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Grabado en madera



El grabado en madera es una técnica de grabado que experimentó un gran apogeo en el siglo XIX.[1]​ Hay diferencias esenciales de características entre un grabado en madera y una xilografía: la xilografía se realiza sobre una plancha de madera blanda usando gubias u otros elementos de corte, mientras que en un grabado en madera el artista realiza la matriz esgrafiando un bloque de madera con un buril en lugar de usar las mencionadas herramientas de corte, y llega a crear un dibujo muy sofisticado (dentro de lo posible), y produce por lo general un resultado de trazo más grueso. Los grabados en madera son generalmente pequeños y alcanzan una escala de grises con gran eclosión.

Funcionalmente, en el grabado en madera se utiliza la impresión en relieve, en la que se aplica la tinta a la cara del bloque y se imprime usando una presión relativamente baja. Por el contrario, tanto en la xilografía como en el grabado ordinario se usa una placa como matriz y se imprime por el método de huecograbado, en el cual la tinta llena los valles o huecos del grabado, y se deposita luego sobre el papel, al prensarlo. Como resultado, además de conseguirse un blanco sobre negro distintivo, las impresiones hechas con grabados en madera se deterioran a una velocidad mucho menor que las elaboradas con xilografía o con placa de cobre.

El grabado en madera fue desarrollado por Thomas Bewick, artista gráfico inglés que vivió entre los siglos XVIII y XIX. Su nueva técnica de impresión, en la que utilizaba un buril en lugar de cuchillo, sustituyó el grabado de cobre porque era mucho más simple y más barato (en este orden de importancia).[2]​ Los grabados en madera constituían un clichés para su uso en la impresión en prensas gráficas.[3]

Se utilizaron principalmente para la fabricación de imágenes de divulgación científica, con sutiles tonos de gris. Ilustradores de libros populares como Gustave Doré realizaron dibujos de gran detalle en múltiples grabados en madera.

Cada color se tenía que hacer en un bloque separado, que tenía que encajar con el bloque preexistente, con gran exactitud para cada nuevo color.

Maurits Cornelius Escher, grabador de madera holandés, trabajó con múltiples colores. También desarrolló esta técnica Nico Bulder, en otra provincia de Holanda, Groningen.




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