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Huaca Pucllana



Huaca Pucllana es un sitio arqueológico perteneciente a la cultura Lima, del periodo de los desarrollos regionales (200 - 700 d. C.), ubicado en el distrito de Miraflores, provincia de Lima, capital de la República del Perú. Es investigado, conservado y restaurado desde 1981 por un equipo multidisciplinario dirigido por la especialista Isabel Flores Espinoza con el apoyo del Ministerio de Cultura del Perú y la Municipalidad de Miraflores. Se ha constituido como uno de los principales atractivos turísticos de Lima Metropolitana y en el sitio arqueológico de Lima más investigado. Está construido casi en su totalidad con adobes y rellenos de cantos rodados y arena. Está conformado por una pirámide de 25 metros de altura y un conjunto de patios, plazas y recintos al noreste de esta. Cuenta con una sala de exposiciones, circuito de visitas y otros atractivos. Cuenta con seis hectáreas, pero hacia la década de los años cuarenta del siglo XX el área triplicaba la actual; el abandono y el desinterés en el pasado hicieron que valiosas evidencias y pirámides de menor tamaño fueran destruidas para la construcción de viviendas, avenidas y parques.

El nombre Pucllana es de origen colonial; la etnohistoriadora María Rostworowski menciona que en documentos coloniales el curaca don Pedro Chumbi Charna, de Huatca, menciona el sitio de Pugliana como uno de los límites de sus posesiones; otros documentos coloniales hablan del sitio con el nombre de Pullana o Puliana.

Otra explicación del nombre puede provenir del quechua Pukllay que significa Jugar. El sustantivo derivado Pukllana significa sitio para jugar.

Huaca Pucllana se encuentra ubicada en la costa central del Perú, en la margen izquierda del valle bajo del Río Rímac en una zona originalmente irrigada con un ramal del canal de Surco. Originalmente la zona era campo de cultivos y se encuentra a menos de dos kilómetros de los acantilados al borde del océano Pacífico. Políticamente se encuentra en el departamento de Lima, provincia de Lima, distrito de Miraflores, entre las calles Independencia, General Borgoño, Elías Aguirre y García Calderón. Está totalmente integrada al entorno urbano.

Esta ubicación le dio en la antigüedad acceso rápido al litoral, al ecosistema de lomas y control de las bocatomas de los canales de riego. Al observar en la actualidad el paisaje urbano que la rodea es difícil imaginarse el ambiente original de campos de cultivo, bosques y humedales.

El sitio tiene tres ocupaciones prehispánicas claramente definidas:

Durante su funcionamiento como centro ceremonial de la cultura Lima fue contemporáneo a otros sitios como Maranga, Cajamarquilla, Pachacámac, Catalina Huanca, Copacabana, entre otros.

El sitio fue construido, probablemente, a partir de los primeros siglos de la era cristiana pero alcanzó su apogeo a partir del siglo V. Originalmente estuvo compuesto por un conjunto de pirámides, plazas, patios y accesos en rampas, todo construido sobre la base de barro, sea por medio de tapiales o los adobes con forma de paralelepípedo rectangular en posición vertical que caracterizan a la cultura Lima.

La técnica constructiva predominante consiste en colocar los adobes en posición vertical con la argamasa en la base y en la parte superior dejando a los lados pequeños espacios vacíos; esto le da un aspecto de libros en un estante, motivo por el cual el estudioso Pedro Villar Córdova le denominó ‘técnica del librero’. Asimismo, los muros están formados por paneles de forma trapezoidal y tienen una ligera inclinación que lleva a que los muros tengan la base más ancha que la cabecera, alcanzando así un equilibrio físico y estético. Los muros pueden alcanzar hasta ocho metros de altura (los que definen los lados de la gran pirámide) y los de la parte baja del sitio hasta cuatro.

Lo que se puede observar del sitio en la actualidad es el resultado de sucesivas construcciones realizadas tras el relleno de las anteriores; el edificio alcanza así su altura y área actual. Debajo de lo que se observa hoy se hallan edificios anteriores sepultados por gran cantidad de relleno de cantos rodados y arena gris.

Los muros eran cubiertos por capas de barro fino a manera de enlucido que muchas veces era pintado de color amarillo. Este color parece tener una connotación sagrada muy importante para los constructores del sitio. En algunos muros de la pirámide hay grafitis.

La cerámica corresponde a las fases tardías del estilo Lima caracterizada por la presencia de tres colores: rojo, blanco y negro, teniendo casi siempre decoración inspirada en motivos marinos como tiburones, olas, lobos de mar, anguilas, pulpos, etc. Hacia el final de la ocupación Lima aparece el estilo Nievería con representaciones con fuerte influencia de la costa y sierra sur.

Si bien el sitio no es un cementerio se han reportado entierros de individuos de élite, colocados en camillas con escaso ajuar funerario. La mayor parte de los restos humanos hallados corresponden a sacrificios humanos. En el 2010 se reportó el hallazgo del entierro de un hondero de la cultura Lima en la parte central de la pirámide, lo que puede indicar la existencia de una elite guerrera.

Las poblaciones que tributaban a Pucllana y requerían sus servicios religiosos fueron agricultores y pescadores, debiendo estos últimos tener cierta importancia debido a la reiterativa presencia de figuras asociadas al mar halladas en diversos objetos rituales. Lamentablemente los restos de aldeas de gente común de esta época no se han conservado.

La gran pirámide es escalonada y tiene forma alargada, orientada de Suroeste a Noreste, su superficie está ocupada por patios con estructuras escalonadas pintados de amarillo, se accede a cada nivel superior mediante rampas en forma de zigzag y pasadizos. Debido a la costumbre de remodelar constantemente el edificio, muchos muros y otros elementos arquitectónicos fueron destruidos por los constructores antes de los trabajos para la nueva arquitectura, lo que dificulta un poco la interpretación acerca del manejo del espacio.

La pirámide debió ser el edificio principal del sitio, desde donde se dominaba el paisaje y se podía controlar la población pero, además de ello, su función religiosa fue la principal. Los espacios públicos pintados de amarillo congregaron personas de importancia que, probablemente, participaban de ceremonias para estrechar los lazos de cohesión y rendir culto a los antepasados y a las divinidades adoradas por ellos. En el extremo Sur se han encontrado zonas de enterramiento de personajes de la elite Lima, tanto adultos como niños.

Durante la ocupación de la Cultura Huari las partes más altas de la pirámide fueron destruidas y convertidas en un cementerio de élite.

Se han definido tres actividades rituales que se realizan antes o durante el transcurso de la remodelación de la arquitectura: sacrificios humanos, rompimiento de vasijas y banquetes rituales. Estos se llevaban a cabo de manera más o menos simultánea y parecen tratarse de ceremonias de agradecimiento a las divinidades.

Los restos humanos hallados en medio de los rellenos o sobre los pisos cubiertos consisten mayoritariamente en mujeres jóvenes. También se sacrificaban varones y niños, pero en cantidad mucho menor. Los análisis antropológicos revelan gran violencia en la muerte. Los cuerpos fueron colocados entre el relleno apenas envueltos en sencillas telas, sin ofrendas de ningún tipo.

Es constante también la presencia de restos de vasijas rotas en contextos similares a los de los cuerpos humanos descritos. Se interpreta esto como ceremonias de rompimiento de vasijas similares a las realizadas en la costa y sierra sur durante el horizonte medio. Se trata de vasijas de gran tamaño con compleja decoración de temas marinos.

Se encuentra también restos de alimentos y vasijas de uso doméstico rotas asociadas a rampas y pasadizos, lo que se interpreta como restos de banquetes donde predominaban los alimentos de origen marino, sobresaliendo entre ellos, por su valor ideológico y volumen de carne aportado, el tiburón. La mayor parte de las vasijas halladas en estos contextos son para cocer alimentos y para servirlos.

El sitio es investigado, conservado y restaurado desde 1981 por el equipo multidisciplinario de la doctora Isabel Flores Espinoza en el marco de un convenio de cooperación interinstitucional entre la Municipalidad de Miraflores y el Ministerio de Cultura. Se encuentra protegido por las leyes de protección del patrimonio cultural y es uno de los principales atractivos turísticos de Lima atrayendo a miles de visitantes al año. En 1984 se inauguró una pequeña sala de exposiciones que permite exhibir los principales hallazgos realizados en el sitio. Un circuito turístico permite recorrer el sitio. El ingreso se cobra y hay atención de guiados en español, inglés, japonés y francés.

La tercera parte de la pirámide y la integridad de la parte baja están acondicionadas con un circuito turístico que permite conocer de cerca los diversos espacios usados cuando el sitio fue un centro ceremonial. En algunos recintos y patios se han habilitado recreaciones a tamaño natural de pobladores de la cultura Lima realizando diversas actividades (fabricación de adobes, ceremonias, etc.) así como de tumbas de la cultura Huari, acompañadas de fotografías del proceso de excavación; esto permite un entendimiento más claro del pasado del sitio. Recientemente se inauguró la recreación de un ritual de ofrendas de la cultura Ychsma donde se aprecia a personajes de pueblo en actividades rituales. Asimismo, el visitante tiene la oportunidad de observar a los arqueólogos trabajando pues las zonas intervenidas no se ocultan al público. No se busca sólo mostrar el pasado del sitio sino cómo este se recupera mediante la paciente labor de los arqueólogos y conservadores.

El sitio cuenta con una pequeña sala de exposiciones, inaugurada en 1984, en la que se muestra parte de los hallazgos realizados en el sitio. La mayor parte de los objetos corresponden a la cultura Lima, resaltando los cántaros ceremoniales, ofrendas mortuorias en miniatura, esculturas en cerámica de tiburones e implementos usados en los sacrificios. Una muestra de textiles polícromos bien conservados de la cultura Huari complementa la exhibición de algunas ofrendas halladas en las tumbas. Todo esto se complementa con infografías, recreaciones y fotografías acompañadas de textos cortos en un lenguaje claro y sencillo.

Se considera un objetivo importante mostrar que aspectos de las culturas antiguas que habitaron Pucllana permanecen en la actualidad, esto se logra mostrando como las plantas y animales que se cultivaron y criaron en ese tiempo son parte importante de la vida de un limeño o peruano actual aún. Diversas plantas como maíz, pacae, guayaba, tuna, tara, guarango, etc. se exhiben junto a camélidos sudamericanos, patos criollos o joke en lengua muchik, cuyes y perros peruanos sin pelo. Estos cánidos son ahora Patrimonio Cultural de la Nación, pero en Huaca Pucllana han sido criados desde antes de esto, constituyendo un sitio pionero en la conservación y revaloración de esta especie nativa.

El sitio cuenta con una sala de exhibición y venta de artesanías elaboradas en diversos materiales como fibra vegetal, mates, cerámica, madera y metales, así como productos elaborados con alimentos nativos. Cada fin de semana hay exhibiciones y demostraciones artesanales en las que se puede interactuar con los artesanos. Los productos son decorados con motivos que aparecen en los objetos hallados en las excavaciones.

* APOLIN, José y Pedro VARGAS N.




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