El historicismo es una tendencia filosófica, inspirada en las ideas de Benedetto Croce y Leopold von Ranke, que considera toda la realidad como el producto de un devenir histórico. Concibe al ser esencialmente como un devenir, un proceso temporal, que no puede ser captado por la razón. Concibe el devenir como historia y utiliza más la ciencia del espíritu. Según el historicismo, la filosofía es un complemento de la historia. Su tarea consiste en llevar a cabo una teoría de la historia. Esta se propone efectuar una exploración sistemática de los hechos históricos.
Wilhelm Dilthey (1833-1911), el pensador más importante del historicismo alemán, resumía el concepto afirmando: “Lo que el hombre es, lo experimenta solo a través de su historia”.
La llamada Escuela histórica del Derecho reconoce como antecedentes la idea jurídica de los sofistas griegos en la antigüedad, y las de Giambattista Vico en la edad moderna. La referida escuela alcanzó su más alto desarrollo en Alemania con las obras de Friedrich Karl von Savigny, Georg Friedrich Puchta y Gustav von Hugo . Antes, en Inglaterra, Edmund Burke en su ensayo Reflexiones sobre la Revolución Francesa (1790) había criticado duramente dicho movimiento político, señalando la necesidad de inspirar toda acción social en la historia, el hábito y la religión. La metodología del historicismo indica que la filosofía es un complemento de la historia. A su vez, el historicismo aboga por una vision activa de la historia, basada en la centralidad del individuo y su ecumene cultural en el entendimiento de los acontecimientos pretéritos.
Su tarea consiste en llevar a cabo una teoría de la historia. Esta se propone efectuar una exploración sistemática de los hechos históricos. Los hechos científicos, artísticos, técnicos, políticos o religiosos pueden ser considerados hechos históricos porque tienen importancia para la vida del hombre. El historicismo sostiene que no debe existir una teoría histórica con esquemas previos que imponga sobre el pasado. Ranke postula que debe ser el pasado el que hable; el historiador no tiene boca. Pone de manifiesto un método, el filológico, que consiste en el recurso a los documentos escritos oficiales.
En el año 1824 Ranke publica "Historia de los Pueblos Romanos y Germánicos (1494-1514)". Este es el primer libro del tipo de historia historicista, y va a incluir el programa ideológico de esa nueva historia. El contenido analiza un conflicto entre la monarquía francesa y la española por los territorios de Italia, la tesis de Ranke es que Europa surge como el conflicto entre los pueblos románicos y los germánicos. Lo importante del libro es el método, el enfoque que da al asunto. Por eso publica un apéndice donde expone sus métodos, a la vez que critica a los autores anteriores que habían escrito sobre esa historia, por ejemplo a Guicciardini, que en su Historia de Florencia hace algo que es insostenible, que es recurrir a la novela, ya que Ranke cree que hay que acudir a los documentos para saber con seguridad lo que había ocurrido (la historia tiene como principal fuente tener una idea ideológica)
Entre los principales exponentes destacamos a escritores como Benedetto Croce, quien además destacó como historiador y político. La teoría de Croce es fuertemente historicista e influyó en autores como Antonio Gramsci y Giovanni Gentile. Según su teoría, la historia tiene también un preciso horizonte gnoseológico, porque en primer lugar es conocimiento, y conocimiento contemporáneo, por lo que la Historia no es el pasado, sino que está viva en cuanto su estudio está motivado por un interés que surge en el presente. La historiografía es también útil para comprender la racionalidad más profunda del proceso del espíritu, no siendo un conocimiento abstracto, sino de hechos y experiencias bien precisas. El conocimiento histórico nos ilumina sobre la génesis de los hechos. Otro autor que sobresale es Giambattista Vico, abogado y filósofo de la historia napolitano. Notable por su concepto de verdad como resultado del hacer (verum ipsum factum). Toda su doctrina, todos sus puntos de vista en torno del conocimiento y de la historia, son elaborados en oposición al cartesianismo —como quedó dicho—, y a la concepción de su tiempo que hacía de la física la ciencia paradigmática. Su enfoque según el cual el hombre puede conocer, en propiedad, lo que es producto de su hacer, lo lleva a sostener que la Naturaleza, obra divina, puede ser pensada, pero no «entendida». Solo Dios, que lo ha hecho todo, puede tener una comprensión total de todo.
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