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Germán de Granda



¿Qué día cumple años Germán de Granda?

Germán de Granda cumple los años el 19 de febrero.


¿Qué día nació Germán de Granda?

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¿Cuántos años tiene Germán de Granda?

La edad actual es 2015 años. Germán de Granda cumplirá 2016 años el 19 de febrero de este año.


¿De qué signo es Germán de Granda?

Germán de Granda es del signo de Piscis.


Germán de Granda Gutiérrez (1932-2008) fue un filólogo y catedrático español experto en sociodialectología histórica del español de América[1]​ y en el contacto de la lengua española con lenguas indígenas.[2]​ Es probablemente, además, el mayor investigador de la lengua española en África.[3]

Nacido en Luanco el 16 de febrero de 1932, perdió a su padre tempranamente. Obtuvo la licenciatura de Filosofía y Letras (especialidad Filología Románica) en 1954 en la Universidad de Madrid, doctorándose en 1958 en la misma universidad con la tesis La estructura silábica y su influencia en la evolución fonética del dominio ibero-americano, bajo la dirección de Rafael Lapesa. La calidad de su tesis lo hizo merecedor del Premio Manuel Rivadeneyra[4]​ de la Real Academia Española.[5]

Pertrechado con una extraordinaria preparación filológica y armado de una memoria excelente, de Granda centra sus investigaciones en el contacto entre el español y las lenguas indígenas americanas y la determinación de interferencias. Esta dimensión se extiende luego a las variantes afroamericanas y las lenguas africanas, como no podía ser menos, con alguna incursión hasta las Filipinas. En sus dominios lingüísticos, podríamos decir, recordando una frase célebre, no se ponía el sol. (Francisco A. Marcos Marín, 2009, págs. 363-364)[5]

Falleció en Madrid el 27 de diciembre de 2008.[6]

Fue catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de La Laguna, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Valladolid, además de profesor visitante en distintas universidades hispanoamericanas. Fue consejero nacional de Educación y desempeñó responsabilidades diplomáticas como agregado cultural en diferentes embajadas de España en Hispanoamérica, como la de Colombia; además, fue director del Centro Cultural de España Juan de Salazar en Asunción, Paraguay (1977-1979)[7]​ y director del Centro Cultural Hispano Guineano en la década de los 80.[8]

Germán de Granda contribuyó de manera importante a los estudios del español atlántico, el que salió de España por los puertos atlánticos y se extendió por el mundo, y a la defensa de la tesis monogenética sobre la formación del español de América, aquella que plantea que la coincidencia de rasgos entre el español americano y el andaluz procede de un origen común y que fue la variedad del sur de España la que más influyó en la formación del español de América. Alejado de los métodos de investigación de escritorio, trabajó arduamente en terreno, en circunstancias muchas veces incómodas, hostiles o peligrosas. Esto le permitió acceder a una diversidad de comunidades de lengua y de habla e integrarse a ellas, logrando en esas inmersiones un gran conocimiento de lenguas, dialectos y sociolectos poco estudiados o definitivamente inexplorados. Su trabajo sobre las tierras bajas occidentales de Colombia, una zona de población negra en la Costa Pacífica, es una contribución sin antecedentes. Abarcó desde asuntos fonético-fonológicos (la realización como oclusión glotal de/k/) hasta temas de tradición oral (la pervivencia del Cantar de Rolando en la cultura afropacífica). La explicación que da a los fenómenos lingüísticos pasa por la historia económica de la esclavitud y toma en cuenta el particular tipo de sociedad colonial que se formó en las regiones consideradas, vinculadas a la minería. Existía allí una élite española que mantenía contacto con la metrópoli a través de ciertas rutas fluviales y terrestres y una sociedad de esclavos diferenciada internamente según las labores que desempeñaba, sea el duro trabajo de las minas en zonas alejadas de los centros poblados, sea el trabajo de la casa y el servicio personal a los amos. Esas circunstancias configuraron el perfil lingüístico que encontró de Granda y los investigadores del Instituto Caro y Cuervo que estuvieron con él en esos viaje en la década de los años 70 del siglo XX. Los nexos que logra tejer de Granda entre la forma de la lengua y los determinantes económicos y sociohistóricos, construyen una potente explicación para los hechos del contexto americano.

<blockquot>En América la situación era mucho más dura: los viajes duraban días, eran en canoas o, como mucho, en aviones de fiabilidad limitada. Los investigadores eran asaltados de vez en cuando y despojados de sus pertenencias, incluso a unos pasos del hotel. Padecían los riesgos de la malaria y de las amebas [...], ponían en riesgo su salud y se olvidaban de su comodidad personal durante largos períodos. El Paraguay, en ese sentido, era mucho más apacible, aunque exigiera a veces notables esfuerzos. Guinea Ecuatorial, en cambio, supuso un paso atrás. (Francisco A. Marcos Marín, 2009, pág. 363)[5]​Sus investigaciones sobre el contacto lingüístico entre el español y distintas lenguas indígenas, así como sus estudios sobre el español de África, son obras de referencia para especialistas. Su modelo teórico de periodización de la formación del español de América sienta las bases de un nuevo modo de abordar la sociodialectología histórica.

Con Germán de Granda desaparece un tipo de investigador español profundamente humano [...], el que vive en y del territorio, en el que se integra y mimetiza. Nadie llegó al grado que él, en todos los sentidos. Su vida fue una perpetua añoranza de América, satisfecha durante largos períodos; pero siempre insaciable. (Francisco A. Marcos Marín, 2009, pág. 367)[5]

En la localidad de Iscuandé, localizada en el extremo noroeste del Departamento de Nariño, se observó una divergencia existente en los rasgos fonéticos de los habitantes, en un principio diferentes autores confirmaron un “polimorfismo de realizaciones indiferentes”. Esto quiere de decir que una pronunciación determinada no está necesariamente asociada a variables de carácter sociológico (sexo, edad y en menor medida estratificación vertical) como ocurre normalmente. Con estos nuevos datos el autor considera que las metodologías dialectológicas deben tomar en cuenta la extensión real de las “áreas de dispersión” de determinados fenómenos. Por eso, se hace un llamado a que las encuestas en vez de considerar solamente un hablante representativo por localidad, deberían introducir la mayoría de hablantes en el área junto con una estructura de variables derivadas del grupo a estudiar.


El investigador Germán de Granda plantea una división dialectal al interior de la comunidad lingüística del municipio de Iscuandé en el departamento de Nariño, Costa Pacífica colombiana, entre la subárea de los caseríos mineros (en la cabecera del río Iscuandé) y la subárea rural de la localidad. A partir del enfoque diacrónico se quiere definir la causa por la que se presenta la variación lingüística.  De manera que Germán de Granda desarrolla su estudio bajo una metodología que reúne los métodos de la dialectología con la de principios derivados de la sociología lingüística.  En la localidad es difícil plantear una verdadera 'norma media local' pues hay 'polimorfismo de realizaciones indiferentes' , no hay homogeneidad a pesar de ser una pequeña comunidad.  Algunos de los rasgos fonéticos presentes en el área urbana de la localidad son:  inexistencia de la evolución /d/>/r/ en posición implosiva, así como tampoco se dan otros fenómenos que afecten  a /r/ y /l/ propios de otras hablas negras; aspiración de /s/ implosiva no final y pérdida de ésta en posición final (aunque se dan casos de conservación en algunos hablantes).  En el habla de los mineros del curso alto del río Iscuandé y sus afluentes, encuentra al menos tres rasgos muy distintivos, ausentes en la zona urbana:  semi-velarización de la vibrante múltiple intervocálica e inicial, vocalización de /l/ implosiva y  evolución sistemática /d/ > /r/ en inicio y entre vocales. Afirma de Granda:

“La existencia de dos conjuntos de realización fonética tan marcadamente diferenciados dentro de un territorio reducido como el estudiado plantea un problema genético que, como en otros muchos casos presentados por la geografía lingüística, exige la aportación de datos diacrónicos para la elucidación de la distribución geográfica sincrónica de un determinado rasgo o conjunto de rasgos lingüísticos.” (De Granda, 1973, p. 457)[9]

Ante esta observación, el investigador además se pronuncia sobre la metodología aplicada tradicionalmente en los estudios dialectológicos. Estudios que se han caracterizado por adelantar los análisis de datos lingüísticos a partir de la recolección de muestra de un solo hablante para identificar el habla común de una región. Se considera esto un procedimiento insuficiente debido a la gran variación que se observa en las realizaciones fonéticas, tanto en el nivel idiolectal, como ante variables socio-económicas distintas.

Para realizar el estudio diacrónico, es decir un estudio histórico, seleccionó el periodo comprendido entre 1650 y 1852.  En el trabajo de delimitación se descartó la etapa anterior a 1650 en el que una ocupación considerablemente indígena iba siendo reemplazada por esclavos procedentes de África. Como también fue excluido el periodo posterior a 1852 por la entrada en vigor de la ley que ponía en libertad a todos los esclavos del país y la que significaría una migración de la poca población de españoles y criollos que se encontraban en la zona a ciudades cercanas por la pérdida de la fuerza de trabajo. Por lo que el periodo elegido resulta ser el indicado para rastrear la conformación de grupos que produjeron diferencias lingüísticas lo suficientemente marcadas como para producir dos formas de habla distinta dentro de una misma comunidad lingüística. Afirma de Granda:

“A mi parecer, es en esta dualidad étnica, socio-económica y cultural, de más de dos siglos de duración, establecida en la zona de Iscuandé (y en otras del Pacífico colombiano) entre un área servil, de población negra, aislada, reducida a una pura vida animal encaminada únicamente a la prestación de fuerza de trabajo en 'los ríos' del interior, y otra área urbana, de población hispánica en su minoría directiva, dotada de un alto nivel de ingresos, de un elevado status social y de la posibilidad de cultivar, aunque haya sido minoritariamente, refinamientos vitales y culturales similares a los que, en la misma época, se practicaban en otras zonas de la América española, en la que se encuentra la génesis causal de la situación lingüística actual en el municipio de Iscuandé.” (De Granda, 1973, p. 464-465)[9]

Los esclavos mineros de los ríos estuvieron aislados de la norma de prestigio propia de la sociedad de españoles dueños de minas y residentes en el área urbana de Iscuandé.  Por ello esos esclavos desarrollaron de manera libre su forma de habla alejada del estándar.  La población negra urbana, por el contrario, incorporó una buena parte de los rasgos del habla de prestigio de la minoría directiva blanca que estuvo en la zona por casi dos siglos.  Una vez que esta minoría blanca emigra (al finalizar la esclavitud), los negros urbanos conservan algunos de estos rasgos diferenciadores, símbolo de estatus con respecto al habla 'de los ríos'.  Sin embargo la innovación del habla de los ríos puede imponerse progresivamente en el área, al menos en las condiciones que constató G. de Granda en la época de su encuesta lingüística.

Germán de Granda cuenta con una vasta producción científica, expresada por medio de libros y artículos de que forman parte de la bibliografía de base de estudios de sociodialectología histórica en distintas universidades del mundo.

Entre sus libros se cuentan los siguientes:

Germán de Granda nos ha dejado muchísimos y valiosos estudios, entre los cuales hay varios libros de referencia: Estudios lingüísticos hispánicos, afrohispánicos y criollos (1978), Español de América, Español de África y Hablas Criollas Hispánicas (1994), Español y Lenguas Indoamericanas en Hispanoamérica (1999) o Lingüísticas de contacto: español y quechua en el área andina suramericana (2002).

(Garrido, Miguel Ángel, 2009)[3]

Algunos de sus artículos son los siguientes:

Como ser humano muy sensible, agradeció profundamente los honores que recibió en vida, que fueron primordialmente americanos. Además de los nombramientos de profesor honorario o de las condecoraciones vinculadas a sus funciones diplomáticas, como la Orden del mérito de la República de Paraguay, fue doctor honoris causa por la Universidad de Salta [...]. También fue miembro correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Argentina de Letras, Colombiana, Peruana y Nacional de Letras del Uruguay.

(Francisco A. Marcos Marín, 2008, págs. 1152-1153)[5]

Entre sus distinciones se cuenta también el Premio Manuel Rivadeneyra[4]​ de la Real Academia Española.[6]



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