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Historia del feminismo en México



La historia del feminismo en México. El feminismo ha señalado la invisibilidad y la ausencia de las mujeres en el ámbito público, así como la explotación y discriminación que ha predominado; Desde su origen, este movimiento ha pasado por varias etapas, corrientes y cambios, de pensamiento, demandas, objetivos así como de acciones, que se presentan aquí en orden cronológico.

Las historiadoras no se han puesto de acuerdo sobre el momento de despegue del feminismo en México, existen indicios de demandas desde la segunda mitad del siglo XIX que pueden ser considerados como antecedentes o como la primera ola del feminismo.

En la segunda mitad del siglo XIX se desarrolló un incipiente movimiento feminista en la península de Yucatán. La mayoría de las participantes eran maestras de primaria, quienes crearon una asociación, revista y escuela feminista llamada Siempre viva, iniciada por la maestra y poetisa Rita Cetina Gutiérrez, fundadora y directora de la escuela La Siempreviva, además fue directora del "Instituto Literario para Niñas", que fue la escuela para mujeres más importante de su época en Yucatán.

Entre 1915 y 1919 comienza a gestarse un proyecto feminista en Mérida, Yucatán; mujeres que hacían propaganda al constitucionalismo crearon clubes feministas en distintas partes de la República Mexicana. Entre ellas se encontraban Hermila Galindo, Elena Torres, Elvia Carrillo Puerto, Rosa Torre González y Atala Apodaca.

En 1916 se llevaron a cabo dos congresos feministas, ambos en Mérida, Yucatán y por la iniciativa del gobernador Salvador Alvarado. El primero tuvo lugar del 13 al 16 de enero de 1916, en el Teatro Peón Contreras, su organización estuvo a cargo de la profesora Consuelo Zavala. La mayoría de las asistentes fueron profesoras yucatecas, 700 en el primer congreso y 250 en el segundo. Los temas que se abordaron en el Congreso –principales preocupaciones expresadas por el gobernador Salvador Alvarado– fueron: la secularización de la educación y la ciudadanía política de las mujeres. Durante los congresos hubo participantes con posturas de avanzada, moderadas y conservadoras. Entre las ponentes, cabe mencionar a Elvia Carrillo Puerto y Rosa Torre González que abordaron el tema del sufragio femenino.

Un tema polémico que causó indignación por parte de las participantes conservadoras –muchas maestras católicas– fue el de la sexualidad femenina, presentado por Hermila Galindo en su ponencia: “La mujer en el porvenir” quien mencionó que el instinto sexual forma parte del amor maternal y que en las escuelas secundarias debería haber cursos de anatomía y fisiología.

Como menciona Martha Eva Rocha Islas "Al proponer que las ciencias naturales han demostrado la existencia del deseo y placer femenino, que las mujeres deberían ser educadas en el conocimiento de su cuerpo, y que debían regir una sola moral para ambos sexos, Hermila contravenía el discurso dominante que naturalizaba la desigualdad".[1]​ Respecto al voto de las mujeres, un grupo minoritario de 31 congresistas de avanzada lo demandaron a nivel municipal como primer paso, pero la propuesta fue rechazada y se impusieron las posturas moderada y conservadora.

En el segundo congreso Hermila Galindo preparó una ponencia en defensa de lo que planteó en el primer congreso, presentó una posición igualitarista: "un alto ideal de libertad y progreso que, poniendo a la mujer al nivel del hombre, la comprenda no sólo nominalmente en la misma ilustración y justicia, sino que le otorgue los mismos derechos y las mismas prerrogativas que se conceden al sexo fuerte".[2]​ La ponencia de Hermila provocó reacciones de la prensa que la calificaron de inmoral.

En estos primeros congresos feministas de principios de siglo XX las mujeres pudieron establecer un diálogo con el gobierno, debatir sus ideas y propuestas. Aunque sus peticiones innovadoras no prosperaron, descubrieron a mujeres de vanguardia que estaban luchando por la coeducación, la educación sexual y el sufragio femenino.[3]

El semanario ilustrado La Mujer Moderna se publicó durante cuatro años, de 1915 a 1919. Fue dirigido por Hermila Galindo.[4]​ como complemento en 1951 en diciembre se crearon grupos feministas en el IMSS.como fuente una carta del director al administrativo de la clínica 10 en Coruña 278 colonia viaducto .del archivo único de la clínica 10 en el centro de documentación Ignacio garcia tellez.al donar la foto de margarita Cisneros de cadenas administrativa de la clínica 10.fallecida el 19 de septiembre de 1952

El movimiento feminista mexicano llamado “nueva ola” o “segunda ola” comenzó en los años setenta, en un contexto social marcado por el movimiento estudiantil de 1968 y una fuerte represión por parte del Estado, el ingreso masivo de las mujeres a las universidades y al mercado laboral, y el desarrollo de métodos anticonceptivos baratos y accesibles.[5]

El feminismo de la segunda ola estaba constituido por mujeres urbanas de clase media, universitarias, en su mayoría de la Ciudad de México, que cuestionaron las relaciones hombre-mujer, como señala la historiadora mexicana Ana Lau Jaiven: “se proponían mostrar y difundir los campos donde esta dominación es más patente: el hogar (la doble jornada de trabajo); el trabajo (remuneración menor); los medios de comunicación masiva (mujer objeto, consumista); la calle (la violencia sexual); la discriminación legal”.[6]​ En este periodo se conformaron pequeños grupos feministas de autoconciencia para analizar las relaciones personales y el sexismo en la vida cotidiana: Mujeres en Acción Solidaria (MAS, 1971), Movimiento Nacional de Mujeres (MNM, 1972), Movimiento de Liberación de la Mujer (MLM, 1974), Colectivo La Revuelta (1975), Colectivo de Mujeres y Lucha Feminista (1978). Estos grupos reflexionaban sobre temas como la maternidad, la doble jornada de trabajo, la sexualidad, la subordinación, la discriminación, etc.; se caracterizaban por tener una concepción radical de la autonomía, rechazaban los liderazgos y se negaron a dialogar con el Estado y los partidos políticos. En opinión de Ana Lau, el movimiento feminista era disperso y con poca vinculación con el exterior.

Durante la década de los setenta hubo dos intentos de unidad del movimiento feminista, ninguno funcionó debido a las diferencias entre sus integrantes y a las pugnas internas. Sin embargo, se lograron establecer líneas de acción que aún tienen vigencia. En 1976 se creó la Coalición de Mujeres, se logró la interacción de varios grupos y se definieron las principales demandas feministas: la despenalización del aborto, la educación sexual, la lucha contra la violación y la protección de mujeres golpeadas, y el derecho a la libre opción sexual.,[7][8]​ Posteriormente, en 1979 hubo un segundo intento de unidad con la conformación del Frente Nacional por la Liberación y los Derechos de la Mujer (FNALIDM). Se acordó un plan de acción con cuatro ejes: maternidad voluntaria, guarderías, campaña contra la violencia sexual en todas sus formas y los problemas de las trabajadoras discriminadas de la Ley Federal del Trabajo.[9]

Del FNALIDM surgió el Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias (GAMU), en 1979, conformado por universitarias de facultades como Psicología, Ciencias Políticas, Economía y Ciencias; el GAMU trabajó a favor de la despenalización del aborto y campañas de protección a las estudiantes debido a la frecuencia de los casos de violación en la Universidad Nacional Autónoma de México. Este grupo fue el primer impulso feminista dentro de la UNAM, Llegó atener hasta ochenta militantes activas y sentó un antecedente para la creación de un espacio académico feminista en la UNAM. En 1984 el GAMU organizó el Primer Foro Universitario de la Mujer en México.[10]

A principios de los ochenta, hubo un tercer intento de unificación con la creación de la Red Nacional de Mujeres en 1982. La Red pretendía lograr el intercambio y la comunicación de las mujeres a nivel nacional; tuvo como metas lograr la integración de los grupos feministas y facilitar apoyo e información que los grupos requirieran.[11]

El periódico La Revuelta fue una publicación del Colectivo La Revuelta (creado en 1975). A pesar de las diferencias entre sus integrantes, siete mujeres decidieron crear el primer periódico feminista: La Revuelta, con el propósito de dar a conocer las ideas feministas.[12]​ Editaron nueve números a través de los cuales abordaron temas como la violación, el aborto, la niñez de la mujer, la sexualidad, la maternidad, el trabajo doméstico, la prostitución y la familia.[5]

La revista Fem también comenzó a publicarse en 1976, creada por Nueva Cultura Feminista, A. C, existió durante 29 años, durante los cuales criticó el sexismo y además difundió obras literarias y artísticas de mujeres. Su objetivo era relacionar el activismo político feminista con un análisis fundamentado de la condición de las mujeres.[13]​ Las primeras directoras de Fem fueron Margarita García Flores y Alaíde Foppa.

Los Encuentros Feministas Nacionales y los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe comenzaron durante la década de 1980. Además, varias feministas participaron en las conferencias internacionales organizadas por la Organización de las Naciones Unidas. También fueron los años en que muchas militantes se incorporaron al sector público, a las universidades como docentes y a organizaciones no gubernamentales (ONG). Asimismo, fue una época de movimientos urbanos populares y de la participación de las mujeres campesinas, trabajadoras, sindicalistas y de los sectores populares en la vida política y social, el llamado movimiento amplio de mujeres.[cita requerida]

En esta década, convivieron tres corrientes del movimiento feminista en México: las feministas históricas, las populares y las sociales.[cita requerida]

El terremoto que sacudió a la Ciudad de México en 1985 fue un parteaguas para el movimiento, ya que a partir de este hecho las feministas se acercaron al movimiento popular de las mujeres, en particular a las mujeres trabajadoras, que había estado muy activo debido a la crisis económica y laboral que el país vivía. Por ejemplo, se creó el Comité Feminista de Solidaridad para apoyar a las costureras.[cita requerida]

La coyuntura electoral de 1988 también fue un hecho que movilizó a las mujeres. Fue un momento en que, después del proceso electoral que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia de México, un amplio sector de la sociedad civil se movilizó para manifestar su descontento. Muchas feministas se sumaron, y se creó una agenda política con reivindicaciones de género y de defensa de los derechos humanos. Se formaron dos organizaciones que cohesionaron a diversas organizaciones integradas por mujeres: la Coordinadora Benita Galeana, que aglutinó a 33 organizaciones de mujeres urbanas, sindicales, de ONG y de partidos políticos, y Mujeres en Lucha por la Democracia, integrada por feministas académicas universitarias y de partidos políticos.[14]​ Ésta se vinculó en 1989 al Partido de la Revolución Democrática, que aglutinó a organizaciones de izquierda y grupos de oposición.[cita requerida]

En 1991, se conformó la Convención Nacional de Mujeres por la Democracia, integrada por 30 organizaciones de mujeres, con el objetivo de negociar con los partidos políticos y presentar candidatas al Congreso de la Unión.[cita requerida]

Los movimientos feministas, sobre todo en los años 90, han provocado que hombres y mujeres estén de acuerdo en que a nadie se le puede discriminar por razón de sexo; sin embargo, el movimiento feminista va más allá de esta idea, al contribuir con ideas y actitudes no solo de las mujeres sino de toda la sociedad, con respecto a las relaciones interpersonales, la igualdad y la equidad.[cita requerida]

El movimiento feminista se fortaleció en esta década, debido a que la mujer asumió una nueva relación con la política institucional, pero esta relación no ha sido considerada en toda su dimensión.[cita requerida]

En el siglo XXI el movimiento feminista mexicano se enfrenta a grandes retos, como los de aumentar la igualdad de género, disminuir la discriminación, la violencia doméstica y fomentar el acceso de las mujeres a estudios superiores y a posiciones laborales en sus campos de estudio.

En los últimos años, el tema de la legalización del aborto y la violencia contra las mujeres ha generado debates y protestas. Inspiradas en el movimiento de pañuelos verdes[15][16]​ en Argentina, las feministas mexicanas también han salido a las calles [17][18]​. Además, la reciente presunta violación de una joven a manos de un policía[19]​, ha generado más protestas en contra de la violencia y el abuso de autoridad[20][21]​.

Pese a las crisis señaladas, la importancia que adquiere el feminismo en el continente se puede observar a partir del constante incremento en la participación de mujeres en encuentros feministas internacionales que se realizan desde 1981 en distintos países de la Region, así como de redes temáticas que se articulan internacionalmente (violencia, feminicidos, salud, medio ambiente, etc,)

El desafío principal de los feminismos latinoamericanos hoy es encontrar estrategias adecuadas para articular sus luchas con las de otros movimientos más amplios, de mujeres, derechos humanos, etc, para impulsar las transformaciones que requiere la sociedad actual.



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