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Hernán Trizano



Pedro Hernán Trizano Avezzana[1]​ (Valparaíso, 1860 - Temuco, 16 de diciembre de 1926)[2]​ fue un militar chileno, organizador del Cuerpo de Gendarmes de las Colonias, entidad cuya misión era vigilar la seguridad en las provincias de Arauco, Malleco, Cautín, Valdivia y Llanquihue[3]​ y el cuidado de las reservas forestales para impedir que fueran destruidas por labradores clandestinos [3]​, aunque también cuestionado por un uso excesivo de la fuerza, un sin fin de actos inmorales contra la población civil y un genocida del pueblo mapuche [4]​.

Fue hijo de los napolitanos Lorenzo Trizano Bonaparte y Ana María Avezzana,[1]​ provenientes de familias acaudaladas y vinculados a la nobleza italiana, quienes en 1860 efectuaban una larga travesía con destino a su tierra natal. Se vieron obligados a recalar en el puerto de Valparaíso, lugar en donde la parturienta Ana María dio a luz a un varón que recibió el nombre de Pedro Hernán. Al cabo de unos días, emprendieron rumbo hacia Italia y el recién nacido solo sabría de Chile por sus padres.[cita requerida]

Ingresó a la Armada italiana, aun cuando permaneciera en las filas navales por espacio de tres meses. Presentó su retiro y se embarcó en una nave cañonera de Constantinopla (Turquía), en la cual estuvo un año y medio; luego pasó a Grecia, donde se unió a otros marineros con los que viajó a bordo de un velero por toda Asia.

Viajó a América del Sur, llegó a Uruguay en 1878, para luego trasladarse a Argentina, donde peleó junto a Bartolomé Mitre. Aunque cierta literatura lo eleva a regiones de heroísmo, lo más probable es que haya servido en estas causas en calidad de mercenario, lo cual se deja entrever por esas historias laudatorias, en las cuales se indica que Trizano recibía pago por sus servicios.

El comienzo de la Guerra del Pacífico en 1879 lo incitó a engrosar las filas chilenas que partirían a combatir contra Perú y Bolivia.[1]​ Ingresó al Ejército chileno el 15 de abril de 1879, fue destinado al Regimiento de Caballería Cazadores del desierto, con el grado de tropa,[2]​ pero su buen desempeño durante la prolongada campaña bélica le valió su ascenso a sargento primero. Se retiró del servicio en 1881.

Después de tres años fuera del ejército, reingresó a la institución destinado al Escuadrón de Húsares en Angol (22 de enero de 1885).[1]

En una Araucanía dominada por el bandidaje, los hombres de trabajo veían con resignación cómo perdían el fruto de sus labores. Esta adversidad determinó al gobierno chileno a crear policías rurales que pusieran fin al problema. De esta forma, uno de los escuadrones de policía rural fue encabezado por el alférez Trizano.

Trizano se encargó de reunir el contingente para las funciones policiales, logró reclutar una dotación con un sargento, cuatro cabos y dieciséis soldados. El exiguo aporte fiscal solo le permitió adquirir doce revólveres Smith and Wesson, veinticinco carabinas Comblain, igual número de yataganes y once sables de infantería. Aun así, este grupo de uniformados consiguió poner en fuga a los facinerosos, haciéndolos retirarse al norte del río Biobío.

Por sus méritos, se le destinó al Estado Mayor de la plaza de Cautín en septiembre de 1887, con el grado de teniente. Dos meses más tarde fue nombrado comandante de la policía urbana y rural de Angol. Ejerciendo este último puesto, recibió el nombramiento de capitán, confirmado el 8 de abril de 1890. Si bien es visto como un héroe por los colonos, también es catalogado como un líder que encabezó los crímenes tras la consolidación de la invasión al territorio mapuche. Según señala una publicación de Azkintuwe, poseía una extremada "sangre fría" a la hora de imponer la ley, con fusilamientos sin juicio previo y mal trato con sus hombres.

Debido a los sangrientos acontecimientos de la guerra civil chilena de 1891, el capitán Trizano resolvió presentar su retiro de la institución castrense.[3]​ Se reincorporó en 1893, siéndole conservados su grado y su antigüedad.

La intensificación de las actividades de los colonos en los territorios sureños motivó que las autoridades gubernamentales evaluaran dejarlas a resguardo, ante eventuales brotes de delincuencia. Es por ello que el Ministerio de Colonización, previa aprobación de los presupuestos necesarios por el Congreso, ofició al de Guerra y Marina (24 de febrero de 1896) con el objeto de solicitar a este pusiera a disposición del primero al capitán Trizano, para que el uniformado iniciase la organización del Cuerpo de Gendarmes de las Colonias, invistiéndolo con la categoría de comisario. Así, el 14 de marzo de 1896, Trizano fue comisionado para tal efecto.[3]

En un principio, el Cuerpo debió vencer innumerables dificultades en lo referido a los fondos con que se contaba para mantener operativo al mismo. El capitán Trizano debió dirigirse al Ministerio de Colonización para hacerle presente los inconvenientes surgidos y la urgencia de contar con instalaciones adecuadas para el funcionamiento decoroso de la corporación; este documento está fechado el 18 de mayo de 1896.

Permaneció al mando del Cuerpo de Gendarmes hasta abril de 1905, fecha en que obtiene su retiro del servicio.

Trizano murió en Temuco el 16 de diciembre de 1926, producto de una bronconeumonia.[2]

Había contraído matrimonio con Elvira Aravena Arredondo, en quien fue padre de diez hijos, alcanzado la edad adulta ocho de ellos: Elvira, Francia, Ítala (las tres practicaron la natación, el boxeo y el tiro al blanco), Hernán 2º (alcanzó el grado de capitán de ejército en el arma de Caballería), Kossuth (oficial de ejército como el anterior, ostentó el grado de teniente coronel de infantería), Kosciusko (huyó de su hogar a los trece años de edad, y protagonizó una serie de hechos tan novelescos como los de su padre; sirvió en la Marina del Reino Unido y más tarde se hizo ciudadano británico), Glaucus (abandonó a su familia a los dieciséis años de edad para alistarse en el ejército italiano, y, al finalizar la Primera Guerra Mundial, se integró a la marina mercante italiana) y Tolstoi (aventurero).

Hay quienes discrepan de la visión tradicional (defendida por Carabineros) que exalta a Trizano como un héroe. Algunos mapuches, a modo de ejemplo, lo consideran un bandido y mercenario; un hombre despótico y autoritario, que no conoció límites a su proceder.

Al respecto existe abundante críticas recogidas por historiadores chilenos:

Otro autor agrega que el objetivo de Trizano era:

Por el contrario, en aquel tiempo, fue apreciado por los propietarios agrícolas chilenos y por colonos suizos, italianos y alemanes que se establecieron en la Araucanía.



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