, incluía textualmente los derechos del propietario a "desnaturalizar, degradar o destruir" la cosa (art. 2513).[3]

Duguit fue el primero en señalar con claridad que el poseedor de una cosa cuyo derecho sobre ella está protegido por la sociedad en que vive, tiene la obligación de emplear esa propiedad en beneficio de la sociedad que lo protege.[5]​ La crítica de Duguit al concepto napoleónico de la propiedad, comienza por negar que la misma sea un derecho subjetivo de un individuo, para sostener que la propiedad es una función social.[3]​ Ya en 1911 Duguit sostenía que concebir a la propiedad como un derecho subjetivo llevaba a la "propiedad-especulación", que debía ser superada por la "propiedad-función".[3]

Duguit analiza las consecuencias económicas de entender la propiedad como un derecho y pone el ejemplo del propietario de tierras que nos las trabaja, o el propietario de una casa que no la alquila o que deja que su propiedad se vuelva improductiva.[3]​ Duguit sostiene que en una sociedad todas las personas tienen la obligación de contribuir y desempeñar una función. La propiedad, dice es precisamente la función social del poseedor de riquezas:

En su concepción de la propiedad como función social, Duguit recurre al concepto de "solidaridad social" de Emile Durkheim, -denominándola "interdependencia social"- que este último ubica como fundamento del Derecho.[3]​ Complementariamente Duguit rechaza la noción clásica de Estado como "imperio" y "dominio", para concebirlo como "servicio público", noción equivalente a "función social".[3]

La noción de "función social de la propiedad" fue receptada por la Constitución alemana de Weimar de 1919:

La reforma constitucional argentina de 1949 -derogada en 1955-, conocida como la constitución peronista, incluyó la noción en el artículo 38:

La Constitución española de 1978 recepta la función social de la propiedad en su artículo 33:

La Doctrina Social de la Iglesia se identifica con la noción de función social de la propiedad, sobre todo después del Concilio Vaticano II.[6]​ El mismo fue expresado claramente en la encíclica Populorum Progressio del Papa Paulo VI, de marzo de 1967:

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia realizado por el Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz de la Santa Sede en 2004, incluye la noción de "función social de la propiedad" en una noción más amplia de "función social del sector privado y de todas las posesiones", incluyendo la empresa, con la vista puesta en el "destino universal de los bienes" y la opción por los pobres:[7]




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