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Hachís



El hachís (pronunciado con hache aspirada, AFI: [xa.ˈʧis][1]​) es un producto obtenido del cannabis a partir de su resina/polen, en bruto o purificada.[2]​ Se obtiene prensando la resina o polen, obtenida en diversas formas de extracción de las flores de Cannabis.[2][3]​ Esta resina se presiona obteniendo una masa de color variable, generalmente marrón, pero también verde, amarilla o rojiza, dependiendo de la variedad de la que se obtiene y de la pureza. Usualmente se le da forma de ladrillos, a veces redondeados.[2]​ El hachís se fuma en cigarrillos o pipas, a menudo mezclado con tabaco.[2]

El contenido de THC del hachís suele ser de 8 a 14%, nada que ver con el de España teniendo un concentrado del 12% al 28% dependiendo del cultivo y dependiendo de su calidad.[2]​ El hachís, por su mayor facilidad de transporte que la marihuana en bruto, es la forma más común de comerciar con cannabis en muchos países de Asia, África y Europa. Los comerciantes al menudeo —llamados en España camellos— pueden llevar un cuchillo para cortar la porción —postura— que venden a los clientes.[2]

La palabra «hachís» proviene directamente de la palabra árabe حشيش hashish, que significa 'hierba'.[4][5]​ La obtención de pruebas concluyentes hace muy difícil apuntar con exactitud al lugar de origen del hachís, aunque numerosos investigadores señalan hacia la antigua Persia. La producción masiva de este concentrado de cannabis para su venta a nivel internacional empezó en Marruecos, aproximadamente en la década de 1960-70, país que desde entonces es líder mundial en cuanto a exportaciones de este producto, muy por delante de otros productores tradicionales como Líbano, Afganistán, Nepal o India.[6]

Su preparación puede realizarse de distintas maneras, siendo las más antiguas el frotado de las flores de la planta en fresco o el cribado de las mismas en seco. Hoy en día se han desarrollado métodos para conseguir un producto más puro, como las separaciones con hielo y agua, con hielo seco, por electricidad estática, por calor y presión o mediante vibraciones acústicas.[7]

En un estudio publicado en 2014 por Jean-Jaques Filippi, Marie Marchini, Céline Charvoz, Laurence Dujourdy y Nicolas Baldovini los investigadores relacionaron directamente el sabor característico del hachís con una reestructuración del mirceno provocada durante el proceso de manufactura.[8]

La legalidad del cannabis o regulación legal del cannabis, referida al uso del cannabis como droga, ha sido y es objeto de debate y controversia desde hace décadas.

Prácticamente todos los países tienen leyes concernientes al cultivo, posesión, venta, compra y consumo de cannabis. Los productos no psicoactivos (p. ej. fibra y semillas) son legales en muchos países y en ellos las autoridades pueden dar licencia para el cultivo orientado a dichos fines. La hierba, sin embargo, es una sustancia controlada en casi todo el planeta, aunque existen excepciones por motivos médicos. El fracaso de las políticas prohibicionistas y policiales frente al tráfico de drogas ha llevado a personalidades mundiales a solicitar cambios en su regulación.[9]

La calidad del hachís puede variar mucho. A continuación, se muestran algunas formas de determinar la calidad de su hachís. El primer y más común indicador de calidad del hachís es el olor. El hachís de alta calidad desprende un olor fragante y aromático, mientras que el de baja calidad puede tener un marcado olor rancio, o a moho. Si el hachís está realmente pegajoso, podría indicar que se han añadido aceites para aumentar el peso del producto. Si el interior es demasiado verde, podría indicar que el hachís tiene un mayor contenido de materia vegetal (restos de la planta), y este es un tipo de hachís frotado a mano del que deberías escapar.



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