El hipocausto (en latín hypocaustum, desde el gr. ὑπόκαυστον, de ὑπό-, debajo, y καυστόν, quemado) era el sistema de calefacción del suelo, inventado o perfeccionado por el ingeniero romano Cayo Sergio Orata y utilizado sobre todo en las termas del Imperio romano. Los vestigios más antiguos se han hallado en Olimpia, fechados en el siglo I a. C.. en los siglos siguientes se perfeccionó el sistema con su utilización en el caldarium de las termas y también en las casas particulares más ricas.
En el exterior del edificio había un horno y los gases calientes producidos en la combustión se llevaban por canalizaciones situadas bajo el suelo de los locales a calentar, cuyo suelo se sustentaba sobre pilas de ladrillos (pilae). La altura del espacio vacío por el que circulaba el aire era de unos 40 a 60 cm. En el extremo contrario de la entrada de los gases se disponía un humero o chimenea para la evacuación de los gases, cuyo tiro térmico facilitaba su circulación. Se calcula que la temperatura obtenida en las viviendas no pasaba de los 30 grados.
En las termas, para obtener un calor más intenso, se integraban además en los muros tubos de barro cocido (tubuli), que daban salida al humo del horno y al aire caliente que circulaba en el hipocausto. Dependiendo del grado de calor de estas, se separaban en grados de vapor del fuego.
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