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Grafólogo



La grafología es una pseudociencia[1]​ que pretende describir la personalidad de un individuo y determinar características generales del carácter, acerca de su equilibrio mental (e incluso fisiológico), la naturaleza de sus emociones, su tipo de inteligencia y aptitudes profesionales mediante el examen de la escritura manuscrita. Además, según algunos grafólogos, serviría para diagnosticar el grado de salud o enfermedad física y mental.

Aunque sus defensores se apoyan en indicios anecdóticos, la mayoría de los estudios empíricos realizados no han sido capaces de confirmar la validez de sus afirmaciones.[2][3]​ Por ello, generalmente es considerada una pseudociencia (ver el apartado "juicio de la grafología").

No debe confundirse grafología con la caligrafía forense, peritaje caligráfico o grafoscopia, una disciplina utilizada en criminalística con el propósito de comparar escritos y determinar, por ejemplo, si un documento fue firmado por la persona que se supone que lo hizo, de utilidad además en testamentos hológrafos o notas de suicidio. Entre las técnicas que utiliza están el análisis de tinta, papel o tipo de máquina de escribir. La caligrafía forense está aceptada judicialmente, con fines periciales de identificación de individuos.[4]

Parte de la raíz griega "grafos" (γραφή = escritura) y el vocablo griego "logos" ( λόγος = discurso). Como por ejemplo las palabras: Antropólogo, Psicólogo, Biólogo y Geólogo. Además, también existen algunas palabras que tienen la misma raíz: Grafopatología, Grafomaniaco, Grafista, Grafopsicología, Psicografología, Grafometría, Grafoanálisis y Grafotecnología.

La grafología está basada en algunas afirmaciones básicas:

Huarte de San Juan (1529-1588) Médico y filósofo español. En su obra Examen de ingenios para las ciencias (1575), se menciona “la diferencia de habilidades en los hombres, y el género de letras que a cada uno le corresponde en particular”. Se trata de una obra precursora de la psicología diferencial, la orientación profesional y la eugenesia. También hace interesantes aportaciones a la Neurología, Pedagogía, Antropología, Patología y Sociología. El filósofo Próspero Aldorisius publicó en 1611 su obra Idengraphicus Nuntius en la que explicaba cómo analizar una grafía. En esa obra el autor expuso una serie de axiomas relativos a la "Idengrafía", término con el que acuñó su disciplina. En 1625 se publicó la obra de Camillo Baldi (o Baldo, según otras fuentes) Trattato, Come Da Una Lettera Missiva, Si Conoscano La Natura, e qualità dello Scrittore, que es considerado el primer tratado grafológico de importancia histórica y ha sido detenidamente estudiado por el especialista estadounidense Robert Backman.

En el siglo XIX, destacan los estudios del Abate Flandrin y de su discípulo Jean Hippolyte Michon. Tras años de investigación, Michon estableció las primeras reglas, y publicó Sistème de grafologie en 1871. Por ello, se lo considera el padre de la grafología moderna.

Casi a comienzos del siglo XX Crepieux Jamin la sistematizó y perfeccionó. Publicó ABC de la Grafología (1930) donde elabora un listado de especies gráficas y de cada una hace una minuciosa descripción, muestra su relación con la personalidad y las ejemplifica con varios escritos de personas conocidas, como Rousseau, Montesquieu y Beethoven. Considera la escritura como un todo, por lo que no se pueden interpretar las características del grafismo de forma aislada sin atender al conjunto. Considera que las variables gráficas han de interpretarse interrelacionándose entre sí. Introduce el concepto de ”armonía” relativo al equilibrio de los rasgos gráficos, que interpreta como indicador de equilibrio de la personalidad. Clasifica las características gráficas en géneros, especies y modos y establece un conjunto de leyes y principios que en gran medida siguen siendo usados por los grafólogos actuales. Otros libros suyos son el Tratado Práctico de Grafología y La Escritura y el Carácter.

Rudolf Pophal (1893-1966). Médico especializado en neurología. Su deseo de dar a la grafología una base científica le llevó a la búsqueda de localizaciones cerebrales del movimiento gráfico y a hipótesis sobre estructuras cerebrales que descubrimientos posteriores han descartado. En cualquier caso sus estudios y conclusiones resultan de gran valor. Su aportación básica son “Los grados de tensión-dureza” que abarcan seis posibilidades, I, II, III, IVa, IVb y V, entendiendo que el III es el más equilibrado, aunando firmeza de presión y control del movimiento. Los grados de tensión dureza que se clasifican según el grado de tensión motora, se interpretan psicológicamente ofreciendo rica información sobre la actitud vital del escritor. Defiende que la fisiología del movimiento nos enseña que la acción de la energía limita la rapidez de los movimientos por ello entiende que las formas de tensión (presión y rigidez) reducen la extensión de los movimientos; así, una débil tensión estimula la motricidad gráfica, una tensión media la acelera, fuerte la reduce, el grado máximo la perturba o inhibe. Por otro lado, la presión sería el apoyo o fuerza que se ejerce sobre la superficie gráfica, frenando la velocidad. Una tensión y una rapidez medianas constituyen pues la condición motriz óptima.

Robert Heiss(1903 -1971) Afirma que todo método que pretenda ser científico debe aclarar esencialmente dos cosas: el objeto del estudio y el principio operativo del que se vale. Observa la escritura desde tres aspectos: el movimiento que utiliza el espacio para conseguir finalmente la forma que está presente desde el comienzo del proyecto. Los tres están estrechamente enlazados pues la escritura no es un mosaico de rasgos sino un conjunto dinámico donde cada detalle tiene sentido en el conjunto. Aconseja tres etapas para el estudio de la escritura: primero una mirada, libre y disponible sobre el conjunto que nos hace percibir la fuerza o debilidad del grafismo, su pobreza o riqueza (la totalidad de la personalidad). Después, observar la escritura desde los tres ángulos y luego la interdependencia entre todos ellos . Wilhelm Müller y Alice Enskat. Su obra más conocida, Grafología Diagnóstica, cumple esencialmente dos funciones: recoger lo esencial de los métodos de Klages, Crépieux-Jamin, Pophal, Heiss, Pulver, etc. con comentarios y críticas personales, de forma clara y completa. Por otra, expone el sistema elaborado por ellos mismos. Su enfoque de la escritura comprende clasificar las variables: las analíticas valoradas en siete posibles grados y las de conjunto: relación forma/movimiento, grados de tensión, ritmo, grado de originalidad y homogeneidad. La interpretación de estas variables globales es la llave del sistema de Müller y Enskat y la parte de su trabajo que sitúa lo mejor de sus concepciones de la escritura y de la grafología

La utilización de la grafología hoy en día en, según un estudio de 2004 realizado en España del Instituto de Ciencias del Grafismo, se da en los gabinetes de recursos humanos, donde según este estudio, un 90% de estos gabinetes (España), analizan la escritura de los entrevistados, siendo mayor el grado de utilización de la grafología cuando más alto es la responsabilidad del puesto de trabajo[5]

Max Pulver (1889-1952), autor de tres libros de grafología, desarrolla el simbolismo del espacio aplicado a la escritura, denominado también campos gráficos y vectores gráficos. Se denomina campo gráfico al espacio físico sobre el cual podemos escribir, pudiendo ser un cuaderno de páginas rayadas o cuadriculadas, una hoja de papel sin renglones marcados o sea lisa, un pizarrón y hasta un mantel, o servilleta. Si establecemos el centro del campo gráfico y luego lo dividimos con dos líneas imaginarias que se cruzan, obtendremos cuatro partes iguales, y la representación simbólica de lo que llamaremos "vectores gráficos". El punto central o intersección de los vectores es la representación de lo emocional, es el plano de la sensibilidad, el amor, la justicia aplicada a los sentimientos y la sensibilidad aplicada a la vida misma.

Del mismo modo que podemos dividir y medir el campo gráfico lo podemos hacer con las letras, cruzándolas también con los vectores y observando de esa manera una parte de la personalidad de la persona que se está analizando, habrá una tendencia por ejemplo, podremos decir si esa persona, es un soñador, místico (si predomina la zona superior), si es más materialista, concreto (si predomina la zona inferior), si le importa mucho la opinión familiar, o es tímido (zona izquierda), o al contrario es más extravertido, mira siempre al futuro (zona derecha), o si vive el aquí y ahora y sólo se concentra en sí mismo (zona media).

La grafología ha pretendido ser usada como método para descubrir la personalidad de un individuo, tras los rasgos en la forma de escribir. Mucho de lo que la grafología pudiera aportar en dicha descripción del individuo se basa principalmente en la dirección que el mismo le da a su escritura. Investigadores del tema entran en controversia con el tema ya que muchos aseguran que es un método efectivo que permite deducir el carácter emocional de la persona. A pesar de los pros y contras para dicho método en la descripción de las características acerca del equilibrio mental o sicológico, muchas compañías llegan a utilizarlo como método de selección del personal humano, lo que no está libre de polémica.[6]

Aunque la grafología gozó de cierto apoyo en la comunidad científica antes de mediados del siglo XX, los estudios más recientes han dado como resultado una nula capacidad de la grafología de describir la personalidad o predecir el rendimiento laboral.[7][8][9][10]​ Por ello, es generalmente englobada dentro de la categoría de pseudociencias.[11][12][13]

Es cierto que la escritura de cada persona acostumbrada a escribir es característica y estable. De hecho, no es difícil reconocer la escritura de una persona conocida cuya escritura se ha visto antes, teniendo incluso la firma de una persona valor legal. Aunque uno se lo proponga, resulta difícil cambiar ciertas características de la propia escritura. Sin embargo, a pesar de esos hechos no existe ninguna demostración de la afirmación de que exista una correlación estable y constante entre los rasgos de la escritura de una persona y sus rasgos de personalidad. Los críticos del uso de la grafología argumentan que la falta de evidencia empírica es una razón suficiente para no atribuirle validez fáctica alguna a la grafología. Entre las críticas concretas se pueden mencionar:

La Sociedad de Psicólogos Industriales de Holanda consideró 2250 diagnósticos grafológicos y concluyó que «la grafología como método es altamente cuestionable y con mínima probabilidad de valor práctico»[21]

Los defensores argumentan, sobre todo, que la escritura es una expresión de la personalidad y no algo arbitrario y sin significado. Entre los que practican la grafología es común apoyarse en la evidencia anecdótica, es decir, de aquella que «ve» una concordancia entre lo diagnosticado y lo observado por uno mismo. Empero, esta evidencia no sirve para comprobar la validez científica de una técnica. Con todo, la grafología también ha sido objeto de no pocas investigaciones, con tratamiento estadístico. Por ejemplo:



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