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Holofonía



La holofonía o sonido holofónico es una técnica de espacialización sonora creada por el argentino Hugo Zuccarelli[1]​ en los años 1980. Los términos "Holophonics Tm" y "Holofonía Tm" son marca registrada de su propiedad.

La holofonía equivale en la grabación de audio a la holografía en grabación de imagen. Para lograr la percepción del oyente, Zuccarelli desarrolló un oído artificial, al principio mono, con el cual obtuvo las primeras grabaciones con percepción 3D (una cajita de fósforos era agitada por su esposa mientras él escuchaba con un solo oído y un único auricular). Cuando el efecto se perfeccionó, Zuccarelli patentó el dispositivo añadiendo un segundo oído artificial e incluyéndolo en una cabeza de muñeco, que reproduce fielmente los procesos acústicos de las cavidades otorrinolaríngeas. El primer prototipo de oído artificial fue conocido como "Ringo", debido a su parecido con el púgil argentino Oscar Ringo Bonavena. El nombre del prototipo hace alusión a la característica de emisión de parte de las orejas de Ringo (ringing in the ears), que es el fundamento de la teoría de localización espacial de Zuccarelli.

La holofonía es supuestamente el único sistema con percepción 3D que también puede escucharse en mono, dado que las relaciones de fase son nulas (invirtiendo la polaridad de un canal, el efecto no se altera). Por esa razón, al oírse mediante unos auriculares, el efecto es percibido sin que haga falta estar en el centro de la habitación, como ocurre con el uso de Qsound, un sistema binaural con cancelación de diafonía.[cita requerida]

El sonido holofónico (Holophonics TM) fue desarrollado y patentado por primera vez en 1980 por el argentino Hugo Zuccarelli. Aplicando el concepto del holograma al sonido (diferencias de tiempo e intensidad entre los oídos), no podían determinar por sí solas la localización de una señal en el a todos los efectos prácticos, un sonido que llegara a los dos oídos al mismo tiempo no podría ser localizado (mono).[cita requerida]

Otro fenómeno detectado por Zuccarelli era que sonidos percibidos en forma directa, sin haber sido grabados, podían ser localizados aun cuando se emplease un solo oído, esto sin embargo contradice la evidencia científica.[2]

Para sus detractores, que creen que no es posible tapar totalmente un oído con tapones, Zuccarelli presentó evidencia con sordos totales de un solo oído que podían localizar sin problemas los sonidos en 3D. La nueva teoría entonces fue la única alternativa propuesta para explicar fielmente las características de la audición humana, y más aún para reproducirlas.[cita requerida]

El primer prototipo de oído artificial holofónico "Ringo" fue usado para grabar el álbum The Final Cut de Pink Floyd, además de haberse empleado en el álbum The Pros and Cons of Hitch Hiking solista de Roger Waters,[3]​ y en Argentina el trabajo De Ushuaia a La Quiaca de León Gieco.[cita requerida]

Dado que los efectos de interferencia de las ondas de emisión del oído y las de los sonidos a escuchar son asimétricos, estas interferencias darían al cerebro los necesarios parámetros para que una localización espacial fuese completa incluso en el plano monoaural.{Cita requerida}} Así se explica la localización espacial del ser humano, y la localización de las grabaciones holofónicas (Holophonics TM) cuando son oídas haciendo uso de un solo auricular. Según la conferencia de la Audio Engineering Society (AES) y la BBC, "certificable".[cita requerida]

Esta teoría nunca fue aceptada por la comunidad científica. Sólo existen escritos marginales en diarios y revistas científicas, y evidencia certificable en vídeos de programas científicos y de noticias, pero nadie hasta ahora decidió dar crédito a las teorías o a las evidencias[cita requerida] de Zuccarelli. Según Zuccarelli muchas de las actividades se vieron frenadas por la industria discográfica, y en especial dice que fueron los intereses creados de las multinacionales que decidieron promover sistemas de sonido más caros (como Dolby, Dts y Sony), que requerían más equipo electrónico y altavoces múltiples para obtener un resultado más primitivo (para obtener sonidos en el plano vertical, algunas compañías proponen altavoces en el techo).[3]

El sistema holofónico sólo necesita dos canales, o dos altavoces estéreo. Zuccarelli diseñó además un par de altoparlantes capaces de recrear el efecto en una habitación convencional. Vídeos de estas demostraciones, donde se puede ver a la audiencia apuntando con su dedo, hacia arriba en movimientos circulares, pueden verse en el sitio de Youtube de Zuccarelli.[cita requerida]

A pesar de existir historias relacionando a la familia Maggi (Humberto y Maurizio), no existe ninguna relación comercial ni práctica entre estos italianos y la holofonía. La patente, citada en muchos textos, no se pudo demostrar que exista.[cita requerida]

El efecto se consigue con cabezas de maniquí que tratan de simular las condiciones auditivas de una cabeza humana, usando para ello unos órganos auditivos artificiales, en los que se colocan los micrófonos, donde deberían estar los oídos. De esta forma el sonido se graba de una manera aproximada a como llegaría a los oídos de una persona. Zuccarelli le agregó a su cabeza llamada Ringo una emisión de sonido interna de referencia, así los micrófonos graban la interferencia creadas entre ambos sonidos (exterior y el propio), consiguiendo la tridimensionalidad del sonido.[3]

Según Zuccarelli la holofonía se diferencia de la técnica de Head-related transfer function (HRTF) en que esta última trata de simular mediante el procesamiento de la señal agregando retardos interaurales, y diferencias espectrales entre los dos canales, lo que la holofonía registra de manera directa.[cita requerida]

Del mismo modo que en su aplicación en la música, el uso comercial de la holofonía no se extendió hasta que se desarrollaron los altavoces holofónicos. Sin embargo, el juego de dos altavoces diseñado por Hugo Zuccarelli no atrajo los intereses de los comerciantes de sistemas 5.1.[cita requerida]

Hubo cierta controversia en las afirmaciones hechas por Zuccarelli sobre su técnica de grabación. El efecto conseguido puede ser comparable a las grabaciones binaurales tradicionales que utilizan cabezas de maniquí o a través de técnicas 3D utilizando HRTF. No hay evidencia o estudios conducidos que indiquen que la técnica de grabación holofónica sea diferente o superior de los otros métodos, Zuccarelli nunca publicó su técnica ni hizo estudios independientes de los resultados. La única publicación disponible es una patente,[5]​ la cual describe un típico maniquí utilizado en técnicas binaurales.

Cuando Zuccarelli presentó su teoría en la revista New Scientist en 1983, recibió dos críticas, una de ellas hecha por el descubridor de las emisiones otoacústicas.[6][7]

Mientras que las emisiones otoacústicas existen, no hay evidencia para sostener que juegan un rol en la espacialización de sonido, ni tampoco para afirmar que hay un mecanismo de interferencia como sostiene Zuccarelli. Por el contrario, abunda la literatura que demuestra que las señales espaciales debidamente presentadas a través de síntesis de HRTF (imitación de cabezas binaurales) o de grabación binaural son adecuadas para reproducir grabaciones espaciales realistas comparables a la escucha real y comparables a las demostraciones holofónicas.[8]




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