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Hidropesía



Hidropesía, edema o retención de líquido es la acumulación de líquido claro en los tejidos o cavidades del cuerpo.[1][2]​ No constituye una enfermedad independiente, sino un signo clínico que acompaña a diversas enfermedades del corazón, riñones y aparato digestivo. Estas enfermedades poseen una íntima relación causa-efecto con la hidropesía.

La hidropesía es la acumulación de líquido en el peritoneo, que se halla en el vientre, aunque también aparece en los tobillos, muñecas, brazos y cuello. Este síntoma es consecuencia de una deficiencia en las funciones digestivas o en las excretoras de los riñones o de la piel de la persona que la padece. Si la cantidad de líquido retenido es elevada se producen trastornos en el funcionamiento del corazón y de los pulmones, debido a la presión que actúa sobre estos órganos.

Cuando la retención de agua se produce en el vientre (hidropesía o ascitis), puede ser motivada por tuberculosis, tumores del intestino, tumores del aparato genital femenino, así como por varias enfermedades o alteraciones funcionales del corazón, hígado y riñones.

Cuando la acumulación de líquido se da en pies y piernas (edema) se caracteriza por una hinchazón típica, aunque sin dar origen a dolores de ningún tipo ni alterar el color habitual de la piel. Al apretar sobre la zona afectada con el dedo, persisten durante varios minutos unas marcas características denominadas fóveas. Son causas determinantes de esta enfermedad (edema) las mismas que originan la hidropesía, es decir, trastornos circulatorios, enfermedades del corazón, riñones e hígado, deficiencias de vitaminas y mal funcionamiento del tiroides.

La fuerza de bombeo del corazón debería ayudar a mantener una presión normal en los vasos sanguíneos. Pero si el corazón empieza a fallar (situación conocida como fallo cardíaco congestivo), la presión cambia y puede causar una retención de agua muy severa. En este estado la retención de agua se aprecia sobre todo en las piernas, pies y tobillos, pero además hay acumulación en los pulmones, lo que produce una tos crónica. Esta condición se trata usualmente con diuréticos, sin los que la retención de agua puede causar problemas respiratorios y presión adicional sobre el corazón.

Otra causa de la retención severa de agua es el fallo renal: los riñones ya no son capaces de filtrar la sangre y separar de ella el fluido sobrante para transformarlo en orina. La enfermedad renal empieza a menudo con una inflamación, como en el caso de enfermedades tales como el síndrome nefrótico o lupus. Una vez más, este tipo de retención de agua se manifiesta como hinchazón de piernas y tobillos.




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