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Homosexualidad en la Biblia



Las menciones de la homosexualidad en la Biblia han influido en la consideración que se ha tenido acerca de la homosexualidad a lo largo de la historia de las sociedades donde ha arraigado la tradición judeocristiana. No obstante, la existencia de algunas referencias sobre el tema, se trata de citas de diversa época, redacción y lenguajes sobre prácticas sexuales que eran entendidas de distinta manera a la visión moderna de la sexualidad.

La Biblia Hebrea (denominada Tanaj por los judíos y Antiguo Testamento por la mayoría de los cristianos) es considerada por muchos como inspirada por Dios. Los Judíos ortodoxos y conservadores consideran sus leyes y halajás como normas que se deben cumplir sin dudar de su veracidad, aunque el judaísmo reformista y el reconstruccionista no lo consideran así.[cita requerida]

Para la mayoría del cristianismo se ha reconocido siempre la autoridad de muchos de los mandatos éticos del Nuevo Testamento.[1]​ Por ejemplo, en el artículo 7 de los Treinta y nueve de la Iglesia de Inglaterra dice que los cristianos todavía están ligados a sus mandamientos morales, aunque no al ceremonial, ritual o leyes civiles.

Hay autores que consideran las referencias directas a las prácticas homosexuales en la Biblia relativamente escasas y por demás ambiguas.[2]​ Aunque la interpretación tradicional de que el pecado que causó la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra, relatado en el Génesis, fue la práctica de la homosexualidad, en el texto no se especifica, y ha habido mucha controversia en tiempos modernos sobre esta interpretación, basándose principalmente en aspectos lingüísticos. La Biblia hebrea usa la palabra kadeshah para prostituta. El significado de su forma masculina kadesh o qadesh, que es el término que se usa en este pasaje del Génesis, no está del todo claro.[3]

Por otro lado, el relato de la amistad entre David y Jonatán del Libro de Samuel interpretado por las corrientes religiosas mayoritarias como una relación platónica, es interpretado por algunos autores como una relación de naturaleza sexual.[4][5]

Los capítulos 18 y 20 del Levítico contiene los siguientes versículos:

Tradicionalmente los dos versículos han sido interpretados como una prohibición total de las prácticas homosexuales, pese a tratarse de legislaciones sacerdotales y culturales.

En la epístola a los romanos, 1:26-27, Pablo de Tarso escribe:

Estos versículos se han descrito como «La referencia bíblica más importante respecto al debate de la homosexualidad».[9]​ Además es la única mención bíblica a la homosexualidad femenina, aunque algunos han argumentado que sólo prohíbe la homosexualidad masculina.[10]​ Tradicionalmente ha sido la base de la condena de todas las prácticas homosexuales por ser la referencia más explícita e inequívoca.[11]​ Sin embargo, esta referencia que Pablo hace a los romanos tiene un significado lógico sin estar condenando la homosexualidad.[12][13][14]​Primero, Pablo utiliza la palabra "dejado"; los hombres dejaron su gusto natural por las mujeres y las cambiaron por hombres, lo que se estaría refiriendo a esos hombres, heterosexuales, que tomaron a otros para satisfacer su propio placer. Además la condena sexual que Pablo escribe en Romanos comienza desde el versículo 24: "Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos". 25: "Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén." Y luego viene el versículo 26, en el cual habla de las mujeres y el 27 sobre los hombres.

En la primera epístola a los corintios, 6: 9-10, Pablo dice:

Este versículo también es objeto de controversia por motivos lingüísticos. La palabra traducida como «afeminados y homosexuales» durante siglos ha representado un desafío para los traductores e intérpretes y ha sido traducida de diversas maneras como «los que abusan de sí mismos con otros hombres» (KJV), «sodomitas» (YLT), o «los hombres que practican la homosexualidad». El término original ἀρσενοκοίτης (arsenokoitēs), del griego ἄῤῥην / ἄρσην (arrhēn / arsēn) «macho» y κοίτην (koitēn) «cama, con connotación sexual»; es un término muy inusual, y que no se había usado anteriormente para referirse a la homosexualidad porque en la cultura griega se usaba la palabra androkoitēs. El uso por Pablo de esta palabra es su primer registro y sólo vuelve a aparecer en la Biblia en la primera epístola a Timoteo, 1:9-10. Es probable que el término ἀρσενοκοίτης (arsenokoitēs) haya sido tomado de la lectura de la Septuaginta (LXX) del Levítico 20.13 donde aparecen ambas raíces de las formas griegas (ἄῤῥην / ἄρσην [arrhēn / arsēn] y κοίτην [koitēn]).

En el 35 el filósofo Filón utiliza la palabra arsenokoitēs en un escrito refiriéndose a la prostitución sagrada, mientras que la literatura cristiana posterior usa la palabra variablemente referida a la prostitución, el incesto, la violación, sin un significado único claro. Por ejemplo en un tratado sobre pecados sexuales atribuido al patriarca Juan IV de Constantinopla, en un párrafo que trata sobre el sexo con coacción y no reproductivo, aparece el término en una frase que tendría que traducirse como «De hecho, muchos hombres cometen el pecado de homosexualidad con sus mujeres». Por ello el significado del término arsenokoitēs permanece oscuro y ambiguo. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que la referencia que pudiera tener el patriarca Juan IV de Constantinopla del término ἀρσενοκοίτης (arsenokoitēs) diferiría mucho de la que San Pablo pudiera tener, a la hora de escribir su carta, pues entre ambos escritos existen más de 500 años de diferencia.



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