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Gaia II: La voz dormida



Puesto: 3 Bandera de España enlace

Gaia II: La voz dormida es el sexto álbum de estudio de la banda Mägo de Oz, siendo este la segunda parte de la trilogía Gaia.

Las letras del disco, compuestas por el baterista de la banda Txus di Fellatio, causaron polémica debido a la fuerte crítica hacia la Iglesia católica. El disco fue producido por el difunto Big Simon. Para este disco se incorporó un nuevo guitarrista, Jorge Salán, que ya había colaborado en la gira y grabación de Gaia y Belfast, así como el bajista Pedro Díaz "Peri", proveniente de la banda de folk metal Ars Amandi.

Al contrario que en el disco Gaia, el vocalista José Andrëa deja un poco de lado las tesituras muy agudas, haciendo uso de tonos de voz más graves y oscuros de lo habitual, en temas como Diábulus in música o Aquelarre.

La gira en torno a este álbum fue llamada Gaia la Boca Tour, durante la cual grabarían el álbum en directo Barakaldo D.F.

Introducción:

A menudo el éxito y el fracaso -esos dos malditos impostores- asoman la cabeza por la rendija de la inspiración, y te susurran al oído qué debes y qué no debes hacer…

Ahí comienza la batalla de un compositor y escritor! Apaciguando la angustia que le llena ante un folio en blanco, acallando esas interesadas voces del éxito y el fracaso, escuchando sólo, y de forma pausada y honesta, a tu corazón…

En este nuevo trabajo -La Voz Dormida- es lo que yo, con la inestimable ayuda de mis compañeros de viaje -a los que tanto debo y tan poca cosa reciben de mí- hemos intentado que cantara el corazón, que tocaran las guitarras nuestra ilusión y que escribiera la letra la pluma más pura que conozco: nuestra Alma.

Yo sólo soy un ladrón de palabras, un secuestrador de ideas y melodías, y únicamente pido como rescate: tu sonrisa. La Música es el idioma del Alma y las novelas son los besos que la imaginación da a nuestra vida. El autor sólo escribe la mitad de una obra, de la otra mitad debe ocuparse quien la recibe. Ahora te toca a ti, no nos juzgues con ligereza, este trabajo está impregnado de duro esfuerzo y renovada ilusión. Esperamos no defraudarte y que te sientas orgulloso de nosotros. ¡¡El viejo Mägo ha vuelto!!

Damos las gracias a la Música por amarnos y por supuesto a ti, pues sin ti, seríamos silencio…

¡¡We must be over the Rainbow!!

El Cairo, 25 de septiembre de 2005

Txus Di Fellatio

Volaverunt Opus 666 (Capítulo I):

Madrid, 25 de mayo. 1823

No importa si tienes éxito o si fracasas. No importa si llegas a la meta o simplemente te quedas a las puertas. Lo importante no es la meta, es el camino…

Durante toda su vida la fuerza motriz que había desperezado su ya cansada imaginación había sido la voluntad. Pero eso solamente era el combustible, el alimento que hacía que su cuerpo y su mente no se doblegaran ante el fracaso, esa fuerza invisible que le hacía levantarse cada mañana y mirar a los ojos la derrota, y apartándola de un golpe, enfrentarse a sus sueños. Cada vez que se quedaba frente a frente con un lienzo en blanco lo estudiaba, incluso se diría que hablaba con él.

¿Tú qué quieres ser? -le preguntaba-.

Y antes de escoger los colores de su paleta, sabía perfectamente en qué pigmento debía sumergir su pincel, su alma… En el de la pasión. Hagas lo que hagas en la vida, triunfes o fracases, sea por divertimento o por oficio; hazlo con pasión. No importa si es bueno o malo, mediocre o sublime. El arte sin pasión es como besar a una piedra, carece de calor, de Alma… Hagas lo que hagas en tu vida, hazlo con pasión.

Una perla es un insignificante grano de arena, no es importante, nadie le presta atención. Pero el tiempo, la constancia y la pasión hacen de él algo precioso, algo tan valioso que hasta los océanos le rinden pleitesía. ¡Todo sueño empieza por ser algo pequeño!

Mientras reflexionaba, Goya daba sus últimas pinceladas a una extraña obra pintada, como muchas otras, en las paredes de su apartado caserón, a orillas del río Manzanares, en la ribera de Aluche. Las paredes de esta casa se llenaron de alucinantes escenas de supersticiones, brujerías y endemoniamientos. Allí esta Saturno devorando a sus hijos con una viveza que escalofría, allí el Gran Buco convocando a sus torvos feligreses y allí su última pintura, el gran Aquelarre fantasmagórico de caras hechas a trompicones, de esperpentos malignos… y presidiéndolo todo: El Macho Cabrío.

Desde que su sordera se adueñó de sus silencios, Goya se refugió de la Corte de Fernando VII en este apartado caserón, a las afueras de Madrid. Se le conocía en la Villa como “La Quinta del Sordo”. Allí, en compañía de Leocadia, quien estaba a cargo de la casa, y el fiel Isidro, que le servía de intérprete y cuidaba de la huerta, fue donde tuvo lugar una extraña visita que cambiaría el transcurrir de los acontecimientos, y como no, el Mundo…

A las doce menos un minuto de la noche, bajo una espesa oscuridad, una sombra ágil y silenciosa llama a la puerta de La Quinta del Sordo:

– Buenas noches, deseo ver a Don Francisco de Goya, dígale que vengo de muy lejos y que me envía Volaverunt-. Aquel hombre tenía un extraño acento extranjero y vestía de negro, todo de negro.

Doña Leocadia, sorprendida por lo inusual de la hora, invitó al extranjero a esperar a su señor en un pequeño sofá de cuero junto a la chimenea del salón de la parte baja de la casa. Don Franciscosolía recibir innumerables visitas hace años pero últimamente, debido a su sordera, se había vuelto huidizo, taciturno.

-Francisco -escribió en una hoja- tienes una visita de un hombre con acento extranjero, pide unos minutos a solas contigo, trae una carta y dice venir en nombre de Volaverunt.

-¿Volaverunt? -exclamó Goya- dile que suba por favor.

¡Volaverunt! ¡Por fin había llegado la hora! Ese era el nombre de uno de sus caprichos, grabados al aguafuerte hace unos años, y también era el nombre en clave que pondría en marcha el mecanismo….

El visitante resultó ser alemán y le entregó una carta firmada por el también alemán y amigo Goethe -pensador y novelista creador entre otros títulos de la novela Fausto, y uno de los precursores de Darwin-. En esa carta se le requería en el plazo de una semana en la francesa ciudad de Burdeos, allí le presentaría a una celebridad, que como él y tantos otros, formaban parte de la Sociedad… El sello de la carta llevaba ese extraño símbolo que ya vio la primera vez en casa de Goethe.

Burdeos, 1 de junio. 1823

“Querido Francisco, el tiempo se nos agota, tanto tú como todos nosotros estamos más cerca de la muerte que de la vida, nuestra creciente ancianidad nos apremia en concluir nuestra obra. La Voz Dormida debe despertar, y para ello hoy te voy a presentar a alguien que vive iluminado porla luz del arte, a un ser que vive en las tinieblas del silencio, un ser que como tú, mi viejo amigo, es sordo…”

Resultó que aquel robusto hombre no era otro que aquel del que tanto se hablaba en la Corte de España, un músico excepcional, un compositor que sin oír una sola nota, las dotaba de magia, armonía, fuerza y elegancia. Él decía que cerraba los ojos y oía la música con toda claridad dentro de su cabeza. Era un ser único, su nombre era Ludwig Van Beethoven.

Convinieron, después de una larga noche de conversación -en los que los traductores se afanaban en hacer llegar a los dos hombres sordos todo cuanto allí se habló-, que lo mejor era encriptar el mensaje, a la espera de que un ser altamente sensible, una pureza humana incorrupta, lo hiciera suyo.

Goya ocultó el símbolo de la Sociedad secreta en su capricho Volaverunt, y Beethoven hizo lo mismo pero con la frase: “Missit me Dominus” (El Señor me ha enviado), ocultándolo en uno de los fragmentos de su Sinfonía en Re Menor Nº 9.

La voz dormida no tardaría mucho tiempo en despertar…

La Voz Dormida (Capítulo II):

Toledo, 2 de abril. 2005

Nacho solamente le calmaba la música, especialmente la Clásica. Su madre desde muy pequeñito siempre le ponía “Claro de Luna” para dormirse. En el hospital, después del parto, tuvo que asumir de golpe que su bebé era especial, tenía síndrome de Down.

Nacho, entre otras habilidades, había adquirido una sensibilidad muy acusada para el Arte. Le fascinaba la Música, el Cine y la Pintura. Sobre todo esta última. Decía que en los cuadros veía cosas que a simple vista parecían esconderse. Se pasaba horas y horas contemplando un mismo cuadro y, de vez en cuando, tras entrecerrar los ojos, sonreía divertido y asentía.

Hoy era un día especial, Sara de Ladrada y García, su madre, le iba a llevar esa mañana a la Universidad de Toledo, donde se exponían multitud de cuadros y caprichos de Goya -uno de los favoritos de Nacho.-La exposición se llevaba a cabo gracias al convenio de los gobiernos de Castilla-La Mancha y de Aragón. La Universidad de Toledo era un marco incomparable. Tanto en la Ciudad Imperial como en su Universidad sucedieron numerosos hechos asombrosos. Brujería, espiritismo, necromancia, cábala y otras artes ocultas son parte indiscutible de la piel de Toledo.

En la misma Universidad de Toledo, hace unos pocos años, murió de un infarto un vigilante jurado que hacía su turno por la noche. Sus compañeros y varias mujeres de la limpieza aseguraron que en el piso de arriba se oían risas y lamentos, que después de fregar el suelo de un aula de más de setenta metros cuadrados, cuando iban hacia la siguiente aula, oían arrastrar sillas… Evidentemente estaban solas, y al darse la vuelta y regresar sobre sus pasos, se encontraban todas las sillas perfectamente colocadas encima de las mesas. Más de doscientas sillas!!

El último suceso paranormal tuvo lugar en la madrugada de hace unos meses. La Universidad estaba en obras, y un vigilante jurado, al hacer la ronda, oyó unos misteriosos ruidos en el desván que estaba situado en la planta de arriba. Durante toda la noche los lamentos y los extraños ruidos atemorizaron de tal manera al vigilante, que este no dudó en quedarse resguardado en un despacho. Al amanecer llamó al bedel y le preguntó si alguien

-algún estudiante con ganas de juerga, o alguna pareja de enamorados-, solía visitar de noche aquel desván. La respuesta fue inquietante. Solamente él tenía las llaves de la Universidad y el día anterior, antes de cerrar y dejar al cuidado de las instalaciones al vigilante, se cercioró de que estaba vacía. Inmediatamente fueron al misterioso desván, y al abrir la puerta, que efectivamente estaba cerrada con llave, el miedo y el terror se adueñaron de sus rostros… Sillas, mesas, pizarras, armarios y demás mobiliario académico estaba amontonado formando una pirámide de más de dos metros de alto!! ¿Quién o qué había hecho tan arduo trabajo?

Hoy no sería diferente, algo estaba a punto de ocurrir.

Nacho -como siempre que salía de casa- llevaba consigo su reproductor de mp3, donde alternaba música Heavy con sus compositores favoritos de Música Clásica. Estaba ensimismado viendo esos pequeños cuadros que llamaban Caprichos. De repente empezó a sonar en su mp3 la Sinfonía Nº 9 en Re Menor, era de Beethoven, su compositor preferido. En aquel instante sus ojos se pararon en uno de esos extraños cuadros. Una mujer era levantada por los aires por unas brujas, volaba, o eso le parecía a él. Pero había algo más, un símbolo lo llamaba. La música de Beethoven se hacía más fuerte y el cuadro parecía hablarle. Como en un eco, Nacho oía gritos, era su madre, que, aterrorizada, señalaba su cara y pedía ayuda mientras intentaba coger su brazo.

Nacho giró lentamente su cuerpo y alcanzó a verse reflejado en el cristal de una vidriera situada justamente detrás… Su cara! Su cara estaba cambiando, estaban desapareciendo sus rasgos…

La Novena Sinfonía alcanzaba su cenit.Bajo el cuadro de Volaverunt, Nacho dejó caer el mp3 que llevaba en su mano. Todos los rasgos característicos de aquel niño con el síndrome de Down habían desaparecido. Su piel era tersa y una luminosidad especial emanaba de su mirada.

– Soy la Voz Dormida, el Señor me ha enviado, “Missit me Dominus”.

Se hizo el silencio, nadie se atrevía a hablar. Sara -su madre- se tapaba la boca ahogando un grito, la gente lo observaba, un grupo de monjas carmelitas se acercaron a él.

– ¿Qué tal el polvo de anoche, hermana Pilar?

-preguntó Nacho cogiendo un crucifijo y arrancándolo del pecho de la alucinada carmelita-.

– Espero que el Obispo la recompense -se burló-Él siempre es misericordioso con sus putitas.

Y mirando el crucifijo se lo lanzó a la cara.

– Hoy vuestro jefe dará cuentas al que todo lo ve, el Señor me ha enviado, Missit me Dominus.

– Pero hijo, ¿qué dices?, ¿te encuentras bien? ¡Que alguien llame a un médico, por el amor de Dios! Sara no daba crédito a lo que oía y veía.

– Hoy vuestro Papa Juan Pablo II morirá a las 21:37 horas. Yo soy La Voz Dormida, el Señor me ha enviado.

Nacho cayó derrumbado nada más terminar esa enigmática profecía.

Hazme un Sitio Entre tu Piel (Capítulo III):

Habían pasado tres años desde los extraños sucesos ocurridos en Atlanta, donde un senador ultraconservador había muerto en extrañas circunstancias. Durante estos tres años el inspector Rafael Haro -de origen cubano- había sido el hombre elegido por el Servicio de Inteligencia (CIA) para aclarar los sucesos que tuvieron lugar en Atlanta. Solamente tenía una pista: España. Y una frase escrita en la mansión del senador Joe Hamilton: “La Voz Dormida, el Señor me ha enviado”.Ya daba por perdida la búsqueda cuando recibió una llamada:

-Buenas tardes inspector!! Tenemos a un chaval con síndrome de Down en la planta de psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Ha montado un follón enorme en Toledo. Dice que es La Voz Dormida… y le contó con detalle lo sucedido…

-De acuerdo Miralles, en diez minutos nos vemos en el hospital. ¡No quiero prensa! ocúpate.

La planta de psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal era un lugar dantesco. Era como un taller humano en el que los cuerpos eran aparcados mientras las mentes eran medicadas y adormiladas. Rostros burlones, ojos sin vida, gritos y estremecedores aullidos. El Doctor García Pedraza, jefe de psiquiatría, le puso al día del extraño caso del paciente Nacho, un chaval con dieciséis años que sufría el síndrome de Down y que, desde esa misma mañana entraba en trance, vaticinando la hora exacta de la muerte del Papa…

– Y ¿qué tiene de extraño? -preguntó el inspector-. Todo el mundo sabe que el Papa está a punto de morirse, de hecho la muerte está tirándole de la manga desde hace tiempo.

– Señor inspector, lo inusual es que cada vez que entra en trance desaparecen todos los rasgos de su enfermedad. Todos los típicos síntomas del síndrome de Down se evaporan, y mantiene conversaciones coherentes!!

Cuando Rafael Haro entró en la habitación, lo que vio le produjo tal impacto que tuvo que agarrarse al borde de una silla. Nacho yacía tumbado mirándole fijamente, estaba atado por correas y conectado a multitud de máquinas. Su rostro empezó a estirarse y poco a poco una brillante luz se apoderó de su cuerpo.

– Le esperaba señor Haro -dijo una voz aflautada y asexuada-. Tenemos mucho de qué hablar, siéntese, no hay tiempo.

– ¿Quién o qué eres? -preguntó Rafael Haro mientras encendía su grabadora…-

Nacho cerró los ojos, suspiró, y empezó su relato…

……………

– Y ahora que ya sabes quién soy, te contaré una historia que ocurrió hace más de quinientos años…

El Poema de la Lluvia Triste (Capítulo IV):

Toledo, año 1531

El interior de la celda era angosto y muy frío. Tan frío que la esperanza se helaba en el Alma, haciéndola pedazos. ¿Dónde estaba el aire, el sol? ¿Por qué la habían encerrado en esa prisión? Azaak no consiguió llegar al sur y fue interceptada y hecha prisionera por los españoles. Dada su extraordinaria belleza y dominio de la lengua castellana, fue llevada a España junto con un cargamento de oro proveniente del pueblo Inca. Era la prueba que necesitaba un hombre, si cabe, más cruel y ambicioso que el propio Cortés, de que el pueblo Inca era poseedor de innumerables tesoros. Su nombre era Francisco Pizarro.

Junto a ella se encuentra Sara -una preciosa chica judía acusada de tratos con el Diablo-. La Santa Inquisición no ve con buenos ojos que una indígena de Las Indias sepa hablar castellano fluidamente. Además asegura que el verdadero Dios es la Pachamama. Sara está asustada y Azaak le cuenta una bonita historia de su pueblo…

El Callejón del Infierno (Capítulo V):

Azaak le cuenta a Sara su increíble historia con los españoles, y cómo devastaron a su pueblo. Ya casi nada quedaba de la civilización Azteca.

– ¿Y tú, Sara? ¿Cual es tu historia? -preguntó Azaak mientras la miraba-. ¡Era preciosa! Tenía los ojos del color de los prados y su piel era blanca, casi transparente…

– Como habrás podido observar Toledo es una ciudad insólita. Donde lo mágico, lo oculto y lo misterioso se dan cita. Dicen que aquí conviven las tres culturas -Cristiana, Judía y Musulmana- pero eso no es cierto, nada más lejos de la realidad. En todo caso aquí esas culturas se soportan las unas a las otras, pero no se mezclan. Desde que se instauró la Inquisición, solamente hay una religión: la Cristiana, y las demás han sido barridas o simplemente ocultadas. Pero si algo sigue vivo y latente en Toledo son los numerosos magos, astrólogos, nigromantes, estudiosos de la cábala y la alquimia, y alguna que otra sociedad secreta. Pues bien, a mí siempre me interesaron estas artes. Yo, al igual que tú, creo en las fuerzas de la Naturaleza, y un día fui al encuentro de una hechicera llamada “La Diablesa”, para que me diera un filtro de amor, pero un pavoroso incendio quemó la casa de la hechicera con ella dentro. Varios vecinos me vieron. Desde entonces esa travesía esta maldita, y se la conoce como “La Travesía del Diablo” o “El Callejón del Infierno”.

Nota del autor: Actualmente existe esa calle en Toledo, al igual que multitud de calles y emplazamientos misteriosos.

Para más información leed el libro “Toledo insólito” de Luís Rodríguez Bausá, al que doy las gracias por su interesante charla al abrigo de la luna en el verano del 2005.

El Paseo de los Tristes (Capítulo VI):

Sara continuó contando su historia mientras Azaak asistía perpleja a las palabras de aquella extraordinaria mujer.

– Desde que la Inquisición se instauró en España allá por el año 1478, la intolerancia, el fanatismo y la superstición se adueñaron del corazón de esta bella tierra. Todos éramos sospechosos; judíos, musulmanes y cualquier persona con alguna inquietud intelectual. Incluso las vendettas personales solían acabar en acusaciones de brujería o de malas artes. El Santo Oficio era como una especie de policía del Alma. Autos de fe en los que se quemaban vivos a numerosos herejes, judaizantes y todo aquel susceptible de ser “salvado”.

– ¡Es horrible! -exclamó Azaak- se supone que los españoles llegaron a la tierra de mis antepasados para enseñarnos la religión del amor y el perdón, incluso se escandalizaban de nuestros sacrificios. ¿Y esa religión permite el asesinato por ser distinto? Los dioses nos dieron inteligencia para dudar de todo y para hacernos preguntas -Azaak no entendía esa supuesta superioridad espiritual del hombre blanco-.

– En Europa las cosas son más lúgubres de lo que parecen. La cultura es la medicina contra el fanatismo y el miedo. Mira, te voy a contar una historia del sitio donde nací, Granada, la ciudad más hermosa jamás imaginada por ningún dios. Allí hay un paseo que tiene una bella y triste leyenda.

Nota del autor: Este tema está dedicado a la poesía hecha paisaje, a un beso hecho ciudad, a Granada (gracias a Sara y Sigrid por su información).

“Esta leyenda es totalmente falsa. Es fruto de la imaginación de este enfermo autor”.

La Posada de los Muertos (Capítulo VII):

Hacía frío, mucho frío. Azaak se había quedado dormida escuchando a Sara. Cuando abrió los ojos buscó con la mirada a su nueva amiga. La encontró en un rincón arrodillada tarareando una alegre y pegadiza melodía.

– ¿Qué cantas? -preguntó-. Es digno de admirar tu fuerza de voluntad, pareces contenta.

– ¡Que va! -suspiró Sara-. Lo que pasa es que me ha venido a la memoria una historia que me contó la hechicera de la que te hablé. Cuentan que en los extramuros de Toledo existe una venta en la que a todo aquel que la visita con el ánimo decaído y con ganas de acabar con esta vida de sufrimiento, se le aparecen los muertos y cantan esta melodía.

Desde mi Cielo (Capítulo VIII):

Rara vez los prisioneros tenían visitas de sus familiares. Pero la excepción besó esa mañana a Sara. Pero el beso era amargo, era un beso de despedida. Una prima suya se presentó con una carta y la mirada huidiza. Era evidente que algo había pasado. No hicieron falta palabras, hay veces que el Alma escucha las malas noticias antes que nuestros oídos: ¡Su amor había muerto!

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras abrazaba contra su pecho aquella carta. Miró el remite y vio que estaba firmada por él. Alargó la mano hacia Azaak y con un hilo de voz le dijo:

– ¡Léemela! ¡Por favor, léemela!

Y Azaak tomando su mano, comenzó a leer….

“Ésta canción está dedicada a la memoria de Juan Diego Caballo, periodista, escritor, y un incansable buscador de la felicidad, a veces tan esquiva. Al final, la encontró”.

En Nombre de Dios (Capítulo IX):

Al terminar la carta, Azaak se sumió en una profunda tristeza. Ella también tenía un amor, Pedro de Alcázar, aquel intrépido cocinero que tanto le había enseñado. ¿Dónde estaría? -pensó-. Los verdes ojos de Sara tenían un brillo especial, y un esbozo de sonrisa asomó en aquel blanco rostro…

– ¿Para ti qué es el amor, Azaak? -preguntó la judía-.

– El amor no se puede definir, todo lo importante de esta vida, sí lo defines lo haces pequeño; El amor al igual que la libertad hay que sentirlo. Es como el sexo, hablar de él es estimulante, pero practicarlo es totalmente distinto.

– He notado que aquí, al sexo, la Iglesia lo ve como algo sucio.

– Sí Azaak, pero es algo que debo explicarte. De puertas para adentro todos los miembros de la Iglesia, se entregan a sus fantasías carnales. Como ya le dije yo soy bisexual Azaak, creo que mi sexualidad es libre y madura, pero eso aquí es algo así como una monstruosidad. Una de mis amantes fue obligada a delatar nuestros encuentros amorosos al Santo Oficio y por eso estoy aquí confinada…

– ¿Te interrogaron sobre ello? -preguntó interesada Azaak-.

– Con toda suerte de detalles. -Sara miraba fijamente al vacío, mientras recordaba los gritos, insultos y torturas…-.

Íncubos y Súcubos (Capítulo X):

A la mañana siguiente, después de la periódica visita del carcelero, encargado de suministrarles algo de pan mohoso y agua, se enteraron de la ejecución de una joven toledana de 19 años acusada de brujería y practicar misas negras. Según pudieron enterarse por boca de Juanillo -el carcelero-, la pobre muchacha no estaba en sus cabales. Proclamaba a quien quisiera oírla, que era la concubina del mismísimo Diablo y se que le aparecía en su alcoba todas las noches en forma de Íncubo.

– ¿Íncubo? ¿Qué es? -preguntó interesada Azaak.-

– Íncubos y Súcubos son materializantes de Satanás en forma humana. El Íncubo tiene aspecto de un atractivo hombre y el Súcubo de doncella apetecible. Los dos se aparecen a sus víctimas de noche, y suelen excitar tanto a sus asustados pretendientes, que estos caen rendidos a sus encantos.

Diabulus in Musica (Capítulo XI):

No estaría mal tener un par de íncubos ahora mismo -bromeó Azaak-.

– Si dispusiéramos de algún instrumento, ten por seguro, que te concedería ese deseo -afirmó misteriosamente Sara-.

– ¿En serio? cada vez me sorprendes más.

– Existe una vieja leyenda que habla de un acorde maldito, el acorde del Diablo. Cualquiera que lo toque o lo escuche pone en marcha las puertas del mal. Y aseguran que el mismísimo Satanás se te presenta. Es como una invocación, pero en música.

– Eso mismo fue lo que confesó esa pobre judía que acababan de freír -dijo Juanillo-. Muchas veces el carcelero las hacía compañía y las contaba todo tipo de chismes. Él también se sentía muy solo.

– ¿De veras? -preguntó Sara divertida-.

– De veras -afirmó Juanillo-. Ella lo llamaba el tritono, el “Diabulus in Musica”.

Mañana Empieza Hoy (Capítulo XII):

Al terminar su relato, Juanillo pareció entristecerse de repente. ¡Pobre chica! -pensó-. Cuánta locura y fanatismo hay en estas paredes. Esa chiquilla lo que necesitaba era seguramente un médico y un amor… y yo ¿qué tengo? nada. Mi vida es esta lúgubre cárcel y estos locos Dominicos…

Azaak estaba leyendo en los ojos de aquel buen hombre. Él era el encargado de alimentarles, custodiarles, pero también de torturarles. Era su trabajo, su asqueroso trabajo.

– Cambia de vida -le instó Azaak- todos tenemos derecho a otra oportunidad.

– Ya es tarde para mí -suspiró el carcelero-.

– No digas eso -le recriminó indignada Azaak-todos los días son oportunidades nuevas para cambiar nuestro destino. ¡Mañana empieza hoy!

El Príncipe de la Dulce Pena (Capítulo XIII):

Juanillo más animado bajo el tono de voz, prosiguió con el relato de la desdichada cría que aseguraba haber tenido la visita nocturna del Diablo y de haberlo llamado ella misma todas las noches utilizando esa oscura melodía.

– Ella lo amaba, según decía, lo amaba porque era humano, tenía todos los rasgos espirituales carentes de hipocresía. Era egoísta, vengativo y no acataba las normas que dictaba Dios. Por eso fue expulsado del paraíso. Durante toda la historia de la humanidad ha estado presente. Se le han achacado innumerables nombres: Satanás, Belial, Lucifer, Leviathan, Astaroth, El Ángel Caído, Luzbel, Mephistofeles, Belcebú… Pero ella siempre lo llamaba su príncipe. El Príncipe de la Dulce Pena.

Aquelarre (Capítulo XIV):

Nadie sabe a ciencia cierta si todo lo que proclamaba esa desdichada en el potro de la tortura era verdad, fruto de alguna enfermedad, o simplemente una invención lo suficientemente poderosa y rotunda como para que dejaran de una vez de someterla a tanto sufrimiento.

-Sentenció Juanillo- el caso es que lo que confesó a continuación entre alaridos de dolor, hizo que todos los presentes enmudeciéramos de terror y por qué no, más de uno fantaseó con haber podido verlo o incluso participar de ello, que de todo hay en la viña del Señor. Rebeca, que así se llamaba la judía, contó con pelos y señales como su demonio la guió entre sueños a un bosque a las afueras de Toledo. Era una noche de luna llena y multitud de estrellas brillaban tanto que parecían querer asomarse desde el cielo para no perderse detalle de tan oscuro espectáculo: una misa negra, una orgía en la que los cuerpos se entrelazaban dándose placer. Un aquelarre en el que todo valía… Y presidiéndolo: Él. El Príncipe de la Dulce Pena.

Hoy Toca Ser Feliz (Capítulo XV):

Quito, octubre de 1529

Inti Palla tenía la belleza de las princesas incas del Imperio de Cuzco. Era una de las hijas del rey Huayna Capac, el único señor del Imperio de las Cuatro Direcciones, el inca de todos los incas, el Hijo del Sol. Desde hacía varias lunas, el Único Señor, yacía tumbado bajo las mantas de llama y vicuña. Se estaba muriendo. Ni todo el oro que vestía a aquel rey y a las paredes de su estancia brillaba tanto como los pequeños ojos de Inti Palla, lloraba.

– Padre -preguntó- ¿Qué pasará con nosotros? Se escuchan rumores de que a tu muerte reinará el caos, y que vendrá un pueblo a arrebatarnos nuestro oro, nuestro pueblo.

– Nada, mi preciosa princesa -dejó escapar el rey con un hilo de voz-. Después de mí, vendrá otro y luego otro, y la Pachamama nos protegerá y nos acogerá en su manto. Tú mientras tanto crece, vive y haz que tus sueños sean la guía de tu vida. La mañana, la brisa y el día vendrán a buscarte. Hoy te toca ser feliz hija mía!!

Creo (La Voz Dormida - Parte II ) (Capítulo XVI):

Aquella noche Azaak no consiguió conciliar el sueño. Las imágenes de toda su vida se agolpaban a codazos en su mente. Algo muy dentro de su ser le decía que había llegado la hora.

El inquisidor Honorio, un dominico cobarde, mentiroso y acostumbrado a amontonar riquezas a costa del trabajo de los demás, mesaba su perilla pelirroja. A su lado su secretario José -o Pepe, como gustaba de llamarle su amo y superior- tomaba notas mientras asistía al interrogatorio al que sometía a Azaak.

Azaak, mientras era torturada con uno de los instrumentos más crueles jamás ideados, no dejó escapar ni grito alguno, ni súplica ninguna. Miraba fríamente al tribunal que la acusaba de herejía y brujería. La pera vaginal -que así llamaban a ese cruel artefacto- consistía en un instrumento metálico con forma de pera, que una vez introducido en la vagina de la penitente se abría dentro del cuerpo de la misma produciéndola enormes dolores. Al retirar dicho instrumento -todavía abierto- producía tales desgarros en la vagina que muy pocas sobrevivían a aquel tormento. Tanto el padre Honorio como su perro faldero Pepe disfrutaban de aquella escena. Juanillo lloraba, e intentaba apaciguar tanto dolor acariciando sin ser visto el cuello de Azaak.

-Lo siento mucho- le susurró a Azaak en un momento en que las miradas de los inquisidores se desviaron hacia un charco de sangre que se había formado a los pies de Azaak.

– ¡¡Silencio verdugo!! -La mirada del inquisidor taladró a Juanillo- ¿Sigues afirmando que el verdadero Dios es mujer, y se llama Gaia?

-preguntó- ¿Y todavía te atreves a mantener que tú eres su representación en la Tierra?

Azaak hizo un esfuerzo sobrehumano por hablar…

– Vosotros sois los que tendréis el castigo más severo que jamás tuvo persona alguna -dictó Azaak-. Vosotros creéis en un Dios malvado, justiciero, creéis que todas las personas que no piensan como vosotros son dignos de ser asesinados. ¿Y vosotros os llamáis civilizados? ¿Con qué derecho colonizáis pueblos que al menos respetan a su madre, La Pachamama? Vosotros hacéis sacrificios humanos más crueles que aquellos a los que llamáis salvajes. Lo hacéis por odio, por venganza, por incultura. Yo no creo en un Dios así.

– ¿Y en qué crees tú? -inquirió el Padre Honorio acercando su boca a la de Azaak-.

La Cantata del Diablo (Missit me Dominus) (Capítulo XVII):

El estruendo era ensordecedor.

Multitud de gente se apiñaba desde horas muy tempranas para elegir los lugares de privilegio en el quemadero de Toledo. Este se situaba fuera de las murallas, y era el sitio destinado a los autos de fe. Azaak iba subida a una carreta en compañía de media docena de asustadas personas que, al igual que ella, portaban el ridículo vestido blanco con capucha llamado “El Sanbenito”. Al fondo, esperando a sus futuros inquilinos, seis postes se erigían como estatuas hechas de miedo y violencia. Como en un sueño, Azaak fue bajada y atada al poste. Su compañero de hoguera no resistió más y se le aflojaron los esfínteres, desmayándose…

El último pensamiento de Azaak fue para su amado Pedro de Alcázar. A Sara la habían condenado a la expulsión de España y obligada a marchar como esclava a Las Américas. Los “valientes” soldaditos españoles necesitaban enfermeras, criadas, y si se cansaban de violar a las indígenas, alguna que otra esclava sexual.

Cuentan que cuando el fuego iba devorando el cuerpo de Azaak, todos y cada uno de sus rasgos se fueron transformando hasta convertirse en las características de una persona con síndrome de Down -cabeza redondeada, frente alta y aplanada, lengua y labios secos y fisurados, y hasta la esquina interna de la piel de los ojos se fue plegando. La gente, horrorizada, no daba crédito. Y antes de suspirar miró directamente a los inquisidores y exclamó.

-Tarde o temprano me vengaré, y jamás vuestra Iglesia volverá a cometer más crímenes. Os lo juro! El Señor me ha enviado, Missit me Dominus-. Y dando un tremendo alarido, murió...

Todas las letras escritas por Txus Di Fellatio.

Todas las letras escritas por Txus Di Fellatio.

2005: Edición original de 2 CD con formato digipak, publicado por Locomotive Music y Warner Music Spain

2005: Edición original de 2 CD con formato jewel case, publicado por Locomotive Music y Warner Music Spain

2005: Edición de 2 CD con formato jewel case, publicado por Locomotive Music y Warner Music Spain

2006: Edición especial de 2 CD + DVD, publicado por Locomotive Music y Warner Music

2019: Edición 2 Vinilo + 2 CD, publicado por Warner Music Spain

El estilo musical de este álbum difiere de sus anteriores trabajos, alejándose un poco de su estilo de Folk Metal y Celtic Metal tradicional (como Finisterra o Gaia), enfocándose en un estilo más oscuro con toques sinfónicos, pudiendo llegar a considerarse cierta parte del álbum como gótico. Tiene influencias de dicho género en distintos temas, sin dejar pasar por momentos igualmente sus influencias de otros subgéneros del Metal, como Power Metal, Metal Progresivo y Heavy Metal. Al igual que en Gaia, la composición evoluciona a ser más madura y más elaborada que en sus antiguos trabajos, siendo considerado como el álbum más complejo de la banda narrativamente hablando y uno de los mejores hechos hasta ahora por la agrupación, junto con su sucesor Gaia III: Atlantia y el mítico Finisterra, según la propia banda.

Gaia II: La Voz Dormida en una semana era disco de oro Gold.png con 100.000 copias vendidas, y a las tres semanas consiguió ser disco de platino Platinum.png con 250.000 copias vendidas.[1][2]



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