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Gestor cultural



Gestor cultural es la persona que motivada por el mejoramiento del arte, trabaja independiente y profesionalmente con conocimiento de la materia, desarrolla labores como mediador entre instituciones culturales gubernamentales y/o privadas con artistas de diversas áreas para articular su trabajo en el mercado, la promoción y difusión a nivel nacional e internacional.[1][2][3]

El gestor cultural trabaja buscando metas específicas de éxito, pretende siempre a mejorar el nivel de la cultura, buscando la cohesión activa entre la sociedad, el sector gubernamental y el privado con los artistas. El trabajo de la gestión de la cultura plantea retos de aprendizaje en áreas diversas como la administración de recursos económicos, formación y comunicación artística.[4][5][6]

La gestión cultural[7]​ es una profesión nueva,[8]​ la persona que se dedica a este trabajo se caracteriza por tener cualidades para visibilizar e interpretar el talento, saber establecer un diálogo con el artista para vincularlo a los proyectos culturales a desarrollar.[9][10]​La gestión cultural “busca posibilitar el acceso y goce de la cultura, mediante el desarrollo de acciones y procesos que permitan concretar este propósito, así como de la eficiente administración de bienes y servicios culturales”; por otra parte, “como sector, contempla diversos actores e instituciones del ámbito público y privado y la sociedad civil, siendo esta diversidad y su universo temático, uno de sus rasgos distintivos”.[11]

El gestor cultural requiere un nivel de comprensión de los procesos culturales y tendencias que se desarrollan en el mundo de la cultura y el arte y los nuevos enfoques de los estudios culturales en el ámbito internacional. Los efectos de la globalización y las concentraciones urbanas, migraciones provocan un fraccionamiento de nuestras sociedades que tiene repercusiones en el mundo de la cultura. Estos conocimientos han de encontrar un equilibrio entre las realidades de los contextos próximos (local, regional, nacional, etc..) con una visión amplia de los procesos mundializados que influyen directa o indirectamente en los diferentes ámbitos de la gestión cultural.

Los gestores culturales realizan su labor a través de organismos de diversa índole: Instituciones gubernamentales, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), empresas, grupos informales de ciudadanos, entre otros, con desiguales oportunidades de desarrollo y reconocimiento laboral y profesional.

La práctica de la gestión cultural tiene como objetivo el comprender, describir, interpretar y analizar de forma crítica los problemas culturales locales, regionales, nacionales e internacionales accionando los conocimientos teórico-metodológicos que les permitan diseñar e instrumentar políticas culturales, por medio de herramientas alternativas viables para la resolución con una actitud de respeto a la diversidad cultural.

Los gestores culturales deberán tener las capacidades de:

También los gestores culturales deberán tener habilidades y conocimientos en el trabajo y sus áreas que le ayuden en su formación y la construcción de estructuras y trabajos sólidos que tenga fundamentos y se puedan desarrollar de formas óptimas que entreguen resultados en su práctica tales como:

Desde hace mucho tiempo ha habido personas dedicadas a esta práctica de la gestión cultural, que la han llevado a cabo con diversos enfoques y metodologías, lo que ha permitido participar en instancias, dentro de instituciones públicas por encargo de una autoridad, también le permite una participación dentro del sector privado y otro tipo de organizaciones sociales dedicadas al análisis intercultural. Esto le permite al gestor cultural poder valorar las circunstancias de vida de distintas comunidades, distinguiendo prácticas que permitan potenciar capacidades propias. El involucramiento con diferentes grupos culturales es con la finalidad de crear vínculos que potencialicen las capacidades productivas, preventivas, creativas, organizativas y resolutivas a coyunturas o circunstancias de conflicto donde las soluciones sean justas y emerjan de los involucrados.

Uno de los efectos más grandes a los que se enfrentan en la actualidad los países es el fenómeno de la pluralidad cultural el cual esté ligado íntimamente a la globalización. Estas transiciones han sido caldo de cultivo para conformar identidades diversas, complejas y que por su particularidad deben ser atendidas adecuadamente. México es un espacio donde emergen distintos grupos culturales, como la diversidad sexual LGBTTTIQ, indígenas, personas que migran a países extranjeros buscando una mejor calidad de vida y las relaciones sociales son conflictivas porque la cosmogonía de cada cultura es diferente. En necesario que el gestor cultural deba comprender el fenómeno de la diversidad cultural para que de esta forma pueda interpretar correctamente las necesidades de cada intervención y que se vinculen a la construcción de relaciones pacíficas y retroactivas, para así llevar a cabo proyectos construidos con la participación de grupos culturales que tienen percepciones distintas del mundo.

La gestión cultural, como otras profesiones, está viviendo un proceso de profesionalización que aún no se acaba de definir del todo en Latinoamérica, este proceso requiere no solamente la existencia y fortalecimiento de programas universitarios (tecnicaturas, pregrados y posgrados), sino también el reconocimiento oficial por parte del Estado de la existencia, competencias, necesidad social y alcances de gestor cultural como profesionista que puede ser claramente diferenciado de otros agentes como el antropólogo, el sociólogo, el comunicólogo, del economista, el administrador, etc.

La intervención que se llevó a cabo con el grupo GAPAMOR (Grupo Amigos Parkinson Artritis Morelos A.C.) la cual es una fundación en donde se atienden a pacientes con Parkinson. El primer acercamiento se trató de quitar estigmas sobre las personas que padecen Parkinson, y de esta forma se romper con esquemas preestablecidos. También se obtuvo un acercamiento más teórico sobre el padecimiento, para de esta forma sentirse más cercano al grupo y comprender la forma de vida que llevan. Hubo una integración a las actividades que se realizaban en el grupo de una forma interactiva, como el canto, el baile y manualidades para generar una convivencia y un acercamiento que permita orientar a una reflexión más profunda. Este acercamiento a una intervención permitió que atreves de sus testimonios identificar sus fortalezas y problemáticas para visibilizarlas. [12]

Al decir que el gestor cultural es un especialista, nos referimos a que su práctica se sustenta en una formación profesional, basada primordialmente en la capacidad para atender todos los requerimientos de quienes intervienen en la cadena de valor de los bienes culturales, es decir, creadores, promotores, productores, difusores y consumidores que permiten construir redes de colaboración y diálogo.

Los principios o valores de la gestión cultural se derivan del porqué y para qué, resultado del reconocimiento de los derechos de los creadores, de la sociedad como demandante del acceso a los bienes culturales y todos aquellos grupos y colectivos poseedores de una cultura propia.

En este sentido , el papel del gestor cultural como lo señala Alfons Martinell es la de ser "un encargado social", no solo un amante de la cultura, ni un interesado en el arte o un benefactor social al estilo filantrópico, sino que se sitúa como un agente de la sociedad que busca atender una necesidad e incidir en la realidad, en la medida que su objetivo es producir un impacto social. [13]

Por tanto, el papel del gestor cultural va más allá de la planificación, el desarrollo de proyectos y la administración de espacios sino que involucra un trabajo de diagnóstico, un ejercicio de mediación, una construcción de la memoria colectiva y de vínculos basados en el aprendizaje y diálogo colectivo, continuo y abierto para el diseño de proyectos que surjan desde la base social.

Aunque el gestor cultural no es un actor nuevo en la escena cultural de América Latina, en las últimas décadas se ha venido dando un proceso de formalización en la región a través de una serie de acciones realizadas por los agentes del campo cultural: instituciones gubernamentales , organismos internacionales , gestores, universidades y organizaciones gremiales ( formales y no formales), que ha implicado la institucionalización de una práctica cultural como es la de los gestores culturales. [14]

El Gestor Cultural no necesariamente tiene que especializarse en el ámbito  técnico artístico o de la gestión de esta. Si no más bien tiene que ser capaz de entender y comprender los diversos procesos sociales, culturales, políticos y económicos de cada comunidad los cuales suelen ser muy complejos y diversos. Las actividades profesionales pueden ser desarrolladas en el ámbito público o privado con fines lucrativos o no lucrativos, utilizando las mismas técnicas de gestión como cualquier otro profesional, administrando cuidadosamente los recursos con los que cuenta, priorizando objetivos específicos.

Funciones de un Gestor Cultural

Habilidades que se requieren para ser un buen Gestor



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