Se denomina gallinero al lugar o cubierta donde las gallinas se crían y se recogen a dormir.
Los antiguos disponían los gallineros en sus casas de labor con exposición al Sureste situándolos cerca de la cocina para que recibiesen calor y cuando no adoptaban tal disposición dividían la construcción en tres partes dedicando la central en que estaba la entrada a mantener un hogar con lumbre para que calentase a los otros dos compartimentos que se hallaban divididos en pisos con ventanas al lado de oriente. Las paredes eran gruesas para abrir en ellas los nidales y estaban enlucidas por dentro y fuera para evitar que pudiesen subir los insectos perjudiciales.
En las explotaciones de importancia, el gallinero se divide en distintos departamentos para cada clase de aves, distribuidos en derredor de un corral, separado con cerca del patio general. En las explotaciones pequeñas suele arrimarse el gallinero al horno de cocer pan para que aproveche el calor que de este se desprende. Otras veces, se sitúa al lado de una cuadra o establo de vacas o entre dichos dos locales con los cuales comunica por ventanas enrejadas.
Un corral bien dispuesto debe recibir con facilidad los primeros rayos del sol saliente de modo que las cabañas o gallineros al salir el sol puedan calentar a los animales en las madrugadas de invierno. Para dormir las aves se ponen unos anchos listones llamados dormideros con los bordes redondeados y sin raja alguna colocándolos todos a igual altura horizontalmente de un costado a otro del gallinero. Deben ser móviles para limpiarlos de vez en cuando de la gallinaza con la debida comodidad. No conviene colocar dormideros escalonados pues dada la costumbre de las gallinas de trepar a los más altos derriban a las gallinas más débiles llenándolas de gallinaza.
Dentro del gallinero debe arrojarse en cualquier rincón opuesto a los dormideros un montón de paja que se repondrá siempre que se haga limpieza. Los ponederos se fijan en el otro rincón libre y suelen hacerse a modo de cestas de forma elíptica implantados en un travesaño de madera que se clava al muro con clavos sin cortes ni ángulos donde se puedan herir las gallinas.
Los bebederos y comederos deben estar bien dispuestos para el aprovechamiento y comodidad de las aves siendo mala costumbre arrojar la comida al suelo donde se mezcla con tierra. Conviene además que los cacharros del agua estén cubiertos para que no la ensucie el polvo poniéndolos al sol en invierno y a la sombra en verano. Todos los utensilios deben presentar bordes redondeados y no cortes vivos que puedan herir a las aves.
En algunas ocasiones se pone sobre el gallinero un palomar.
El contenido de este artículo incorpora material del Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano del año 1892, que se encuentra en el dominio público
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