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Homoparentalidad



Una familia homoparental es aquella donde una pareja de dos hombres o de dos mujeres se convierten en progenitores, de uno o más niños.

Las parejas homoparentales pueden ser padres o madres a través de la adopción, o de la inseminación artificial, en el caso de las mujeres. El caso de vientre de alquiler es el más controvertido para la bioética, pues el apego intrauterino y la lactancia juegan papeles muy importantes en el desarrollo del niño. Aun así con este método se podría ser padres muy eficazmente, por otro lado también es controvertido dentro del mismo feminismo. También se consideran familias homoparentales aquellas en las que uno de los dos miembros tiene hijos de forma natural de una relación anterior.

En el censo de los Estados Unidos de 2000, el 33% de las familias compuestas por parejas de mujeres y el 22% de las compuestas por parejas de hombres informaron tener por lo menos un hijo menor de 18 años viviendo en su casa.[1]​ Algunos hijos no saben que tienen un progenitor bisexual u homosexual, ya que este puede no salir del armario nunca ante sus hijos; existe cierta variabilidad con este tema.[2][3]​ Las familias homoparentales en general, y la adopción homoparental en particular, son temas de continua controversia política en muchos países occidentales, y frecuentemente son parte de las guerras culturales entre conservadores y social liberales. En enero de 2008, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que las parejas del mismo sexo tienen el derecho a adoptar un niño.[4][5]

La investigación científica ha mostrado de manera consistente que dos madres son tan capaces y adecuados como los padres y madres heterosexuales.[6][7][8]​ La investigación ha documentado que no existe relación entre la orientación sexual de los progenitores y cualquier tipo de medida sobre la adaptación emocional, psicosocial y conductual del menor.[6][7][8][9]​ La American Psychological Association también señala que "los resultados de algunos estudios sugieren que las habilidades como progenitores de madres lesbianas y padres gais pueden ser superiores a los de progenitores heterosexuales equivalentes."[10]​ La literatura existente indica que el bienestar físico, económico, psicológico y emocional de los progenitores se incrementa con el matrimonio, y que los hijos se benefician al ser criados por dos progenitores que se encuentran dentro de una unión legal y socialmente reconocida.[6][7][11]

Muchas personas LGBT se convierten en progenitores a través de distintas formas incluyendo relaciones pasadas o actuales, adopción, donantes de esperma y madres de alquiler. Las personas LGBT también pueden proporcionar casas de acogida y cuidar así de menores necesitados en algunos países como Reino Unido o Irlanda. Una lesbiana o un gay también pueden tener hijos en el contexto de un matrimonio heterosexual, ya sea por miedo a la discriminación, para hacer frente a una orientación sexual ego-distónica, por afecto o amor,[12]​ deseo de una familia,[13]​ o por razones espirituales.[14][15][16][17][18]​ Algunos hijos no saben que tienen progenitores LGBT.[2][3]

La Asociación Estadounidense de Psicología, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales afirmaron en un escrito de Amicus curiae presentado a la Corte Suprema de California en 2006:[11]

La Academia Estadounidense de Pediatras afirmó en la Revista Pediatrics en 2006:[11]

Gregory M. Herek escribió en The American Psychologist en 2006

La Asociación Psicológica Canadiense afirmó en 2004 y 2006:

NARTH y el American College of Pediatricians[22]​ (que no ha de confundirse con la American Academy of Pediatrics) sostienen que la crianza de hijos por parte de familias homoparentales puede tener efectos nocivos en los niños. La American Psychological Association, por su parte, considera que las posiciones de la NARTH no son de carácter científico[23]​ y la Canadian Psychological Association ha expresado su preocupación sobre dichas publicaciones dado que "algunos están mal interpretando de los resultados de la investigación psicológica para apoyar sus posiciones, basadas en sus propios sistemas de creencias o valores".[21]

Según la doctora Leticia Fiorini:[24]

El doctor Pablo Roberto Ceccarelli considera que los cambios en las formas de paternidad y de crianza de los hijos, incluyendo la homoparentalidad, no son en su esencia un fenómeno completamente nuevo sino que son «reorganizaciones colectivas». Así como en el siglo XX se pronosticaban problemas psíquicos terribles para los hijos de padres separados, ahora se los pronostica para los hijos de matrimonios del mismo sexo. Sin embargo, está demostrado que los hijos de familias de padres divorciados ahora no sólo están bien sino que, incluso en algunos casos, mejor que aquellos cuyos padres no se divorciaron:[25]

Según la doctora Rosa Jaitin:[26]



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