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Hormigueo



El término parestesia se usa para denominar la sensación poco habitual, en los sentidos o de la sensibilidad general, de hormigueo, adormecimiento, acorchamiento, etcétera, debido a una patología en cualquier sector de las estructuras del sistema nervioso central o del sistema nervioso periférico.[1]​ El entumecimiento y hormigueo son sensaciones que pueden presentarse en cualquier parte del cuerpo, pero son más usuales en las manos, en los pies, en los brazos y en las piernas. Los signos y síntomas característicos de la parestesia pueden ser permanentes o transitorios. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, se trata de una patología temporal causada por la presencia de algún tipo de presión sobre los terminales nerviosos. También puede ser el resultado de una lesión adquirida o de una variedad amplia de padecimientos que cursan con daños en el sistema nervioso.[2]

Este fenómeno puede recibir otros nombres: pérdida de sensibilidad, pérdida de las sensaciones, sensación de hormigueo y entumecimiento, adormecimiento o ardor o pérdida de la sensibilidad superficial y profunda.[cita requerida]

El entumecimiento y el hormigueo pueden deberse, entre otras cosas:

Generalmente, la persona no se da cuenta fácilmente de esta sensación. La parte afectada se entumece y se queda rígida, pero flexible, y resulta muy difícil poner en funcionamiento normal partes que se mueven gracias a las articulaciones. Se presenta una sensación de aumento de densidad muscular, seguida de un hormigueo continuo, agudo y que se vuelve mordaz al apoyar la zona afectada sobre una superficie dura o blanda y que se extiende a todo un pie, mano, brazo o pierna del cuerpo. Cuando empieza a desaparecer, lo que se logra esforzándose en hacer funcionar la extremidad, las sensaciones de sobredensidad y hormigueo se reducen hasta desaparecer, seguidas de una sensación de frío que se extiende por los terminales nerviosos y que gradualmente se reajusta a la temperatura del resto del cuerpo.[cita requerida]

El tratamiento de elección para esta patología[2]​ depende fundamentalmente de la causa que esté provocando el cuadro clínico. En este sentido, si la parestesia presenta un curso transitorio, los especialistas médicos recomiendan el empleo de medidas orientadas a restaurar la circulación sanguínea de las áreas afectadas: ejercicio, masajes, estiramientos, etc. Todas estas acciones permitirán que las sensaciones anormales de hormigueo y/o adormecimiento desaparezcan progresivamente.

Por otro lado, si el curso clínico de la parestesia se presenta de forma prolongada o indefinida, todas las intervenciones terapéuticas se orientaran hacia el tratamiento de las patologías o condiciones médicas etiológicas y además, al alivio sintomatológico. En estos casos, muchos profesionales sanitarios recomiendan el empleo de fármacos anti-inflamatorios o aspirinas, bajo prescripción facultativa cuando el cuadro sintomatológico es leve.[2]

La parestesia es un tipo de condición médica que puede afectar a cientos o miles de personas en todo el mundo, en especial a las que diariamente desempeñan una profesión que puede limitar sus movimientos, como trabajar sentado.[2]

Por otro lado, las sensaciones derivadas de la parestesia pueden dar lugar a la adopción de posturas anormales durante las horas de sueño, dando lugar a diversos trastornos relacionados con el cansancio o la falta de sueño.[2]

Además, cuando los síntomas que implican entumecimiento, ardor o adormecimiento de las extremidades están presentes de forma recurrente, es prioritario que la persona afectada solicite un examen médico, ya que éstos pueden estar indicando la presencia de otro tipo de alteración neurológica grave.[2]



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