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Hay un camino a la derecha



Hay un camino a la derecha es una película dramática española dirigida por Francisco Rovira Beleta. Rodada en 1952 en Barcelona, tiene claras influencias del neorrealismo italiano.[1]​ Su estreno comercial tuvo lugar en 1954, aunque con anterioridad fue presentada, entre otros festivales, en la I Semana Internacional de Cine de San Sebastián, donde sus dos principales intérpretes, Francisco Rabal y Julita Martínez, obtuvieron sendos primeros premios.

Miguel es un marinero que es despedido a la llegada de su barco al puerto de Barcelona, ciudad donde vive junto a su mujer, Inés, y su hijo Víctor. La falta de oportunidades laborales le lleva a aceptar un mal remunerado puesto de vigilante en un almacén del muelle.

La precaria situación económica familiar hace que Miguel se sienta culpable y a disgusto. La impaciencia le llevará a colaborar en un robo que tendrá lugar en el almacén donde él trabaja.

La película fue rodada entre el 1 de agosto de 1952 y el 1 de enero de 1953.[2]​ La presencia de diferentes escenarios urbanos en la película es determinante en el pretendido carácter realista de la cinta. Así, el trabajo de Miguel permite localizaciones en los muelles del puerto y alrededores, y su casa nos sitúa en pleno barrio chino.[Nota 1]​También hay escenas rodadas en el poblado chabolista del Somorrostro y su playa, y en la calle Anglí, y algunas escenas interiores en la sala Gran Price (durante una velada de lucha libre) y en el Hospital Clínico.[3]​ Otras escenas, como las del interior de la vivienda, fueron rodadas en los estudios Kinefón.[4]

Entre el elenco técnico que participó en esta película y que después desarrollaría una carrera interesante podemos destacar al ayudante de dirección (Francisco Pérez Dolz), al secretario de dirección (José María Forn) y al segundo operador (Ricardo Albiñana).[5]

Antonio Bofarull, célebre tenor en la Barcelona de la época y propietario del también famoso restaurante "Los caracoles", había fundado en 1948 la productora Titán Films. Además de producir el filme, participó en él como intérprete secundario.[6]​ También influyó en el cambio del final de la película. Según Rovira-Beleta, este final feliz «no fue debido a la censura sino al productor. Ese final es un pastiche. La película acaba con el entierro y empieza con el despido de Rabal como marinero del barco. Todo lo otro está añadido por el productor [...] Manuel Saló (el co-guionista) se puso como una fiera porque no quería ese final».[7]

Este cambio en el final motiva que el principio sea también alterado. En un breve flash forward, mientras vemos imágenes del puerto y un plano general de la salida de trabajadores de La Maquinista Terrestre y Marítima y luego la llegada apresurada de uno de ellos a su domicilio, «una voz en off marca, con una apología de la resignación al destino y una exaltación de la familia, una lectura unidireccional del relato...»[8]

Con anterioridad a su estreno, Hay un camino a la derecha fue presentada en la 1ª Semana Internacional del Cine de San Sebastián, donde sus dos intérpretes principales recibieron sendos premios.[9]​ También se exhibió en el Certamen Cinematográfico de la Merced, durante la Fiesta Mayor de Barcelona de 1953 y se le otorgó el Premio Ciudad de Barcelona a Rovira-Beleta por su dirección.[10]

La película se estrenó en Barcelona en el cine Pelayo el 22 de febrero de 1954, manteniéndose en cartelera 61 días y en Madrid el 7 de mayo del mismo año en los cines Paz y Casanovas, donde permaneció en exhibición 56 días. El éxito de público fue enorme y en 1955 la película recibió un premio, concedido por la revista Espectáculo, a la "Máxima Comercialidad" del año anterior.[3]



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