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Hominización



Hominización o antropogénesis es el proceso que transformó progresivamente un linaje de primates en humanos. El proceso evolutivo biológico concernió al grupo de los homininos (Hominina) a partir de la divergencia entre el último ancestro común de los grandes simios (monos antropomorfos, que forman junto como los homininos el grupo de los homínidosHominidae—), hace más de cinco millones de años.[1]

El término y el concepto que designa fueron acuñados por Édouard Le Roy en su obra Les origines humaines et l'évolution de l'intelligence (Traducido como:Orígenes humanos y la evolución de la inteligencia), publicación de un curso impartido en el Collège de France entre 1928 y 1929. Con anterioridad el término había sido utilizado en un texto inédito de Pierre Teilhard de Chardin en 1924.

Como proceso de evolución cultural no se restringe a cambios anatómicos o fisiológicos, sino a cambios etológicos o conductuales, no innatos sino culturales, que se produjeron y transmitieron paralelamente, tanto en la cultura material (cuya parte más conocidas son las herramientas provenientes de la talla líticaindustria lítica—) como en el lenguaje, la organización social, las mentalidades, las tradiciones, la producción intelectual (técnicas e ideas precientíficas y pretecnológicas, creencias, creación artística) y todo tipo de formas de relacionarse entre sí y con el medio natural (cuyo estudio es más especulativo, al basarse en inferencias y deducciones a partir de los restos materiales y las conclusiones que pueden extraerse de los estudios antropológicos).

Frente a otras especies, los humanos desarrollan una marcada neotenia y una infancia prolongada, que probablemente está en relación con la gran plasticidad cerebral.[2]

Los cambios en el esqueleto se explican fundamentalmente por el cambio de la postura corporal dominante a la denominada postura o posición erguida o erecta (ortostasis u ortostatismo —vulgarmente, estar "de pie"—)[3]​ y el bipedismo; cuya causa suele relacionarse con el cambio de hábitat de los primeros hominidos (de un entorno selvático a un entorno de sabana).

Ilustración del libro de Thomas Henry Huxley Evidence as to man's place in Nature.[4]

Ídem.

Ídem.

Homo rudolfensis y Homo habilis.

Fragmento de cráneo de Homo antecessor.

Fragmento de cráneo de Homo ergaster u Homo erectus.

Homo floresiensis.

Comparación de los cráneos del Homo neanderthalensis y el Homo sapiens.

El vello corporal disminuyó drásticamente, reduciéndose al cabello de la cabeza (que, de forma excepcional, crece sin límite) y al vello de otras zonas que se desarrolla desde la pubertad como caracteres sexuales secundarios (vello púbico, axilas, barba).[5]

El lenguaje humano permitió una mejora trascendental en la coordinación de los grupos y la transmisión de conocimientos, disparando la capacidad de evolución cultural y posibilitando el inicio del pensamiento simbólico.[6]

El tamaño de los humanos ha ido aumentando a lo largo de la evolución debido al desarrollo de la tecnología, que ha permitido la obtención de más cantidad de alimentos y esto nos ha aportado un cuerpo mayor. "El tamaño de los organismos está determinado por la cantidad de alimento disponible". [8]

El tamaño de los hombres se ha mantenido aproximadamente igual mientras que la de las mujeres no ha dejado de incrementar, de manera que las diferencias entre ellos han ido disminuyendo a lo largo del tiempo.

El dominio del fuego por los primeros humanos fue un hecho trascendental: no solo mejoró las posibilidades de supervivencia y posibilitó cambios en la dieta (con consecuencias tanto biológicas como culturales -Lo crudo y lo cocido, Claude Lévi-Strauss-), sino que actuó como elemento de integración social (concepto de hogar).

La monogamia es el sistema de emparejamiento predominante en los humanos modernos, incluso entre las sociedades que toleran la poligamia. Aunque el debate sobre el tema sigue estando vivo, la cuestión parece estarse decantando en favor de los argumentos de quienes proponen que este rasgo, que no es propio de otros primates, ha supuesto ciertas ventajas evolutivas y pudo haberse seleccionado al comienzo del proceso de hominización,Y bien como el proceso de hominización algunos estudios científicos demuestran que la australopithecus Lucy pudo haber sido la primera homo.[9]



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