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Gasánidas



Los Gasánidas o Bani Gassan (en árabe: Al-Ghasasina, الغساسنة / بني غسان) fue una dinastía árabe cristiana, vasalla y aliada del Imperio bizantino cuyos miembros pertenecían a un clan de la tribu árabe Azd, en Yemen del sur y llegaron hasta el desierto de Siria en el año 250.[1]

El Reino Gasánida fue un aliado del Imperio Bizantino al servirle como estado tapón en la guerra que sostenía este con los persas. Su capital se estableció en Jabiyah, en los Altos del Golán. Geográficamente ocuparon parte de Siria, Palestina, Jordania y el norte del Hiyaz hasta Medina. Actuaron como guardianes de las rutas de comercio y controlaron a las tribus beduinas.

El rey Al-Harith ibn Jabalah (que reinó de 529-569) apoyó a los bizantinos contra la Persia sasánida y le fue otorgado el título de patricio en 529 por el emperador Justiniano. Al-Harith fue cristiano monofisita, como era normal entre cristianos de Siria y Egipto; ayudó al revitalizamiento de la Iglesia siria monofisita (jacobita, por Jacobo Baradeo de Edesa) y apoyó el desarrollo monofisita pese a ser considerado herético por la ortodoxia bizantina. Más adelante la desconfianza bizantina y la persecución de esta heterodoxia trajo problemas a sus sucesores, Al-Mundhir (reinó 569-582) y Nu'man.

En su alianza con los bizantinos, los Gasánidas entraron a rivalizar con otro reino árabe cristiano (aunque nestoriano y aliado de Persia), el reino de los Lájmidas.

Al-Harith luchó contra rey lájmida Al-Mundhir, durante 25 años, el péndulo de la victoria iba y venía. Primero uno, luego el otro, sería una audaz incursión en el territorio de su oponente. Pero debido a que los Gasánidas y Lájmidas eran tan parejos durante este período, los imperios Bizantino y Persa se estancaron en el Oriente Medio.

El encuentro final entre Al-Harith y Al-Mundir, ha pasado a la tradición árabe como "El Día de Halima" (يوم حليمة), denominado así en honor a la hija de Al-Harith llamada Halima, la cual habría presenciado el hecho. La batalla, que tuvo lugar en el norte de Siria en el año 554, tuvo como resultado la muerte de Al-Mundir y una victoria decisiva para los Gasánidas. Aunque no fue el fin del enfrentamiento entre ambos bandos.

Los Gasánidas prosperaron económicamente y emprendieron obras públicas y religiosas; también patrocinaron las artes y en cierto momento albergaron en sus cortes a los poetas Nabighah al-Dhubyani y Hassan ibn Thabit.

El reino fue un estado vasallo del Imperio Bizantino hasta que sus gobernantes fueron derrocados por los musulmanes en el siglo VII, después de la batalla de Yarmuk. Su poder real, sin embargo, había sido destruido en la guerra anterior, durante la invasión persa de 614.

Después de la caída del primer reino en el siglo VII, varias dinastías, cristianas y musulmanas, gobernaron diciendo ser una continuación de la Casa de Gasán. Junto a la dinastía fócida o niceforiana del Imperio Bizantino en el siglo IX, otros gobernantes pretendían ser los herederos de la Casa Real Gasánida. Los Sultanes Rasulíes gobernaron desde el siglo XIII al XV en Yemen, y los sultanes mamelucos buryíes en Egipto desde el siglo XIV hasta el siglo XVI. Incluso las dos dinastías aun siendo musulmanas, sus soberanos afirmaban ser herederos y sucesores de los Gasaníes. Los últimos gobernantes para llevar los títulos de los sucesores de la dinastía real gasaní fueron los jeques Chemor cristianos en Monte Líbano gobernando el pequeño estado soberano de Zgarta-Zawiya hasta 1747 AD. Hoy sobrevive la Casa Real Gasaní y su jefe es actualmente SAIR el Príncipe Gharios Ghassan Al-Numan VIII.[2]

Para los historiadores, tal vez el problema más frustrante en el estudio completo de la dinastía Gasánida, es el retraso relativo de las fuentes árabes. Tres de los poetas más famosos, Labid ibn Rabi'a (llamado también "el hombre del bastón torcido"), Nábigha al-Dhubyani y Hassan ibn Thabit, se asociaron con los Gasánidas, bien sea por parentesco o patrocinio de estos, pero la poesía de Los días de anarquía o Los días de la ignorancia, como los musulmanes llaman a la era pre-islámica, fue transmitida por vía oral y no fue puesta por escrito hasta el siglo VIII, IX y X d. C.

Junto con el hecho obvio de que los poetas en todas partes son los creadores e historiadores no académicos, esto hace que sea casi imposible para los eruditos modernos extraer datos históricos fiables de las letras pulidas de las poesías pre-islámicas. Aunque se pueden contar libros enteros en idioma árabe acerca de esta dinastía, sus orígenes, hazañas, poetas y legado.



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